Horas de alta tensión política se están viviendo en Estados Unidos.

En la mañana de este miércoles está previsto que se vote en la Cámara de Representantes el inicio del juicio político contra el presidente Donald Trump, a quien se acusa de “incitación a la insurrección” por los hechos de violencia ocurridos el 6 de enero en la sede del Congreso, en Washington, episodios que les costaron la vida a cinco personas.

La votación ‒que será aprobada, ya que los demócratas cuentan con una amplia mayoría en la cámara baja‒ se dará luego de que el vicepresidente Mike Pence, como era previsible, no accediera este martes a implementar la enmienda 25 de la Constitución estadounidense, por la cual se puede inhabilitar al presidente por incapacidad.

Así, como lo habían anunciado, los demócratas seguirán adelante con su idea del juicio político contra Trump. Si bien al líder republicano sólo le queda una semana al frente del gobierno, por lo que los tiempos para completar los trámites de su eventual destitución no podrán cumplirse, los demócratas, que cuentan con el apoyo de algunos legisladores republicanos, seguirán adelante con su iniciativa pensando en el futuro. La Constitución estadounidense estipula que una persona que haya sido objeto de un juicio político en dos ocasiones no puede volver a ocupar un cargo público, lo que terminaría con la carrera política de Trump, de 74 años de edad.

Este martes, en su primera aparición pública desde los inéditos sucesos en el Capitolio, Trump rechazó haber sido responsable de los episodios de violencia que se registraron luego de su discurso ante miles de simpatizantes, a quienes alentó a marchar hacia el Congreso con el mensaje de que le robaron la reelección. Durante un contacto con medios de prensa antes de emprender un vuelo a la zona límitrofe con México, donde iría a supervisar las obras de construcción del muro fronterizo –del que durante su administración se hicieron poco más de 700 kilómetros– Trump expresó que su discurso fue “totalmente apropiado”. Además, de acuerdo a lo que informó la agencia Associated Press, el mandatario consideró “absolutamente ridícula” la presentación de un juicio político en su contra tras la toma del Capitolio por sus seguidores, y dijo que esta acción legislativa impulsada por los demócratas está causando “una inmensa ira” entre sus partidarios. El presidente expresó que la acusación realizada contra él en el Congreso se trata de una “continuación de la mayor caza de brujas en la historia de la política” y a la vez dejó en claro que no quería “ninguna violencia”.

Quitándoles relevancia a los hechos ocurridos en el Capitolio, Trump afirmó que las protestas por la justicia racial ocurridas durante el pasado verano boreal son “el verdadero problema”.

“Si se repasa lo que dijeron otras personas, políticos de alto nivel sobre los disturbios durante el verano, los horribles disturbios en Portland y Seattle y varios otros lugares, ese fue un problema real”, afirmó Trump.

Además de lo que está pasando a nivel legislativo, otro hecho que suma preocupación a la escena política estadounidense es una advertencia realizada en las últimas horas por la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés), que reveló que los seguidores de Trump podrían llevar a cabo protestas armadas en diferentes lugares de Estados Unidos en los días previos a la asunción presidencial de Joe Biden e incluso el día del evento, que no contará con la presencia de Trump.

De acuerdo a lo que informó el FBI, hay informes que indican que grupos armados planean reunirse en las sedes de los órganos legislativos de los 50 estados del país y en particular en Washington DC.

Los responsables de seguridad tienen como misión evitar que vuelvan a darse las fallas que permitieron que varias decenas de seguidores de Trump entraran violentamente en la sede del Congreso para impedir que los legisladores de ambas cámaras certificaran la victoria de Biden en las elecciones celebradas el 3 de noviembre.

Medios estadounidenses aseguran que las fuerzas de seguridad se preparan para posibles estallidos adicionales de violencia en todo el país en los días que faltan hasta que Biden se convierta en presidente.

Desde plataformas digitales utilizadas por simpatizantes de Trump y grupos de extrema derecha se convocó a varias protestas en diferentes fechas, incluidas manifestaciones armadas en ciudades en todo el país el 17 de enero y una marcha en Washington el día de la asunción de Biden, de 78 años de edad.

Un informe interno del FBI, al que accedieron la cadena ABC y otros medios en Estados Unidos, advirtió que un grupo está llamando a sus seguidores a asaltar las sedes de tribunales federales, estatales y locales en todo el país. Los departamentos locales de Policía recibieron indicaciones de las agencias federales para que refuercen las medidas de seguridad en torno a las sedes de los legislativos de los estados tras los recientes episodios de violencia.

La agencia Reuters citó a un responsable federal de seguridad que dijo que las advertencias del FBI se mantienen para todas las capitales de los estados del 16 al 20 de enero.

Aunque en los últimos días la atención se centró exclusivamente en lo ocurrido en la sede del Congreso en Washington, se informó que además ocurrieron incidentes similares, aunque de menor escala, en otros puntos del país.

Los preparativos para el acto de asunción de Biden están siendo revisados para intentar restringir al mínimo la presencia de público, teniendo en cuenta, además de eventuales hechos de violencia, las medidas de prevención para evitar la propagación del coronavirus. Tras las clamorosas fallas de seguridad de la semana pasada, Washington ha blindado sus instituciones con un amplio perímetro de seguridad y con la presencia de más de 6.000 efectivos pertenecientes a la Guardia Nacional, un contingente que se elevará hasta 15.000 el día de la toma de poder de Biden.

En sintonía con estas medidas de seguridad, la alcaldesa de Washington DC, la demócrata Muriel Bowser, volvió a expresar públicamente que pretende que no se acerquen visitantes a la ciudad el día de la asunción, más allá de los que necesariamente deben hacerse presentes por cuestiones de protocolo.