Una nueva crisis en Haití motivó la renuncia del primer ministro Joseph Jouthe, un aliado político del presidente Jovenel Moïse. En Haití, el primer ministro es un jefe de gabinete, y en este caso fue también un fusible que saltó ante el rechazo que genera la gestión del gobierno.

Jouthe fue reemplazado el miércoles por el entonces ministro de Relaciones Exteriores, Claude Joseph. Desde que Moïse llegó a la presidencia, hubo seis personas en el cargo de primer ministro, que Joseph, al igual que Jouthe, ocupará de manera interina. La Constitución exige que su designación sea ratificada por el Parlamento, pero este no funciona desde enero de 2020. Los senadores y diputados haitianos terminaron su mandato sin que se llevaran a cabo comicios para elegir nuevos parlamentarios, y Moïse gobierna mediante decretos desde hace más de un año.

A esta situación, que generó sucesivas crisis, protestas en las calles y deslegitimación del gobierno, se sumó una fuerte ola de criminalidad. Antes de renunciar, Jouthe reconoció que no estaba satisfecho con el trabajo del Ejecutivo y de la Policía frente a esta crisis, informó la agencia de noticias EFE. Uno de los delitos que se repiten es el secuestro extorsivo por parte de grupos armados que adquirieron poder en algunos barrios. El ahora ex-primer ministro comparó esta crisis con un “terremoto” como el que sufrió Haití en 2010, y dijo que esta vez “son los cimientos del país, los cimientos de la sociedad haitiana los que se están derrumbando”.

En marzo comenzaron a circular versiones de una eventual renuncia de Jouthe, en particular cuando el enfrentamiento entre un grupo de policías y una banda armada terminó con cuatro funcionarios muertos y el robo de cuatro vehículos. Pero el detonante para la dimisión del primer ministro fue el secuestro, el domingo, de 12 religiosos católicos, entre ellos una monja y un sacerdote de origen francés.

Organizaciones religiosas, colegios católicos, sindicatos del transporte y asociaciones de empresas privadas convocaron a un paro, que se llevó adelante este jueves, para manifestar su solidaridad con las familias de las víctimas de asesinatos, secuestros y ataques armados, y denunciar la ola de criminalidad, informó el periódico haitiano Le Nouvelliste. En un comunicado, los convocantes dijeron que “nadie cuenta con la protección de las autoridades” y que Haití enfrenta una “hecatombe en vidas humanas”.

De acuerdo con AFP, la Conferencia Haitiana de Religiosos expresó “su profundo pesar, pero también su gran enojo por esta situación” en la que “no hay un día sin lágrimas o sin crujir de dientes y, pese a ello, los llamados líderes de este país, mientras se aferran al poder, son cada vez más impotentes”.

Con la salida de Jouthe, Moïse pierde a uno de sus colaboradores en un año en que están previstas, para setiembre, las elecciones presidenciales y legislativas que reclamó la ciudadanía en las calles. También está convocado para junio un referéndum, propuesto por el gobierno, para iniciar un proceso constituyente. La oposición desconfía de los cambios que puede impulsar el oficialismo en una nueva constitución, y la representación de la Organización de las Naciones Unidas en Haití manifestó que hasta ahora el proceso no fue “lo suficientemente inclusivo, participativo o transparente”.

Moïse anunció el miércoles que “todos los recursos del país son movilizados para enfrentar, con toda urgencia, el fenómeno de la inseguridad”, y agregó: “La dimisión del gobierno, que he aceptado, permitirá abordar el flagrante problema de la inseguridad y proseguir las conversaciones para alcanzar el consenso necesario para la estabilidad política e institucional de nuestro país”.

Cuando el nuevo primer ministro asumió su cargo le agradeció en Twitter su “apoyo” a la subsecretaria adjunta de la Oficina de Asuntos para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado estadounidense, Julie Chung. Por la misma red social, Chung manifestó que “Estados Unidos espera continuar la cooperación con el primer ministro interino” y “trabajar con el gobierno de Haití y con todos los actores haitianos y socios internacionales para organizar elecciones legislativas y presidenciales justas y libres en 2021”.

Para la oposición, que considera que la presidencia de Moïse terminó el 7 de febrero y que está en el cargo de manera ilegítima desde entonces, el cambio de primer ministro no es significativo.

Las diversas crisis que atraviesa Haití incluyen la falta de trabajo, alimentos y acceso a la salud. Pero a diferencia de lo que ocurre en decenas de países del mundo, el coronavirus no es un asunto central en la nación caribeña. De acuerdo con Radio Francia Internacional, en ese país de 11 millones de habitantes, donde la esperanza de vida se acerca a los 65 años, se registraron 12.800 contagios y 251 muertes, pero los números pueden estar subvalorados porque también los test que se realizan son escasos.