Fueron electos en Brasil los presidentes de las cámaras de Senadores y Diputados, dos cargos que son importantes porque, en un Congreso más individualista que partidario, son los que definen qué temas priorizan en la agenda parlamentaria. En particular, era seguida con atención la elección de Diputados, ya que en esa cámara hay decenas de pedidos de juicio político contra Jair Bolsonaro que esperan que el presidente decida su tratamiento.

Sin embargo, los nombres elegidos dejan claro que es muy poco probable, en el escenario actual, que esas solicitudes avancen. Los ganadores fueron dos aliados del presidente: el diputado Arthur Lira y el senador Rodrigo Pacheco. Este último es del partido Demócratas, que se ha fortalecido en las instancias electorales más recientes, en gran parte por la caída de los tradicionales Partido de la Social Democracia Brasileña y Movimiento Democrático Brasileño. Demócratas ocupaba hasta ahora la presidencia de Diputados, de la mano de Rodrigo Maia.

El nuevo presidente de Diputados es un representante del partido Progresistas, uno de los mayores referentes de lo que se conoce en Brasil como el centrão: un grupo de partidos que suelen apoyar al poder de turno y cuyos integrantes suelen manejarse más por intereses o conveniencias particulares o corporativistas que por motivaciones político-partidarias. Así, el centrão apoyó al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva pero también votó a favor del impeachment de Dilma Rousseff y ahora respalda a Bolsonaro.

Las elecciones no sólo brindan tranquilidad a Bolsonaro con respecto al juicio político, sino que también implican la salida de las presidencias de las cámaras de políticos que se han enfrentado al mandatario, que los ha acusado de frenar las reformas gubernamentales. A su vez, el centrão comparte la agenda económica liberal del gobierno y en otras ocasiones ha demostrado que puede negociar su apoyo a iniciativas que no comparte a cambio de que sean impulsadas otras que sí le interesan.

Señales negativas en el inicio

El debut de Lira en la cámara baja dejó señales preocupantes. En primer lugar, porque optó por celebrar su elección con una fiesta para 300 personas en su casa de Brasilia, pese a que allí rigen restricciones por la pandemia de coronavirus y este tipo de instancias están prohibidas. Varios videos circularon ayer en las redes sociales en que se lo puede ver sin utilizar tapabocas ni respetar la distancia física.

Pero además su primera decisión como presidente de Diputados generó polémica. Lira señaló una irregularidad administrativa para anular la formación de un bloque de partidos opositores que ocuparía cargos en la Mesa Directiva de la cámara baja. Argumentó que la formación se inscribió seis minutos después del plazo reglamentario, y si bien la oposición reconoció este punto, consideró que la medida es un “acto autoritario”.

Estar en la Mesa Directiva implica, entre otras cosas, poder fiscalizar los gastos de la Cámara de Diputados y de cada uno de sus integrantes.