Este lunes fue un día agitado para la política israelí, ya que por la mañana el actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, se presentó en la Corte de Distrito de Jerusalén para asistir a la primera sesión tras la reanudación del proceso en que se le acusa de corrupción bajo cargos de soborno, fraude y abuso de poder.
Paralelamente, el presidente del país, Reuven Rivlin, comenzó las rondas de consultas con los líderes de los 13 partidos políticos que obtuvieron representación parlamentaria en las elecciones realizadas el 23 de marzo ‒los cuartos comicios en dos años‒ para intentar concretar la difícil tarea de conformar un gobierno.
Acusado de corrupción, Netanyahu puede seguir en el poder hasta que la Justicia no dicte una sentencia que lo encuentre culpable, pero todo el proceso judicial, incluyendo las posibles apelaciones, podría alargarse por años, por lo que ocupar el cargo le daría inmunidad al actual jefe del Ejecutivo israelí.
Según recordó Reuters, Netanyahu se declaró inocente de los cargos de corrupción y asegura que recibir regalos de amigos no va en contra de la ley. De hecho, el mandatario afirmó ser víctima de una “caza de brujas” orquestada por la prensa y por la izquierda con el objetivo de destruirlos a él y a la derecha israelí.