A casi un año del inicio de la nueva administración, en Ancap llegó la hora de definir el futuro del negocio del pórtland, un área en la que se han registrado pérdidas en los últimos años y que ha enfrentado a las autoridades con el sindicato. La empresa estatal manejó en el diálogo con la Federación Ancap (Fancap) tres escenarios para el futuro de la planta de producción de Paysandú, donde trabajan unas 200 personas, y “ninguno contempla” mantener la unidad “en la órbita estatal”, dijo a la diaria el dirigente Gerardo Rodríguez.

Meses atrás, se conformó una comisión integrada por técnicos de Ancap y la Coordinadora de Sindicatos, integrada por Fancap y por el Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (Sunca), ya que una parte de los trabajadores del pórtland son funcionarios públicos y otros están en la órbita privada dentro de la subsidiaria Cementos del Plata. Allí se analizaron distintos aspectos del mercado, escenarios futuros para el negocio del pórtland y posibles reestructuras en la operativa actual.

Ancap cuenta con dos plantas de producción de pórtland, en Minas y Paysandú, y una tercera en Manga, centrada en aspectos logísticos. Además del pórtland que comercializa Cementos del Plata, en el mercado local operan la firma Cementos Artigas, de capitales españoles y brasileños, y Cimsa SA, que tiene como accionistas a Diego Godín y Diego Lugano. Pero en Treinta y Tres está cerca de culminarse la construcción de la cementera Cielo Azul, que será la planta más grande del país, con una inversión mayor a 100 millones de dólares y una producción prevista de 600.000 toneladas al año –con miras a exportar hacia Brasil–.

Según los últimos datos disponibles en el sitio web de la Cámara de Industrias del Uruguay, que informa sobre las ventas en el mercado de cementos, en el tercer trimestre de 2020 se comercializaron 238.000 toneladas, 25,5% más en la comparación interanual, y el segundo mayor registro trimestral en el último quinquenio. Del total, 14,5% tuvo como destino la exportación –en su mayoría a Paraguay– y el resto fue para abastecer el mercado interno.

Estos y otros aspectos estuvieron dentro del análisis realizado en el ámbito de diálogo, y la principal diferencia entre Ancap y los trabajadores se refiere a la viabilidad futura del negocio del pórtland: para las autoridades la inversión necesaria en la planta de Paysandú no sería redituable y por eso estudian alternativas, mientras que el sindicato cree que hay posibilidades de colocar la producción en el mercado argentino.

El Consejo Federal de Fancap se reunió la semana pasada y emitió una resolución en la que evalúa “positivamente la disposición de las autoridades de Ancap a compartir información relevante sobre la realidad de la industria cementera”, pero aclara que “dicho trabajo de exploración y análisis ha llegado a su fin con diferentes conclusiones”.

Según el sindicato, en Ancap conviven “mandos medios comprometidos con el objetivo de realizar las inversiones imprescindibles para mantener las tres plantas de cemento abiertas y en la órbita estatal”, con “cuadros gerenciales que tienen una firme posición preestablecida a favor de finalizar la gestión de la planta de pórtland en Paysandú”. Entienden que hay “una decisión política” del gobierno en ese sentido, y que el directorio de Ancap procederá a realizar “una asociación con privados”.

González, dirigente de Fancap, explicó que el ente tenía tres escenarios: “Hacer las inversiones necesarias en la planta de Minas y cerrar Paysandú; continuar como hasta ahora; o un tercer camino, que creemos es el que se va a transitar, que es hacer una licitación para que un privado asuma la gestión de la planta de Paysandú”. En ese caso, el Estado firmaría un contrato para vender la piedra caliza –materia prima para la producción de cal– y que el inversor privado se encargue de las inversiones necesarias en infraestructura.

Entre esas inversiones, aparece la puesta en funcionamiento de un horno cementero comprado por 80 millones de dólares por Ancap durante la presidencia de Raúl Sendic (2010-2013), que generó polémica porque varios años después aún sigue sin instalarse. Las proyecciones de la empresa indican que se requiere una inversión superior a los 120 millones de dólares para ponerlo en marcha, y Fancap entiende que es una apuesta viable “para desarrollar la industria, que tiene posibilidades financieras de retorno a 20 años”.

“Los estudios de mercados muestran que hay una oportunidad en el mercado argentino de la mesopotamia [región que abarca las provincias de Misiones, Corrientes y Entre Ríos]. Dentro de la estructura del negocio del pórtland la logística y el transporte, es muy importante” y no hay plantas en Argentina que puedan abastecer a esa zona, señaló el dirigente sindical. Esto sumado, “al déficit de vivienda e infraestructura” constatado en Uruguay, abre oportunidades para la industria del pórtland, y “si se piensa que puede venir un actor privado, instalar el horno y lograr una renta, nos reafirma que lo debería hacer el Estado”, añadió.

La dirección de Ancap tiene la visión opuesta. En octubre el presidente del ente, Alejandro Stipanicic, participó en una charla organizada por Fancap y transmitió a los trabajadores que “no es aceptable no hacer nada” respecto del pórtland. “Podemos cerrar o invertir”, sostuvo y señaló: “Si no tomamos una decisión será el destino el que decidirá que la planta de Paysandú no puede seguir operando”. Además, matizó los comentarios del sindicato sobre la posibilidad de vender a Argentina y marcó como clave en el futuro la instalación de Cielo Azul.

En tanto, al acudir al Parlamento también en octubre del año pasado, Stipanicic dijo que el negocio del pórtland “ha dado pérdidas en los últimos 20 años” y que el rojo oscila entre ocho y diez millones de dólares anuales. Apuntó que el problema pasa por “los costos de producción de Ancap”, que son “alrededor del doble” que su competencia Cementos Artigas, lo que asoció al “atraso tecnológico” y las “ineficiencias”. En el tercer trimestre de 2020, último balance que publicó la empresa estatal, el pórtland arrojó pérdidas por tres millones de dólares.

A la espera del anuncio de Ancap sobre el futuro del pórtland, el sindicato decidió comenzar en febrero “una ronda de asambleas con paro, para discutir las características de un plan de lucha frente al escenario de privatización o cierre de la planta de Paysandú”. Además, pretende completar el trabajo sobre un cuarto escenario a futuro para la industria y entregarlo al presidente Luis Lacalle Pou, quien en julio, durante una movilización, se acercó a los trabajadores y se comprometió a consultarlos antes de cualquier decisión, recordó González.