El expresidente José Mujica opinó que en la actual situación del país “el divertimento hay que sacrificarlo”, y consideró que se debería tomar la medida de paralizar la vida nocturna. En referencia a lo que dijo el presidente Luis Lacalle Pou sobre su negativa a aplicar una cuarentena obligatoria, Mujica dijo: “No es un problema de cuarentena. Eso que llaman 'toque de queda', que es un nombre muy asqueroso por sus connotaciones represivas, en realidad es un mecanismo que paraliza la vida nocturna, el divertimento nocturno, que es una de las fuentes de más contagio a través de la gente joven”.

En declaraciones a Doble Click, de la radio Del Sol, Mujica consideró que “no se puede parar el trabajo, aunque hay que tratar de hacerlo lo más que se pueda, pero el divertimento hay que sacrificarlo”. “Desgraciadamente, hay que tomar medidas de ese tipo. Espero que el presidente y el Consejo de Ministros se inclinen ante las recomendaciones de la ciencia”, añadió, manifestándose de acuerdo con el toque de queda. “La mejor política es seguir al pie de la letra a la ciencia en esta coyuntura, hasta mejorar esta circunstancia”, reafirmó.

En relación con la suspensión de las clases presenciales en la educación, Mujica manifestó también su acuerdo con la resolución, aunque dijo que es una medida que “no me gusta”.

En cuanto a si la pandemia benefició o perjudicó al gobierno, dijo que “toda discusión es inútil, ahora tenemos que cerrar filas”. “Creo que al principio lo llevamos relativamente bien con respecto al resto de América Latina”, opinó el expresidente, y “entramos en un hálito de confianza y subestimamos la categoría del adversario que teníamos por delante, y nos descuidamos, el gobierno y nosotros, porque nosotros somos gobierno de nosotros mismos. Bajamos la guardia y nos mentimos”, opinó.

Enfatizó, además, en la importancia de continuar con el proceso de vacunación. “Si queremos una mejoría, no hay otra cosa que mantener las medidas de aislamiento y seguir con el proceso de vacunas”, consideró, aunque reiteró que hubo demoras en la llegada de los fármacos: “La única ventaja que tenemos como país pequeño es que el proceso podía ser mucho más rápido y en realidad tuvimos gestiones y ofrecimientos que no aceptamos. Eso hoy es historieta”, afirmó.