“Que el presidente se vea obligado a vetar una ley sobre una cuestión de la mayor trascendencia nacional, no es algo baladí”. Con estas palabras, el secretario general del Partido Colorado y uno de los principales articuladores de la coalición, Julio María Sanguinetti, puso de manifiesto la relevancia del episodio del veto de la ley forestal propuesta por Cabildo Abierto (CA), ejecutado por el presidente, Luis Lacalle Pou, el jueves 16, sólo un día después de que la iniciativa fue sancionada por el Senado con el apoyo del Frente Amplio (FA).
Aunque en una conferencia que brindó el mismo jueves Lacalle Pou dijo que tiende a “desdramatizar” el asunto, manifestaciones públicas de los referentes de la coalición parecen ir en sentido contrario, y politólogos consultados por la diaria coincidieron en que el primer veto del período marcó un antes y un después en el transcurso del gobierno. No obstante, hay diferentes interpretaciones sobre el alcance de este episodio y sobre las posibles repercusiones para sus protagonistas: el presidente, CA y el FA.
Lacalle Pou anunció que vetaría la norma, en caso de aprobarse, un año atrás, luego de su aprobación en la cámara baja, y pocos días antes de su votación en el Senado presentó un decreto para regular la actividad forestal, con la intención expresa de disuadir a sus socios cabildantes de seguir adelante con el proyecto. ¿Qué motivó al partido de Guido Manini Ríos a llegar hasta las últimas consecuencias? ¿Quién sale perdiendo y quién sale ganando de este capítulo?
Tensión en la coalición
Para Adolfo Garcé, doctor en Ciencia Política y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, la alianza de CA con la oposición por este proyecto “tiene un fundamento programático” que los acerca, y no es sencillamente “una pose”, y destacó que programáticamente el FA y CA tienen puntos de vista similares en materia de política económica. No obstante, señaló que también hay un componente vinculado a la necesidad de CA de “marcar distancia” y “subrayar sus diferencias con los demás socios de la coalición” para “que su perfil quede claro frente a la opinión pública”. El resultado de este combo “evidentemente genera tensión en la coalición, y puede afectar en alguna medida las relaciones de confianza” a la interna.
Eduardo Bottinelli, magíster en Sociología y director de la consultora Factum, también consideró que no es sólo la necesidad de “perfilismo” lo que motivó a CA en este caso, sino que “hay diferencias ideológicas profundas” en la coalición, que “tarde o temprano se iban a reflejar en el accionar político y parlamentario”. “El veto del presidente responde a concepciones ideológicas y a la defensa de determinadas posiciones que entendía que la ley afectaba. También quedó de alguna forma comprometido a vetar la ley desde el momento en que anunció que la vetaría, y al no haber modificaciones en el Senado, no había margen para no vetar”, analizó.
Para Victoria Gadea, politóloga y consultora en comunicación estratégica y política, el episodio “demuestra que hay un conflicto dentro de la coalición multicolor que ha llegado a un tono y un volumen muy altos”. “Ha sido como una escalada en la que cada uno de los actores, tanto Manini como Lacalle Pou, han ido, paso a paso, mostrando que están dispuestos a ir por más, y los dos estuvieron dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias”, reflexionó. A su entender, lo que calificó como un “pequeño quiebre” dentro de la coalición de gobierno “también era esperable, porque los incentivos de CA para 2024 están puestos en poder marcar perfil”.
Pese a lo anterior, Gadea dijo a la diaria que no se animaría a hablar de “resquebrajamiento” de la coalición porque “también puede ser una estrategia muy hábil para polarizar a la interna” y así “poder captar un electorado mayor, algo que el FA hizo de manera muy hábil durante sus 15 años de gobierno”. También aventuró que no cree en un “posible quiebre 100% de la coalición, porque a ninguno de los actores le sirve jugar sólo de cara a 2024”.
Por otro lado, sostuvo que no es esperable que recaigan sobre el presidente “costos mayores”: “Creo que el presidente está muy seguro de estas acciones que toma, sobre todo por el nivel de aprobación que tiene a nivel general, tanto su gobierno como su figura. No suelen ser altos los costos [del veto], y esta tampoco era una ley que fuera muy popular, como sí lo fue el aborto legal en su momento”, aseguró, en referencia al veto de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, a manos del expresidente Tabaré Vázquez, en 2008.
