En un contacto que mantuvo con medios de prensa luego de la inauguración de un trecho de carretera en el estado de Bahía, el presidente brasileño Jair Bolsonaro afirmó que no le preocupa la instalación de la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) que se instalará este martes en el Senado y que tendrá como cometido investigar la gestión del Ejecutivo en el marco de la pandemia de coronavirus.
“No estoy preocupado porque no dejamos de hacer nada”, dijo el mandatario sobre la comisión que investigará acciones y omisiones del gobierno federal, además de las transferencias de dinero a los estados durante la pandemia, de acuerdo a lo que informó Folha de São Paulo.
Pero más allá de lo que diga públicamente, la comisión que se instalará este martes con la elección del presidente, el vicepresidente y el relator del órgano legislativo, sí es un motivo real de preocupación para Bolsonaro. Según informaron medios brasileños durante el fin de semana, senadores que conforman la CPI dijeron que las recientes acciones de Bolsonaro, saliendo en defensa de su exministro de Defensa, Eduardo Pazuello, uno de los varios jerarcas y exjerarcas que serán llamados a declarar por la comisión, es un intento del presidente para movilizar a su base para compensar la vulnerabilidad que el mandatario tiene dentro de la CPI, ya que tan sólo 4 de los 11 miembros de la comisión son afines al mandatario.
Para algunos parlamentarios, el gobierno está configurando dos frentes de acción: mientras el presidente intensifica su retórica, desde el Palacio del Planalto se está intentando recolectar información para tener el poder de contraatacar en los focos de investigación de la comisión.
La situación de desventaja del Ejecutivo en la CPI se refleja en la pérdida de los principales cargos: la presidencia de la comisión estará a cargo del senador independiente Omar Aziz, representante del Partido Social Democrático por el estado de Amazonas, y el relator será el veterano senador Renan Calheiros, un férreo opositor al mandatario, quien fue electo por el centrista Movimiento Democrático Brasileño por el estado de Alagoas.
Además, durante su visita a Bahía, Bolsonaro volvió a criticar a los gobernadores opositores a su gobierno, que son la mayoría, y, una vez más, amenazó con utilizar a las Fuerzas Armadas para evitar la adopción de medidas restrictivas.
Argumentando que el papel de las Fuerzas Armadas es garantizar el cumplimiento de la Constitución, el excapitán de 65 años de edad se preguntó: “¿[Los gobernadores] están siguiendo el artículo quinto de la Constitución? ¿Se está respetando el derecho de circulación, el derecho de las personas a tener un trabajo, a tomarse el tiempo para ejercer su fe?”.
Cuestionado acerca de si utilizaría las Fuerzas Armadas para impedir que los gobernadores adopten medidas restrictivas para contener el avance del coronavirus, Bolsonaro afirmó en tono amenazante: “No estiren la cuerda más de lo que ya está”, al tiempo que afirmó que es hora de que el pueblo dé un nuevo grito de independencia.
“No podemos admitir que algunos pseudogobernadores quieran imponer una dictadura, utilizando un virus para subyugar al pueblo”, dijo. En la misma línea, el presidente también realizó críticas al Supremo Tribunal Federal (STF), la máxima instancia de la Justicia brasileña, por haber autorizado que los estados y municipios adopten medidas restrictivas por su cuenta, sin contar con el aval del gobierno federal. “Son inconcebibles los derechos que algunos alcaldes y gobernadores tuvieron por parte del STF”, expresó. Luego el presidente ultraderechista se refirió a las elecciones del año que viene y dijo que no está pensando en el tema y que lo tiene sin cuidado una eventual candidatura del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
“Yo no estoy preocupado con Lula. Mi preocupación es el país. Si alguien vota a una persona con el pasado de Lula, se trata de una persona que no entiende nada de política ni de libertad. Miren otros países de América Latina, donde la banda del Foro de San Pablo está de vuelta”, expresó Bolsonaro.