La ausencia de un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos contribuyó a la decisión de Human Rights Watch (HRW) de acusar a Israel del crimen de apartheid, dijo este martes en una conferencia de prensa virtual el director ejecutivo de la entidad, Kenneth Roth.

“Todos esperamos que el proceso de paz funcione, pero 30 años después, sin un final a la vista, no podemos aceptar esa perspectiva remota como justificación de una realidad abusiva contemporánea”, dijo Roth.

El director de la ONG con sede en Nueva York ofreció esta conferencia horas después de que su organización publicara un informe de 213 páginas en que alegaba que el trato de Israel hacia palestinos en los territorios de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este cumplía con la definición legal internacional de apartheid.

HRW explicó en su informe que esta calificación no se basa en una comparación con la política racial que existía en Sudáfrica, sino en la definición legal de apartheid en función a la Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid de 1973 y el Estatuto de Roma. “El crimen de lesa humanidad de persecución, tal como lo definen el Estatuto de Roma y el derecho internacional consuetudinario, consiste en la privación grave de derechos fundamentales a un grupo racial, étnico o de otro tipo con intención discriminatoria”, se dice en el texto.

Durante muchos años, HRW aceptó el trato injusto hacia los palestinos como un fenómeno temporal que terminaría una vez que se llegara a un acuerdo de paz, afirmó Roth, “pero ya no es creíble”, explicó.

En el pasado, HRW siempre se había centrado en una forma específica de discriminación del Estado israelí contra los palestinos, pero no la había mirado con una visión global desde la cual toda la actividad estaba vinculada con el tema general de la represión racial.

“Lo que hicimos con este informe fue juntarlo todo y ese patrón hablaba claramente de la existencia del apartheid y la persecución”, dijo Roth. Hasta ahora el término apartheid había sido utilizado a nivel oficial por varias ONG israelíes, de las cuales la más conocida es B’Tselem, entidad que desde hace décadas se encarga de documentar ante la sociedad israelí y sus responsables políticos las violaciones contra los derechos humanos que sufre la población palestina y también los ciudadanos árabes israelíes.

Este informe de HRW llega en un momento en que las negociaciones de paz para resolver el conflicto entre israelíes y palestinos están totalmente estancadas. El último proceso de negociación entre las partes terminó sin ninguna conclusión en abril de 2014, según recordó el diario The Jerusalem Post.

Como era de esperar, el informe de HRW fue rotundamente rechazado por el gobierno israelí. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel atacó el informe y señaló que HRW es una organización “conocida por tener una agenda antisraelí de larga data, que busca activamente durante años promover boicots contra Israel”.

El hecho de que HRW no compartiera el informe con el gobierno israelí antes de su publicación “es una clara indicación de que se trata de un panfleto de propaganda, que carece de toda credibilidad”, se agregó desde la cancillería.

Este informe, se agrega en la declaración oficial israelí, “no tiene conexión con los hechos o la realidad sobre el terreno”.

La Autoridad Palestina, que durante mucho tiempo acusó a los sucesivos gobiernos de Israel de prácticas de apartheid, recibió con satisfacción el informe, y el primer ministro de la Autoridad Palestina, Mohammed Shtayyeh, pidió a la comunidad internacional que responsabilice a Israel por tales actos.

Según la agencia de noticias palestina WAFA, Nabil Abu Rudeineh, portavoz del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, dijo que el informe “llega en un momento en que las violaciones de Israel aumentaron cruelmente contra el pueblo palestino, particularmente en la Jerusalén ocupada, la capital del Estado de Palestina, así como contra los ciudadanos palestinos de Israel”.