Previo a dar entrada al proyecto de ley de Rendición de Cuentas, la Cámara de Diputados abrió este martes un breve debate sobre si deberían seguir premiando con un arma de reglamento a los cadetes que logren el mayor promedio de aptitud militar o policial en las escuelas Militar, Naval, Militar Aeronáutica y de Policía, como se hace desde 1998. El pedido de revisión llegó de la mano del presidente de la Cámara, el frenteamplista Alfredo Fratti, que entiende que no corresponde al Parlamento entregar armas de fuego.
La primera discusión se dio en la Comisión de Asuntos Internos, en la que el pedido de cambiar el premio no fue acompañado por los diputados de la coalición oficialista, y por eso se votó una moción de “grave y urgente” para justificar el voto en la cámara.
En su intervención, Fratti explicó que el premio consiste en un volumen de la Constitución de la República, el arma de reglamento y un diploma de parte de Diputados. Para Fratti el premio es de recibo y comparte la necesidad de la distinción “a quienes van a ser depositarios del arma de nuestra patria”, pero no concuerda con que un reconocimiento al “honor” sea a través de armas de fuego.
Fratti propone, con base en conversaciones que tuvo con exmilitares, que se sustituya el arma por un espadín, como el que deben usar en todos los actos protocolares y desfiles: “Eso tiene que ver con el honor. Nos parece absolutamente anacrónico para los tiempos que vivimos regalar un arma de reglamento. Cuando me recibo de veterinario, no me regalan una jeringa; al maestro, cuando se recibe, no le regalan una tiza y un pizarrón, le regalan un anillo, porque es un tema de honor”.
“El argumento que me han dado es que ganan poco los cadetes. O levantamos el sueldo o les damos el arma, porque el arma se la tiene que dar la República, no comprar de su bolsillo. No le podemos pedir, como antaño, a la Policía que te cuide y se compre el arma, por eso hoy la Policía les da el arma; deberíamos hacer lo mismo con los militares”, expuso Fratti, y agregó: “Entreverar los tantos y que una cuestión de honor se transforme en una cuestión económica no tiene sentido, desde mi punto de vista, y no está sujeto a decoro”.
El presidente de la cámara subrayó que el jefe de la Casa Militar General indicó el tipo de arma, el costo y la empresa a la que se le debe comprar el arma. “Es decir, estoy siendo mandatado por el general de la Casa Militar a comprar la marca y en ese lugar; me parece absolutamente improcedente”. De todas formas, aseguró que “este presidente saldrá a recorrer todas las casas que venden armas a ver cuál nos hace mejor precio, para cumplir un acto que debería ser de honor y se transforma en una contribución económica”.
El diputado César Vega, del Partido Ecologista Radical Intransigente, también argumentó a favor del cambio, y exclamó: “¿Dónde se ha visto, carajo, que se le diga dónde tiene que comprar las armas? Un día tiene que empezar a cambiar las cosas, el Parlamento Nacional no puede regalar armas, no se puede dedicar a fomentar estas cosas; tiene que reconocer el honor de todos los que quieren servir a la patria, no de algunos, pero en todo caso nunca regalando armas de fuego. Sí un sable, como el que está portando el prócer”.
“Que desastre que el Parlamento Nacional no esté viendo lo que está sucediendo en nuestras calles, ¿qué clase de ejemplo estamos dando cuando regalamos armas a la gente que dice que va a defender a nuestra patria con esa arma, pero que también en alguna oportunidad con la misma ha terminado haciendo lo contrario?”, dijo Vega en su argumentación.
A favor del premio
El diputado nacionalista Juan Rodríguez argumentó su voto en contra al cambio de la normativa por cuestiones “de forma y fondo”. Por un lado, porque entendió que la sesión era sólo para ingresar el proyecto de Rendición de Cuentas, y por otro, porque la resolución original fue aprobada por todos los partidos políticos.
Según contó Rodríguez, al consultar a los legisladores que habían votado en 1998 le dijeron que era necesario entregar un premio y que la sugerencia de las escuelas fue un arma porque “de la mano de la Constitución se le entregaba el instrumento para defenderla y eso es un simbolismo, y porque en ese entonces los demás premios eran lapiceras y medallas, que para el cadete no terminan teniendo ninguno efecto útil”.
Por su parte, el diputado colorado Ope Pasquet dijo que entiende “acertado el premio” y que no sólo simboliza el honor, sino “la misión que el cadete va a cumplir, que es servir a la República a través del uso de las armas”. “Me parece bien retener el premio, y modificarlo sería una señal incomprensible en momentos en los que le pedimos a la Policía que enfrente una delincuencia cada vez más violenta. Le damos las armas para que defiendan el orden jurídico”.