Las imágenes de los niños enjaulados en la frontera entre Estados Unidos y México entre 2018 y 2019 provocaron indignación en todo el mundo, también en la opinión pública estadounidense, lo que significó uno de tantos escándalos protagonizados por la administración de Donald Trump.

El gobierno del magnate llegó a su fin, Joe Biden asumió la presidencia y anunció que presentaría una reforma migratoria en el Congreso para que más de 11 millones de personas indocumentadas obtengan la ciudadanía. Sin embargo, la detención de menores de edad que cruzan la frontera llegó en las últimas semanas a cifras récord, que superan las de 2019.

Según informó CNN, al 3 de marzo habían sido detenidas más de 100.000 personas que cruzaron la frontera y 3.200 de ellos eran niños, que tras ser capturados son trasladados a las instalaciones de la Patrulla Fronteriza, similares a las celdas de una cárcel y que no están acondicionadas para recibir a menores de edad.

El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, visitó a principios de mes una de estas instalaciones, ubicada en Texas. Al salir, dijo a la cadena estadounidense que se encontró con una instalación “significativamente abarrotada” y ocupada mayormente por una cantidad de niños que es “alarmante, preocupante y no es bueno, nada bueno”.

Muchos de estos niños, según señala la BBC, son detenidos por un lapso superior a los tres días reglamentarios, momento en que deberían ser entregados a personal sanitario para buscarles un hogar transitorio.

Durante la administración Trump, el mayor número registrado de niños detenidos fue de 2.600 en junio de 2019. En esa época, el republicano había decretado una emergencia nacional, argumentando que se encontraban ante una crisis de inmigración ilegal, para poder financiar la construcción de un muro en la frontera.

El gobierno de Biden ha evitado calificar de emergencia la situación fronteriza. Sin embargo, el sábado 13 de marzo se anunció que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias trabajará 90 días en la frontera para agilizar el proceso de recepción, albergue y transporte de los niños.

En un artículo publicado por el The New York Times el 16 de marzo se cuenta que muchos migrantes están llegando a la frontera entre los dos países animados por la llegada de Biden al gobierno, bajo la falsa promesa de los “coyotes” ‒contrabandistas de migrantes‒ de que ahora la frontera está abierta.

Pero muchos de ellos son devueltos a México y entran en un espiral de peligro en el que pueden caer víctimas de las redes de crimen organizado, que pueden extorsionarlos o secuestrarlos para pedir un rescate a sus familias. Es trabajo del Consejo Estatal de Población de los estados mexicanos fronterizos como Chihuahua evitar que estas personas caigan en malas manos.

Las consecuencias de la pandemia, la inestabilidad política y las últimas catástrofes naturales en Centroamérica y el Caribe son motivos para que muchos funcionarios mexicanos de la frontera consideren que 2021 será un año récord en llegada de migrantes, que en muchos casos arriban con sus familias enteras.

Es cierto, las “jaulas” de 2018, una imagen con corrales y cadenas que quedará como símbolo de la administración Trump, fueron cerradas. Pero los niños de la frontera siguen siendo encerrados.