Donald Trump deja este miércoles el gobierno con un juicio político en su contra, una serie de renuncias en su gabinete y su liderazgo cuestionado incluso por dirigentes que fueron sus aliados en el Partido Republicano, el Congreso y los gobiernos de los estados. Este martes, en el Senado, el líder de la bancada republicana, Mitch McConnell, quien fue un sólido defensor del presidente y sus políticas, terminó de distanciarse y lo responsabilizó por el asalto al Congreso del 6 de enero. Ese día, Trump llamó a sus partidarios a ir al Capitolio y “demostrar su fuerza”.

“La turba [que entró al Capitolio] fue alimentada con mentiras. Fueron provocados por el presidente y por otras personas poderosas”, dijo McConnell al Senado, que es el órgano encargado de emitir un fallo en el impeachment. “La última vez que estuvo reunido el Senado acabábamos de recuperar el Capitolio de los criminales violentos que intentaron impedir que el Congreso cumpliera con nuestro deber”, recordó. En aquella sesión de las dos cámaras se debía ratificar la elección de Biden como presidente.

Este miércoles, cuando Biden asuma la presidencia, a las 14.00 de Uruguay, Trump no estará presente en la ceremonia. Sí asistirán los integrantes de la Suprema Corte, la mayoría de los diputados y senadores, y los ex presidentes Barack Obama, George W Bush y Bill Clinton. Pero Trump dejará la Casa Blanca durante la mañana y se dirigirá a su mansión en Palm Beach, Florida, según dijo en un video de despedida en que afirmó que “rezará” por el nuevo gobierno.

En ese discurso grabado, Trump se declaró “orgulloso de ser el primer presidente en décadas que no ha comenzado nuevas guerras”, y afirmó: “Estamos trayendo de vuelta a casa a nuestros soldados”. En su balance, Trump destacó también: “Revitalizamos nuestras alianzas e impulsamos a las naciones del mundo a plantar cara a China como nunca antes”.

Una de las últimas medidas del gobierno de Trump fue la de calificar de genocidio la represión de China contra la minoría uigur, lo que puede abrir paso a sanciones contra ese gobierno. Otras dos decisiones del Ejecutivo estadounidense conocidas este martes fueron la de recurrir el fallo de la Justicia británica que impidió la extradición de Julian Assange, el fundador de Wikileaks, y la de emitir nuevas sanciones contra Venezuela. En este caso fueron dispuestas contra una supuesta red liderada por un empresario colombiano, Alex Saab, para vender petróleo venezolano evadiendo prohibiciones que Washington había dispuesto a PDVSA en 2019. Para el gobierno estadounidense, Saab es testaferro del Ejecutivo venezolano.

Miembros de la Guardia Nacional patrullan las calles de Washington, el día previo a la toma de posesión de Joe Biden.

Miembros de la Guardia Nacional patrullan las calles de Washington, el día previo a la toma de posesión de Joe Biden.

Foto: Spencer Platt, AFP

Militares extremistas

La seguridad en la ceremonia de asunción se reforzó tomando en cuenta lo ocurrido en el Capitolio, y esto motivó un enorme despliegue que involucra a 25.000 militares de la Guardia Nacional. Varios medios estadounidenses, entre ellos The New York Times, informaron este martes, citando fuentes del Pentágono, que dos o más militares que iban a participar en este operativo fueron apartados de esa tarea porque mantienen vínculos con milicias de extrema derecha. Informaron también que esos soldados habían publicado o enviado mensajes y comentarios que no eran adecuados para alguien que se ocupaba de esa tarea. En total una docena fue excluida de la ceremonia, aunque no todos por el mismo motivo.

El Departamento de Defensa había comunicado que el FBI investigaría ese tipo de vínculos en aquellos funcionarios que trabajaran en el operativo, y en particular en el caso de los que se encuentren más cerca de Biden y de la vicepresidenta electa, Kamala Harris, que asumirá poco antes que él, a las 13.55. Los actos por el cambio de gobierno comenzarán a las 12.00, y continuarán durante gran parte del día.

Según difundieron los asesores de Biden, en su primer discurso como presidente hablará sobre la necesidad de unir al país, “a todos los estadounidenses”, en un momento de crisis. La situación en que el dirigente del Partido Demócrata encuentra a Estados Unidos es crítica por la división política, pero también por la crisis sanitaria y sus consecuencias económicas. Este martes su país, el más afectado por la epidemia de covid-19, superó los 400.000 muertos y encabeza también el número absoluto de contagios, con 24 millones de casos positivos. Este martes Biden y Harris rindieron homenaje en el monumento a Lincoln a quienes murieron por esta enfermedad.

Otra crisis ya instalada en Estados Unidos es la que afecta a millones de inmigrantes sin documentos. Este miércoles Biden enviará al Congreso una reforma migratoria que abre camino para que un millón de personas acceda a la ciudadanía y otros diez millones puedan hacer lo mismo en el transcurso de ocho años. La iniciativa, además, amplía el asilo y refuerza la seguridad en la frontera, un asunto que para Trump fue central y que prometió resolver con un muro pagado por México.