La votación realizada durante el fin de semana en Chile para conformar la Asamblea Constituyente fue un golpe para la derecha, para la democracia cristiana y para los partidos tradicionales en general. La mayoría de los 155 representantes que estarán a cargo de redactar la nueva Constitución pertenece a sectores independientes o de izquierda.

“Es una votación que cambia el escenario político”, sostuvo en diálogo con la diaria María Cristina Escudero, académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile. Considera que el resultado de la consulta “castiga a los partidos tradicionales de centroizquierda y de centroderecha, y abre el espacio para los partidos independientes y un mayor apoyo para las fuerzas políticas de izquierda”.

En una línea similar se pronunció Juan Pablo Luna, politólogo uruguayo radicado en Chile y docente del Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica de ese país. Según él, la votación marca el “derrumbe del gobierno y de la clase política tradicional”. Por ejemplo, el Partido Demócrata Cristiano, “que en su momento fue uno de los más grandes de Chile, terminó con un solo representante en la Asamblea Constituyente”, quedando relegado por “la aparición muy fuerte de fuerzas independientes y un avance importante del Frente Amplio [coalición chilena de izquierda] y de algunos partidos dentro de él”, explicó Luna.

La votación dejó una asamblea conformada por 37 representantes de Vamos por Chile (oficialismo), 28 de Apruebo Dignidad (izquierda antineoliberal), 26 de La Lista del Pueblo (izquierda independiente), 25 de la Lista del Apruebo (centroizquierda), 11 de Independientes por una Nueva Constitución (lista conformada por miembros de la sociedad civil), 17 de los pueblos originarios y 11 que provienen de listas independientes o fuera de acuerdos políticos.

Chile real

La académica Escudero planteó que el resultado de la votación “configura una Asamblea Constituyente que se alinea con lo que venía sucediendo con los movimientos sociales y las demandas ciudadanas de hace un tiempo. Se parece más al Chile que estuvo en la calle protestando que al de la política tradicional”, afirmó.

En este sentido, Juan Pablo Luna sostuvo que la conformación de esta Constituyente “se parece mucho más al Chile actual que el Parlamento. Tenés representación paritaria, pueblos originarios, gente de sectores populares que usualmente no estaban representados en la política. En ese sentido, hay una legitimidad de base, porque se parece más al promedio de Chile”.

Luna también consideró que se trata de “una asamblea difícil de leer en una lógica de izquierdas y derechas”, porque aparecen “fuerzas más contestatarias de la élite y de lo institucional” pero también “otras que son más sistémicas”. A su vez, “dentro de cada fuerza hay mucha heterogeneidad, por lo que creo que no va a haber una coalición estable sino coaliciones más específicas por distintos temas y asuntos que vayan convergiendo”, señaló.

La conformación de la asamblea también implica que “la derecha, el oficialismo y las fuerzas más recalcitrantemente defensoras del modelo y la Constitución de [Augusto] Pinochet perdieron la capacidad de veto que les daba la regla de los dos tercios. Se pensaba que la derecha podía llegar a tener un tercio y con eso vetar componentes clave del modelo actual, pero no llegan, por lejos, a tener esa capacidad de veto”, al haber alcanzado apenas 21% de los votos.

La nueva Constitución

Con los 155 representantes definidos, los expertos consultados ya tienen una idea de qué temas estarán en la nueva Constitución chilena, cuyo plazo de redacción se extiende hasta junio del año que viene y que, en caso de ser aprobada posteriormente por la ciudadanía, reemplazará a la actual Carta Magna, vigente desde 1980.

Luna dijo a la diaria que entre los temas principales a debatir estarán “los derechos sociales, la multiculturalidad, y probablemente, por el tipo de representantes indígenas elegidos, se van a tocar temas de tierras, medioambiente y control del extractivismo”, ya que en Chile “es muy central la minería, la pesca, la forestación. Todas esas industrias probablemente van a tener más derechos asociados en la Constitución”.

También se espera que entre los tópicos principales esté “revisar la autonomía de las Fuerzas Armadas y las policiales, cosa que se va a debatir fuerte”. Es probable que se proponga un “control civil de las policías”, que es algo que actualmente “no existe porque son policías con alta autonomía y eso es parte del problema que tienen actualmente”, planteó el académico.

Habrá temas como el aborto y la eutanasia que también se pondrán sobre la mesa, explicó Luna.

“En términos económicos se van a plantear los derechos mínimos sociales garantizados, probablemente lo que tiene que ver con reformas del sistema de pensiones, de salud y educación”, concluyó.

Escudero, por su parte, dijo a la diaria que el eje de la discusión “va a ser distinto a otros procesos políticos” y que “probablemente haya un cambio en la agenda de los temas a discutir”. “Si uno escucha las declaraciones de los candidatos que ganaron, son propuestas más ecologistas, de más profundidad en la defensa de los derechos y en algunos aspectos de cómo está tratada la propiedad, como la del agua y otros asuntos que tienen que ver con los problemas de equidad que Chile ha tenido en las últimas décadas”, explicó.

Escudero aseguró que también “cobran fuerza temas que son más novedosos y no tanto de la política tradicional, como el ecologista”, y que “otro tema bastante relevante es el de los pueblos originarios, porque va a haber mucha más sintonía con los temas de pluriculturalidad y plurinacionalidad”.

