Estados Unidos tendrá este martes unas elecciones que centran la atención nacional y que son cruciales para Joe Biden, que comenzará su mandato el 20 de enero. De la votación en el estado de Georgia depende que sea el Partido Demócrata o el Republicano el que cuente con mayoría en el Senado en los primeros años de la nueva administración.

El sistema electoral estadounidense determina que cada estado tenga dos senadores. Son electos por un período de seis años, y cada dos años se renueva un tercio de la cámara. Así se hizo el 3 de noviembre, cuando estaban en juego 34 de los 100 escaños del Senado, junto a la elección presidencial.

En el caso de Georgia, ese día se elegía a los titulares de las dos bancas en el Senado. Una era la de David Perdue, que terminó sus seis años de mandato, y la otra, de Johnny Isakson, que renunció a fines de 2019 y desde entonces fue reemplazado por Kelly Loeffler. Los tres son republicanos.

Las reglas electorales de Georgia establecen que un candidato a senador obtiene la banca en primera vuelta únicamente si reúne más de 50% de los votos, y como ninguno de los candidatos logró esa mayoría el 3 de noviembre, las dos bancas se definirán en la segunda vuelta que se realizará este martes.

En uno de estos balotajes compiten Perdue, un político y empresario de 70 años que se postuló a la reelección y es aliado político del presidente Trump, y el demócrata Jon Ossoff, de 33 años, cuya candidatura fue impulsada por el militante por los derechos civiles John Lewis.

Por la otra banca también compite quien la ocupa actualmente, Kelly Loeffler, de 50 años, que proviene del mundo empresarial –trabajó como ejecutiva para Toyota y Citibank– y que ha sido una de las voces más prominentes en contra del movimiento Black Lives Matter. El candidato demócrata que pasó a segunda vuelta en la disputa por esta banca es Raphael Warnock, de 51 años, afroestadounidense y pastor de la Iglesia Bautista Ebenezer, la misma en la que predicó Martin Luther King. En este estado, más de 30% de la población es afrodescendiente, y fueron esos votantes y los de origen latinoamericano los que determinaron la victoria de Biden en Georgia en las elecciones presidenciales.

27% del padrón electoral ya había votado por anticipado el 29 de diciembre en las elecciones de Georgia al Senado.

Por otra parte, la militancia política de Warnock comenzó en la defensa de un sistema de salud accesible, un tema que por décadas ha sido un emblema de los demócratas. Aunque el dirigente está alineado con el ala más moderada de ese partido, la dirigencia republicana más cercana a Trump insiste en presentarlo como un exponente de la izquierda radical.

¿Quién controla el Senado?

Desde tiempos de Barack Obama, en 2014, el Senado estadounidense está bajo control de los republicanos, una situación que puede cambiar con las elecciones de este martes. Sin contar los escaños de Georgia, los republicanos tienen ya 50 senadores, los demócratas tienen 46 y hay otras dos bancas que corresponden a independientes que suelen votar junto a este último partido (Bernie Sanders y Angus King).

Si los demócratas consiguieran las dos bancas en juego, en los hechos los dos grandes partidos tendrían 50 escaños cada uno, por lo que, en caso de empate, la vicepresidenta Kamala Harris sería la que definiría las votaciones.

2,3 millones de votantes ya participaron, y la cifra supera al total de personas que emitió el voto en la última segunda vuelta en Georgia, en el año 2008.

La mayoría, aunque sea mínima en el Senado, le facilita a un partido aprobar leyes, el presupuesto, designar jueces federales o altos cargos de gobierno. También le permite llevar adelante investigaciones parlamentarias o procesos de impeachment como el que enfrentó Trump, que naufragó en esa cámara gracias a que los republicanos tenían la mayoría, con 52 bancas.

Si bien Georgia no tiene un senador demócrata desde 2005, en las presidenciales de noviembre los votantes se volcaron hacia los demócratas por primera vez desde 1992, y la fórmula Biden-Harris fue la más votada. Durante un acto de campaña, la vicepresidenta electa les dijo a sus seguidores: “2020 no termina hasta el 5 de enero”. Esto también lo tienen presente Biden, Trump y otros de los principales dirigentes de los dos grandes partidos políticos estadounidenses, que en los últimos días hicieron campaña para la votación de este martes, en la que está en juego mucho más que dos bancas.