A pesar de que la campaña de vacunación contra el coronavirus comenzó en la Unión Europea (UE) antes del final del año pasado, varios problemas están haciendo que la campaña de inmunización en el bloque no sea exitosa, mientras en buena parte de los países los casos volvieron a aumentar en los últimos días.

Problemas de producción y distribución, el escepticismo de la población respecto de la eficacia de las vacunas, las dosis que quedan sin utilizar y algunos trámites burocráticos excesivos son consideradas las principales trabas para que la vacunación no avance al ritmo deseado dentro del bloque, donde las inmunizaciones, en comparación, están mucho más atrasadas que en Reino Unido y Estados Unidos, que comenzaron a inocular también antes del final del 2020.

Dentro de las autoridades nacionales y comunitarias de la UE existe una gran molestia con los proveedores, que no están cumpliendo en tiempo y forma con lo acordado, principalmente con los laboratorios Pfizer y Astrazeneca, y este hecho quiere ser capitalizado por las autoridades rusas, que este jueves expresaron que están dispuestas a suministrar vacunas a 50 millones de europeos a partir de junio. El anuncio se produjo precisamente el mismo día que la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) anunció que iniciaría un examen más profundo de la vacuna Sputnik V para poder ser homologada dentro de la UE.

“Tras la aprobación por parte de la EMA, estaríamos capacitados para suministrar vacunas para 50 millones de europeos a partir de junio de 2021”, dijo en un comunicado Kirill Dmitriyev, director del fondo soberano ruso, que contribuyó al desarrollo de la vacuna Sputnik V contra el coronavirus. “Sputnik V puede contribuir de manera importante a salvar millones de vidas en Europa”, dijo Dmitriyev, citado por la agencia de noticias AFP.

La vacuna rusa fue recibida con escepticismo por los países integrantes de la UE, pero está convenciendo a los expertos, sobre todo después de la publicación de resultados en la revista científica inglesa The Lancet, según los cuales, la Sputnik V tendría una eficacia de 91,6% de los casos sintomáticos de covid-19.

De hechos, dos países integrantes de la UE, Hungría y Eslovaquia, ya negociaron por su cuenta la compra de la vacuna rusa, pero la idea del bloque es que todas las adquisiciones de inmunizantes se realicen en forma conjunta y coordinada, aunque esto choca con la realidad y la política sanitaria de cada país.

Paralelamente, este jueves se dio un hecho significativo respecto de las vacunas en Europa, ya que, tras varias semanas de amenazas, un país de la UE, Italia, bloqueó la exportación de 250.000 dosis de la vacuna de Astrazeneca que estaban almacenadas en una planta industrial cercana a Roma y que tenían como destino Australia, según informó el diario vasco El Correo.

El nuevo primer ministro italiano, Mario Draghi, ya había dicho poco después de asumir su cargo a sus socios europeos que había que poner fin a las exportaciones de vacunas si las empresas farmacéuticas no cumplían con las entregas fijadas en los contratos con la UE, y con su acción de este jueves pasó de los dichos a los hechos. La situación no fue comentada desde Astrazeneca.

A finales de enero la Comisión Europea anunció que los productores de vacunas con sede en territorio comunitario deberían pedir autorización al propio gobierno nacional antes de exportar las vacunas a países que no formaran parte del bloque. Con esta iniciativa se pretendía responder a los constantes retrasos en las entregas del inmunizante producido por Astrazeneca, que según Bruselas se estarían enviando a otras naciones con las que el laboratorio suscribió contratos.