Este martes la Segunda Cámara del Supremo Tribunal Federal (STF), la máxima instancia de la Justicia brasileña, retomó a pedido del ministro Gilmar Mendes el juicio sobre el hábeas corpus presentado por la defensa del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que pedía la suspensión del exjuez Sérgio Moro por su parcialidad en la condena al mandatario por el caso del tríplex de Guarujá.
Pero la sesión fue suspendida luego de que uno de los ministros, Kássio Nunes Marques, solicitara más tiempo para estudiar el proceso antes de emitir su voto, por lo que el caso se decidirá más adelante, en una fecha aún no precisada.
Lula recuperó sus derechos políticos plenos para ser candidato en 2022 el lunes, luego de que otro de los ministros del STF, Edson Fachin, anulara todas las causas y condenas que pesaban contra el líder del Partido de los Trabajadores que fueron tratadas por la operación Lava Jato en Curitiba, por considerar que no era el fuero ni la jurisdicción adecuada, pero este fallo salvó a Moro de la comisión de delitos durante la magistratura.
Por eso, un día más tarde, el ministro Gilmar Mendes colocó en el orden del día de la sesión de la Segunda Cámara el juicio sobre la imparcialidad de Moro. Tanto Mendes como el ministro Ricardo Lewandowski votaron contra Moro, lo que equilibró las cosas dentro de la cámara, ya que cuando se había tratado el caso por primera vez, en 2018, Edson Fachin y la ministra Cármen Lúcia habían votado contra la suspensión de Moro. Pero las cosas pueden variar ahora, tres años después.
Según informaron medios brasileños, la ministra Lúcia, que en su momento votó a favor de Moro, puede ahora modificar su postura. En el momento en que Gilmar Mendes estaba argumentado su voto en favor de suspender al exjuez, explicando cómo se intervino la oficina de los abogados defensores de Lula, Lúcia dijo que eso se trató de un hecho “gravísimo” y posteriormente, luego de que Lewandowski votó contra Moro, la ministra lo felicitó por ello.
El alegato de Mendes fue durísimo con Moro.
El ministro, que pidió la anulación de todos los actos decisorios adoptados por el exjuez contra Lula en el marco de la operación Lava Jato, pidió además que el también exministro de Justicia y Seguridad Pública del gobierno de Jair Bolsonaro se haga cargo de los costos económicos que debió afrontar Lula para defenderse en el ámbito judicial. Atacando el accionar de Moro, que quedó totalmente expuesto después de las filtraciones divulgadas en el caso conocido como Vaza Jato, en que quedó totalmente evidenciada la complicidad entre Moro y los fiscales de Curitiba y su intención de encarcelar a Lula, Mendes dijo que “no se puede permitir hacer política por medio de la persecución criminal”. “Eso era lo que él estaba haciendo”, dijo Mendes, refiriéndose a Moro.
“La lucha contra la corrupción es sumamente relevante, pero debe hacerse dentro de los dictados legales”, agregó el ministro, quien también abogó por “una profunda reforma” de la Justicia penal y del rol del Ministerio Público.
Durante su presentación, Mendes leyó varios extractos de diálogos entre fiscales del grupo de trabajo que también involucraban a Moro. Al inicio de la votación, definió la Lava Jato como un “proyecto de poder populista”. Mendes dijo además que durante el proceso se produjo la “instrumentalización de la Justicia”, a cargo de un “juez subordinado” a otros poderes, que hubo “populismo legal”, y definió la operación comandada por Moro como “el mayor escándalo judicial de nuestra historia”. “No se puede combatir el crimen cometiendo un crimen”, dijo el ministro del STF al concluir su argumentación.
Por su parte, Lewandowski dijo que el expresidente Lula no fue sometido a un juicio justo, sino a una “verdadera burla a la acción criminal, cuya nulidad es notoria”.
Para Lewandowski, según consignó el diario Estado do Minas, Moro asumió el rol de coordinador de los órganos de investigación y fiscalía, donde quedó expuesto el abuso de poder en el caso. “Se vio un total desprecio por el sistema judicial vigente en el país”, dijo el ministro.