Sólo quedan dos opciones para Italia: elecciones inmediatas en plena emergencia sanitaria, con los riesgos que implica, o un Ejecutivo institucional apoyado por todas las fuerzas políticas. Así lo planteó el martes el presidente, Sergio Mattarella, al anunciar que convocaba al expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, para que intente formar un nuevo gobierno, después de dar por terminadas las negociaciones lideradas por el saliente primer ministro, Giuseppe Conte.

La pandemia del coronavirus agrava una crisis recurrente en Italia: la de los gobiernos de coalición que pierden el apoyo de alguno de los partidos que lo integran y salen a buscar otros respaldos para evitar nuevas elecciones. El gobierno que todavía está en funciones fue formado, en 2018, por el Movimiento 5 Estrellas y la Liga de Matteo Salvini. Un año después, la Liga le retiró su apoyo a Conte, que renunció para negociar un nuevo gobierno, que consiguió con el respaldo del Partido Democrático (PD) e Italia Viva, la formación escindida del PD liderada por el ex primer ministro Matteo Renzi. Este último partido retiró su apoyo a Conte a fines del año pasado, empujándolo a repetir la operación: renunciar y buscar apoyos. No los obtuvo y el martes Mattarella convocó a Draghi.

Las perspectivas de Draghi

El nuevo gobierno que intentará formar el economista debe ser “de alto perfil y no identificarse con ninguna fórmula política”, apuntó Mattarella el martes. Draghi lideraría el cuarto gobierno tecnócrata formado desde 1993, que tendría como prioridades “ganarle a la pandemia, completar la campaña de vacunación, responder a las necesidades de los ciudadanos y relanzar el país”, enumeró él mismo a la salida de su encuentro con el presidente.

Para ello, Draghi precisa reunir los apoyos necesarios en el Congreso, algo que no parece tan fácil. El Movimiento 5 Estrellas, que cuenta con la bancada más grande, ya anunció su negativa, aunque no se descarta que alguno de los sectores que lo integran cambie su posición. La Liga, el segundo partido con más escaños, no se pronunció oficialmente todavía, pero antes de la designación de Draghi había manifestado su preferencia por la convocatoria a elecciones anticipadas.

La negativa más clara ha sido la del partido ultraderechista de Giorgia Meloni, Hermanos de Italia, que está en ascenso en las encuestas y quiere ir a las urnas. Por el contrario, el Forza Italia de Silvio Berlusconi, que está en declive, ha dado señales de que quiere evitar nuevas elecciones y ha llamado a un “gobierno de unidad”, pero no se ha pronunciado desde la designación de Draghi.

En cambio, el PD ya dio a conocer su respaldo a un gobierno tecnócrata, así como el Italia Viva de Renzi y otros partidos políticos con pocos representantes.

En paralelo al avance de las reuniones y las negociaciones, Draghi deberá conformar una lista de ministros que permitirá saber si su gobierno será efectivamente tecnócrata o si tendrá que incluir a referentes políticos para reunir el apoyo necesario para dar el sí en el Palazzo del Quirinale.