El gobierno escocés se propone volver a consultar a la población: “¿Debe ser Escocia un país independiente?”. Esa pregunta, que ya se formuló en 2014, es la que aparece en el borrador de un proyecto oficial para convocar otro referéndum independentista “cuando la crisis de salud pública haya terminado”, entre 2021 y 2023.

En cualquier caso, antes de esa votación están previstas las elecciones del 6 de mayo, de las que deben surgir un nuevo Parlamento y un nuevo Ejecutivo escoceses. A esas nuevas autoridades les corresponderá tomar la decisión de decidir si convocan un referéndum, afirmó Michael Russell, secretario de Relaciones Constitucionales. “El gobierno [escocés] cree que debe celebrarse en la primera mitad de la nueva legislatura”, dijo, según la agencia de noticias Europa Press. También el Ejecutivo británico debe darle el visto bueno a la iniciativa para que se lleve adelante.

El dirigente laborista escocés Colin Smyt cuestionó que “un referéndum de independencia no es una prioridad en estos momentos”. A su vez, para Douglas Ross, líder del opositor Partido Conservador de Escocia, la publicación del borrador es una “distracción imprudente” en medio de la pandemia. De acuerdo con la agencia Efe, Ross afirmó que con esa noticia se busca “distraer la atención del escándalo” que enfrenta la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, del Partido Nacional Escocés.

Sturgeon fue acusada de cometer irregularidades en la gestión de las denuncias de acoso sexual que dos empleadas presentaron contra el anterior jefe de gobierno escocés, Alex Salmond. Una investigación independiente a cargo del exfiscal general de Irlanda James Hamilton exculpó a Sturgeon al concluir que no violó el Código Ministerial. A su vez, Salmond fue absuelto por la Justicia luego de que se investigaran las acusaciones. Pero el caso tuvo un fuerte impacto en el gobierno y en la intención de voto al Partido Nacional Escocés.

Las últimas encuestas acerca de los resultados que tendría una consulta como la que propone el Ejecutivo de Sturgeon concluyen que el respaldo a la independencia pierde fuerza en Escocia en este contexto, y que pasó de 57% en enero a 51% en marzo.