La participación en la elección de la Constituyente fue de sólo 43%. ¿Es posible que se plantee el voto obligatorio? Para Luna, que mencionó la baja participación como uno de los principales puntos a destacar del resultado, “es posible que se reponga el voto obligatorio. Después de cada elección se habla del tema. Ahora fue un poco más baja la votación que usualmente desde que el voto se hizo voluntario. Y desde que se hizo voluntario está esta propuesta de volverlo obligatorio, y probablemente vuelva”.

Escudero coincidió en que “hay una posibilidad” de regresar a la obligatoriedad del voto con la nueva Constitución, pero también marcó matices con respecto al 43% de votantes del fin de semana. “Venimos en un proceso de alta abstención. Si bien en el plebiscito de octubre hubo una participación de 51%, fue algo excepcional. El plebiscito es una elección menos compleja, contrapone dos polos, y entonces cuesta menos identificarse. Esta era una elección más compleja y habría que compararla con la elección municipal anterior, de 2016, en la que hubo un millón menos de votos que en esta, 35% de participación”, destacó.

La académica de la Universidad de Chile dijo que “era esperable que no fuera avasallante” la votación, en primer lugar, por esa tendencia electoral y, en segundo lugar, “porque estamos en un contexto de pandemia muy complicado”. Señaló que “durante la semana anterior la región metropolitana estaba casi entera en cuarentena, los mensajes públicos eran de no juntarse con nadie, mantenerse en su casa. Pero al mismo tiempo había que ir a votar [a lugares] donde había mucha gente, entonces eso complicó la elección”.

“Votó un millón de personas menos que en el plebiscito, pero un millón más que en las últimas elecciones municipales. Está dentro de una tendencia razonable para lo que es el proceso chileno”, concluyó.

Pensando en noviembre

El 21 de noviembre los chilenos deberán votar quién será el sucesor de Sebastián Piñera. El mandato del líder derechista estuvo marcado por las manifestaciones en su contra y las constantes derrotas electorales, primero en el plebiscito que marcó la creación de una nueva Constitución y luego en la votación de los constituyentes.

¿Qué lecciones deja esta elección de cara a noviembre? Para María Cristina Escudero, la votación de la Asamblea Constituyente deja a los partidos tradicionales obligados a “reevaluar su proceso”. Por un lado, la centroizquierda asociada al Partido Demócrata Cristiano, que inició el retorno de la democracia con los gobiernos de Patricio Aylwyn primero y de Eduardo Frei Ruiz-Tagle después, “ha tenido bastantes problemas para generar unidad en su proceso electoral interno y también para generar puentes con las otras izquierdas, en particular con el Frente Amplio y el Partido Comunista. Ahora se encuentra en una situación menos fuerte que hace un mes y con menos poder de negociación, pero también con un mensaje ciudadano bastante fuerte. Entonces se van a mover las fichas ahí y uno esperaría que hubiese menos candidaturas y más coordinación”.

Por otro lado, “en la derecha también entrarán en un proceso de evaluación interna fuerte”, en el que hay “muchas candidaturas” que se encuentran “en una situación más desventajada”, porque “no solamente perdieron en la Constituyente, sino también a nivel local en gobernación y alcaldías, que es algo que no le pasó a la centroizquierda tradicional”. “La derecha tiene una peor evaluación de cómo enfrentar las presidenciales en este momento”, explicó.

Luna, en tanto, manifestó que el panorama político deja un “centro vacío”, una “derecha a la defensiva que está en una primaria presidencial donde todos los candidatos marcan poquito”, aunque el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, “salió fortalecido” de la votación constituyente.

En la Democracia Cristiana, tras el paso al costado de Ximena Rincón luego de conocerse los resultados de la elección (la lista del Partido Demócrata Cristiano obtuvo un solo escaño en la Asamblea Constituyente), se perfila como candidata la presidenta del Senado, Yasna Provoste.

También hubo un golpe para los líderes populistas. “Salió muy debilitado el candidato de la ultraderecha José Antonio Kast, que era la amenaza populista desde la derecha. Y también salió muy debilitada Pamela Jiles, porque apoyó a su marido, a él le fue muy mal y no le pudo transferir votos. De alguna manera, el populismo antisistema de Jiles también salió debilitado”, sostuvo el docente de la Universidad Católica de Chile.

Mientras tanto, en la izquierda “están Daniel Jadue, del Partido Comunista, y Gabriel Boric, del Frente Amplio, como dos candidaturas que podrían traccionar votos de esa izquierda que creció en la elección del domingo, que ganó alcaldías clave y que tiene otra fuerza territorial”.

Alcaldías

El fin de semana no sólo se votaba la Asamblea Constituyente, sino también los gobiernos locales. Allí también hubo un paso atrás del oficialismo y un avance de los candidatos independientes. Mientras que en la elección de 2016 hubo 52 alcaldes sin partido político, en 2021 hubo 106. “Las elecciones locales son bastante personalistas. La Democracia Cristiana obtuvo un constituyente, pero es el partido que tiene más alcaldes. Eso tiene más que ver con figuras personalistas que con partidos, que hoy en Chile son cáscaras vacías. Los partidos son etiquetas que no tienen mucho sentido en términos organizacionales o colectivos”, concluyó Luna.