Con temas más importantes por delante, como el combate a la pandemia de coronavirus y la reactivación económica del país, se espera que el juicio político que el Senado estadounidense comenzará este martes contra el expresidente Donald Trump sea un trámite rápido, que no lleve más de una semana y que no tenga consecuencias para el líder republicano, a quien se acusa de instigar los hechos de violencia que sucedieron en el Capitolio el 6 de enero.

El Senado estadounidense está dividido entre 50 demócratas y 50 republicanos, por lo que los primeros saben que no llegarán a los dos tercios necesarios para condenar a Trump.

Es en ese marco que este lunes el líder demócrata en el Senado, Charles Schumer, y el líder republicano Mitch McConnell se reunieron para dejar en claro algunas pautas sobre la manera en que se llevará adelante el impeachment, en que se acusa a Trump de delitos graves y faltas por “incitar deliberadamente a la violencia contra el gobierno de Estados Unidos”.

Según informó The New York Times, el acuerdo entre los referentes de ambos sectores, que todavía tenía detalles por definir, prevé que el juicio concluya en una semana si no se llama a testigos.

“Estamos finalizando una resolución que ha sido acordada por todas las partes, que garantizará un juicio político justo, honesto, en el Senado”, dijo Schumer en una conferencia de prensa en la ciudad de Nueva York este lunes.

Según trascendió, el Senado iniciaría el juicio con una votación sobre su constitucionalidad. Las reglas y tiempos del proceso no se dieron a conocer aún, pero todo parece indicar que la sesión de este martes comenzará con un debate para determinar si es legal juzgar a un expresidente después de que haya abandonado el cargo, según expresaron a medios estadounidenses varias fuentes cercanas al tema. La mayoría de los abogados constitucionalistas, incluidos algunos connotados votantes conservadores, no tienen dudas al respecto, pero sus posiciones chocan contra la de la enorme mayoría de los senadores republicanos, que han hecho de la supuesta inconstitucionalidad del proceso su principal argumento para no apoyar el juicio contra Trump.

Por su parte, los abogados del expresidente, quien actualmente se encuentra en su residencia de descanso en el estado de Florida, presentaron el lunes un escrito ante el Congreso en que definen el juicio como un “teatro político” organizado por sus rivales para politizar los hechos de violencia que ocurrieron dentro y fuera del Capitolio. “Este es un intento egoísta del liderazgo demócrata en la Cámara de Representantes para aprovecharse del horror y la confusión que sintieron los estadounidenses de todo el espectro político al contemplar la destrucción causada en el Capitolio”, afirmaron en su presentación los abogados de Trump.

El Senado también podría mantener un debate y votar sobre si llamar o no a testigos formalmente después de que ambas partes presenten su caso, si quienes dirigen el juicio político en la cámara así lo solicitan. También se espera que los senadores tengan tiempo para hacer preguntas. “Si los promotores del juicio deciden que quieren testigos, habrá una votación sobre eso. Eso es lo que solicitaron. No estaban seguros de querer testigos. Querían preservar la opción”, dijo Schumer.