Las elecciones del domingo, que dejaron cambios en el Parlamento catalán y repercusiones en la política española, se caracterizaron por una baja participación. Votó sólo 53% del padrón, frente al 79% de las elecciones anteriores, las de 2017.

La organización política más votada fue el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), que se presentaba como la principal opción no independentista. Su candidato fue Salvador Illa, el actual ministro de Salud del gobierno de Pedro Sánchez, que se ocupó de conducir la política española de respuesta al coronavirus hasta el mes pasado. Si bien Illa fue objeto de críticas de la oposición en diversos momentos de la crisis sanitaria, es un dirigente muy valorado en Cataluña, donde fue alcalde y líder del socialismo regional.

Con su postulación, el PSC pasó de los 17 escaños que consiguió en 2017 a 33. También obtuvo 33 bancas en el Parlamento regional, de 135 integrantes, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), el partido que tiene más posibilidades de reunir los apoyos necesarios para gobernar.

En otros períodos, ERC, liderado por Oriol Junqueras, integró gobiernos independentistas encabezados por Junts per Catalunya, el partido del expresidente catalán Carles Puigdemont, que en estas elecciones logró 32 bancas, dos menos que en 2017. Si renuevan esa alianza, ahora liderada por ERC, se acercarán a la mayoría absoluta de 68 diputados, y podrían superarla en una eventual alianza con Candidatura de Unidad Popular (CUP), una organización independentista radical, que en estas elecciones subió de cuatro a nueve diputados.

Sin embargo, el socialista Illa dijo que va a presentar su candidatura a presidente de la Generalitat en la sesión en la que el Parlamento intentará elegir un nuevo gobernante catalán, y que debe ser convocada antes de mediados de marzo. Afirmó que le corresponde hacerlo porque su partido fue el más votado, con unos 50.000 sufragios más que ERC, y agregó que está abierto a negociar con todas las organizaciones políticas, excepto con la ultraderechista Vox.

A su vez, ERC descarta una eventual alianza con los socialistas. “Todo el mundo sabe que es imposible un Govern con el PSC; somos un partido antagónico”, dijo el líder de ERC, Oriol Junqueras, uno de los políticos condenados por hechos relacionados con el referéndum independentista de 2017. El candidato de su partido en estas elecciones, Pere Aragonès, sostiene que es el independentismo el que debe gobernar, porque los partidos que lo representan recibieron más de la mitad de los votos.

“[Es] un mensaje muy claro tanto al Estado español como a la comunidad internacional: Cataluña quiere decidir su futuro y construir su propio Estado”, dijo la portavoz de ERC, Marta Vilalta.

Una de las mayores novedades de esta votación es la gran derrota que sufrió Ciudadanos, un partido que surgió y se hizo fuerte entre los votantes catalanes antes de dar el salto a la política nacional. De los 36 diputados y el primer lugar en votos que obtuvo en 2017, pasó al séptimo puesto con apenas seis diputados. Ante críticas internas por la pérdida de 30 bancas, la líder del partido, Inés Arrimadas, aclaró que no tiene previsto renunciar ni pedir la dimisión de otros dirigentes del sector.

Otro resultado pobre en estas elecciones fue el del Partido Popular (PP), uno de los principales de España, que se consolidó como una fuerza minoritaria en Cataluña al pasar de cuatro bancas a sólo tres. Su dirigencia atribuye este resultado a una “campaña sucia” dirigida contra ese partido y lanzada por la izquierda, e insiste en que no se puede extrapolar a las elecciones españolas. Así lo argumentó, entre otros, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, uno de los principales dirigentes del PP.

Como contraparte de la caída de estos dos partidos de derecha, el ultraderechista Vox entró al Parlamento catalán, en el que no tenía representación, y lo hizo con 11 diputados. Su dirigencia manifestó que los resultados de las elecciones catalanas son “malos para España” y anunció que se plantará como una “oposición total” ante el gobierno que surja de esta votación, ya sea una alianza de independentistas o de partidos de izquierda.

En esta última opción insiste En Comú Podem, que reúne a Cataluña en Común, Podemos y otras organizaciones de izquierda, y que el domingo mantuvo las ocho bancas que obtuvo en 2017. En Comú Podem se manifestó partidaria de que ERC abandone su negativa a aliarse con el PSC y de que se forme un Ejecutivo integrado por distintos partidos de izquierda, similar a la coalición que gobierna España.