El tema no quedará zanjado este lunes ni es algo que pueda implementarse en un abrir y cerrar de ojos, pero Uruguay se juega mucho en la reunión de cancilleres del Mercosur de esta jornada. En palabras de Francisco Bustillo, ministro de Relaciones Exteriores, se espera que la instancia sea “el inicio de un proceso” hacia la flexibilización del bloque regional. Pero de no lograr señales positivas de los tres socios –Argentina, Brasil y Paraguay–, todo conduce a que nuevamente naufragará la intención uruguaya de negociar de forma independiente del Mercosur con terceros estados. 

En el orden del día de la reunión que desde las 11.00 vía Zoom tendrá el Consejo del Mercado Común (CMC) –integrado por cancilleres y ministros de Economía– figuran dos asuntos a discutir por los cuatro países: la propuesta de flexibilización que presentará Uruguay y la reducción que promueve Brasil del arancel externo común (AEC), la tasa aplicada a los productos extrazonales que ingresan al Mercosur. 

Según supo la diaria, en los últimos días hubo una conversación entre Bustillo y el canciller brasileño, Carlos Alberto França, que asumió a principios de mes sin dar señales sobre si mantendría el rumbo proflexibilización de su antecesor. En el diálogo se avanzó en la propuesta que presentará Uruguay y las declaraciones el viernes de su compañero de gabinete, Paulo Guedes, ministro de Economía de Brasil, fueron vistas como una ratificación del apoyo. “Queremos revisar el Mercosur. Es importante la libertad de negociación de cada país”, indicó Guedes.

Igualmente, la prioridad de Brasil sigue siendo la rebaja del AEC, y en ese punto es en el que entra Argentina en juego, que no lleva la reducción general de la tasa a las importaciones que desea el otro socio de peso del Mercosur, pero presentará una propuesta que protege a ciertos sectores en busca de negociar. Lo que sí está claro es que no hay ánimo de aceptar el planteo de flexibilización de Uruguay: “Argentina destacará su profunda vocación de negociar en conjunto con un Mercosur unido y seguir profundizando la activa agenda en curso”, dice la convocatoria a la reunión del CMC difundida por la cancillería argentina, que ostenta la presidencia pro témpore del bloque. 

De acuerdo a lo informado este domingo por el semanario Búsqueda, la presentación de Uruguay incluirá, por un lado, un listado de distintos países o bloques comerciales con los que hay negociaciones o interés de avanzar en acuerdos –en este último grupo aparecen China y Estados Unidos–, y por otro, un menú de opciones para que los países puedan negociar con distintos grados de libertad. Una posibilidad es que para las negociaciones en conjunto del Mercosur cada nación pueda avanzar en ofertas individuales con la contraparte, otra que se pueda negociar un acuerdo con distintos plazos de aplicación en función de la realidad de cada país, y una tercera es avalar distintos ritmos en la negociación.

En agregado, en el borrador que envió a los demás socios el viernes la cancillería uruguaya se establece un mecanismo de negociación individual independiente de lo anterior, similar a lo planteado en 2016 por el expresidente Tabaré Vázquez –propuesta que no obtuvo consenso–. Se trata de permitir negociaciones por fuera del bloque a partir del segundo semestre, en caso de que no hubiera un acuerdo a través del primer mecanismo. Se contempla que si el país negociador logra mejores condiciones que las vigentes para el Mercosur con la contraparte, esos beneficios deberán extenderse a todo el bloque. 

Las señales positivas desde Brasil

Bustillo y el excanciller Ernesto Araújo habían logrado sintonía en pos de la flexibilización del Mercosur, pero su salida sembró dudas. Más allá de la declaración explícita del gobierno de Jair Bolsonaro de avanzar en una apertura del bloque regional, a la interna del país vecino confluyen distintas visiones y existe un lobby industrial muy pesado, sumado a que el nuevo canciller llegó con pasado diplomático y no político.

Sin embargo, en la llamada entre los jerarcas de las cancillerías de Uruguay y Brasil hubo sintonía y las certezas llegaron el viernes, cuando França y Guedes acudieron a una audiencia especial del Senado por los 30 años del Mercosur. “Nos gustaría flexibilizar los acuerdos comerciales. A veces, avanzar [en la apertura comercial] es permitir velocidades diferentes a quien está más preparado y dispuesto a hacer ese avance. Deberíamos tener esa libertad de tener ritmos un poco diferentes” para negociar con terceros países, dijo el ministro de Economía, en línea con la pretensión uruguaya. 

También habló de la otra prioridad de Brasil, reducir el AEC como una señal de apertura al mundo del Mercosur. En promedio, hoy la tasa a las importaciones está en 13% y Brasil impulsa una baja general de 20% del gravamen actual, en dos tramos de 10%. Distintos analistas consultados por la diaria dijeron días atrás que el AEC está plagado de excepciones a la interna del bloque, por lo que a Uruguay no le traería demasiadas consecuencias una baja del arancel, y podría atar su apoyo a cambio del consenso para la flexibilización.

La negativa de Argentina y Paraguay

A sabiendas de la presión por parte de Brasil para discutir el AEC, la cancillería argentina se adelantó y durante las conversaciones previas a la reunión del CMC mostró disposición a dar el debate, sin apoyar una disminución general.

Este lunes “Argentina expondrá su propuesta de modificación del AEC inspirada en los objetivos de priorizar los aspectos productivos e instrumentos que favorezcan la competitividad, cuidando las sensibilidades sectoriales”, indicó la convocatoria difundida por la cancillería que lidera Felipe Solá. Según informó el viernes el portal BAE Negocios, Argentina no está dispuesta a discutir una baja del arancel para la industria automotriz, el sector textil e indumentaria, juguetes, lácteos y duraznos.

Respecto de la flexibilización, Argentina mantiene incambiada la postura que explicitó el mes pasado Alberto Fernández en la cumbre de presidentes por los 30 años del bloque. “Si somos un lastre tomen otro barco”, dijo Fernández en respuesta al planteo de Luis Lacalle Pou, presidente uruguayo, que abogó por la flexibilización y dijo que “no puede ser que el Mercosur sea un lastre”. Solá declaró la semana pasada que “es el momento de unirnos más que nunca, no es el momento de cortarse solos”.

Si bien permanece la incógnita sobre la postura que llevará Paraguay a la cumbre de cancilleres, todo apunta a que se alineará con Argentina. El presidente Mario Abdo Benítez se reunió con Lacalle Pou en febrero y conversaron sobre la flexibilización, y en esa oportunidad no hubo un apoyo explícito.

Dos semanas atrás, en entrevista con el semanario Búsqueda el viceministro de Relaciones Económicas e Integración de Paraguay, Raúl Cano Ricciardi, dijo que reivindican “negociar entre los cuatro países, seguir con la política comercial común”, ya que “30 años atrás renunciamos a nuestra política comercial individual, porque nos embarcamos en un proceso de integración”.