La pandemia de coronavirus sigue generando una situación dramática en Brasil, donde el martes, por primera vez desde que el virus llegó al país, se registró la muerte de más de 4.000 personas con covid-19. Pero hay otros números que dan la idea de lo que se está viviendo en el vecino país. Debido a la lentitud con que se viene desarrollando la campaña de vacunación y en buena medida por la tibieza de las acciones restrictivas tomadas a nivel nacional por el gobierno de Jair Bolsonaro, en lo que va de abril, por primera vez desde que se tienen datos oficiales, Brasil registró más muertes que nacimientos.

Según informó el portal Brasil 247, en los primeros seis días de este mes nacieron 11.774 bebés y fallecieron 12.181 personas.

Por otra parte, la actual situación no hace ver que la situación vaya a cambiar en las próximas semanas. Según informó Folha de São Paulo, 21 capitales estaduales, además de Brasilia, se encuentran al borde del colapso hospitalario, con más de 90% de ocupación en las unidades de tratamiento intensivo.

Los peores números se registran en las ciudades de Campo Grande, capital de Matto Grosso do Sul, en Belo Horizonte, la capital mineira, en Río Branco (Acre) y en Porto Velho (Rondônia), pero la situación también es acuciante en San Pablo, Río de Janeiro, Porto Alegre, Recife, Fortaleza y otras grandes ciudades del país.

Pero mientras esto sucede, el presidente Bolsonaro se mantiene en su postura que bordea el negacionismo, algo que quedó expuesto una vez más en la visita que el mandatario hizo este miércoles a la ciudad catarinense de Chapecó.

Acompañado por el ministro de Salud, Marcelo Queiroga, y el alcalde de la ciudad, João Rodrigues, jerarca afín a Bolsonaro, el mandatario señaló que los problemas de Brasil son “el virus y el desempleo”, y en este sentido dijo que las medidas adoptadas “no pueden tener un efecto secundario más dañino que el propio virus”.

El presidente brasileño utilizó la palabra “libertad” varias veces durante su discurso, y afirmó que las medidas restrictivas sólo pueden utilizarse “en casos de emergencia” y para “preparar mejor las unidades de salud”. Añadió: “Quien entregue un milímetro de su libertad a cambio de su seguridad está condenado en el futuro a no tener seguridad ni libertad”.

“No vamos a aceptar la política de quedarse en casa, cerrar todo, el confinamiento. El virus no desaparecerá. Este virus, como otros, llegó para quedarse. Y se quedará toda la vida. Es prácticamente imposible erradicarlo. Y hasta entonces, ¿qué vamos a hacer? ¿Ver a nuestro país empobrecerse?”, se preguntó Bolsonaro en declaraciones recogidas por O Globo. En este sentido, también rechazó que ante una posible medida de confinamiento se utilice a las Fuerzas Armadas para que “vayan a la calle a encerrar a la gente en su casa”.

Además, el presidente brasileño defendió una vez más los tratamientos contra el coronavirus con medicamentos que no tienen aval científico, como el antiparasitario Ivermectina y la hidroxicloroquina.

Un día antes, en la noche del martes, en su ingreso al Palacio de la Alvorada, Bolsonaro, ante algunos simpatizantes, se burló de aquellos que lo critican y que lo tildan de genocida por su gestión de la pandemia. “Hay gente que sigue en esa onda de decirme homofóbico, racista, fascista, torturador. Y ahora ¿qué? Ahora parece que soy de esos tipos que matan mucha gente. ¿Cómo se les dice? Ah, genocida. Ahora soy un genocida”, declaró Bolsonaro entre risas de él y sus seguidores.

En otro plano, también el martes, asumió el cargo de canciller Carlos França, quien fue designado por Bolsonaro para remplazar a Ernesto Araújo, quien durante su gestión fomentó un alineamiento total con las políticas de la administración estadounidense de Donald Trump, lo que llevó al país a una situación de aislacionismo inédita en la diplomacia brasileña.

El nuevo número uno de Itamaraty dijo durante su discurso de asunción, citado por medios brasileños y agencias internacionales, que “la primera urgencia debe ser el combate a la pandemia”, y marcando una clara divergencia discursiva respecto de su predecesor, expresó que estará “comprometido con una verdadera diplomacia de la salud, a fin de que la política exterior “se traduzca en resultados para la vida de los brasileños”. Además, y poniendo otra enorme distancia con Araújo, França habló sobre la ecología y dijo que el país debe atender la “urgencia climática y ambiental” que padece.