Un paso en falso
De la tríada Lacalle-FA-CA, Garcé consideró que el actor que podría salir más perjudicado de este suceso es CA, que, según su parecer, dio “un paso en falso” al llevar la iniciativa hasta las últimas consecuencias. “Yo tengo mis serias dudas sobre si esto le hace bien a CA. Obviamente, si lo hace es porque cree que le conviene, porque interpreta que esta estrategia de diferenciarse y hasta llegar a votar con el FA en el Parlamento lo puede beneficiar. Yo creo que no es así, creo que dieron un paso en falso”, observó el politólogo. Garcé afirmó que al alinearse con la oposición y llevar al mandatario a ejecutar el veto, CA “cruzó la línea”.
Garcé también opinó que al electorado de la coalición “no le puede caer bien” esta decisión, y que de esta forma “pierde más de lo que gana”. “¿Cuántos son esos pequeños productores que votan a CA? Todo lo que aporte debilidad y fragilidad, todo lo que sea resquebrajar a la coalición es mal visto por el elector de la coalición, que sólo quiere que sobreviva”, apuntó.
El politólogo Diego Luján, en tanto, señaló que si bien CA “desde el inicio de la coalición multicolor ha mostrado ser el socio con menos affectio societatis [voluntad de asociarse], y ha tenido varias instancias en las que se despegó del resto de manera más o menos explícita”, en este caso “avanzó un paso más” y llevó adelante “una demostración de fuerza, probablemente por primera vez en lo que va del período”. “En general, ha sido el socio más díscolo de la coalición, sin llegar por eso a ser un socio problemático. En este caso avanzó un paso más, porque no se quedó simplemente en una situación de declaraciones, sino que ya hay un resultado político material, que es haber aprobado una ley con el FA, claramente y anunciadamente en contra de las preferencias del Poder Ejecutivo y del resto de los socios de la coalición”.
El FA: ¿cuña o contradicción?
En su última columna del Correo de los Viernes, Sanguinetti afirmó que la ley forestal nació “con el voto de Cabildo Abierto y el oportunismo del Frente Amplio que, al advertir la fractura oficialista, se introdujo en ella con verdadero cinismo”. ¿Es una victoria de la oposición el haber profundizado las diferencias en la coalición? Gadea opinó lo contrario, y consideró que “quien paga más costos por todo este proceso es el FA”. Indicó que mientras “en el corto plazo es el actor que logra quebrar a la coalición y demostrar que hay diferencias”, también “decide acordar con el actor que se encuentra en las antípodas ideológicas. ¿Cómo le explica al electorado ahora que quiere tirar abajo un conjunto de artículos propuestos por este gobierno, cuando ellos acuerdan con el que, para ellos, es el peor socio de la coalición?”, inquirió.
Por el contrario, para Luján, la alianza puntual de la oposición con CA contra el resto de la coalición “es un resultado para mostrar” para el FA, y es parte de un proceso de “revitalización” de la coalición de izquierda, que comenzó con la recolección de las 800.000 firmas para llevar a referéndum la LUC. “El FA, que ha tenido muchos problemas en el primer año de la gestión de la coalición para lograr resultados visibles, encuentra la oportunidad de tener un resultado para mostrar”, planteó, y señaló como otro hecho en esta línea la elección interna, de la que “presumiblemente va a salir fortalecido”.
Para Garcé no es ni uno ni otro: “Por un lado es una cuña, pero por otro lado se desdice. Es una cuña, porque contribuye a generar ruido dentro de la coalición, pero, por otro, deja al FA en una posición incómoda, porque teniendo mayoría parlamentaria durante 15 años no votó una ley de este tipo”, matizó. En ese sentido, afirmó que el FA efectivamente contribuyó a generarle “un problema a la coalición, pero también se generó un problema frente al espejo”. “Quizá genere desconcierto en algunos sectores del electorado, porque CA era el demonio en 2019. Algunos frenteamplistas se rascarán la cabeza”, meditó.
Por su parte, Bottinelli manifestó que el episodio “supone una discusión interna en el FA” respecto de “a qué juega en su rol de oposición”. “Una opción es jugar a que la coalición es todo lo mismo y el FA lo distinto; otra es generar grietas en la coalición. Hasta ahora ha jugado un poco hacia cada posición estratégica y no con un camino único”, apuntó. Con esta jugada, indicó, “ha generado un hecho dentro de la coalición”, pero su alcance “dependerá de si se mantiene una división en la coalición o se le baja el perfil”, opinó.