La del martes fue una nueva jornada marcada por los ataques entre el Ejército israelí y la organización islamista Hamas, que gobierna en la franja de Gaza.

La escala de violencia que comenzó hace algunas semanas, con enfrentamientos entre fuerzas de seguridad israelíes y manifestantes palestinos en el este de Jerusalén, prosiguió el lunes con el comienzo de ataques aéreos sobre Gaza y el lanzamiento de misiles desde ese territorio hacia algunos puntos de Israel.

En el origen de este nuevo rebrote de la violencia hay dos factores clave: la anulación de las elecciones palestinas, que fueron prohibidas por las autoridades israelíes en la parte de Jerusalén Este; y el desalojo, finalmente suspendido, de cuatro familias palestinas del barrio de Sheik Jarrah, cuyas viviendas iban a ser destinadas a colonos judíos. Estos hechos generaron incidentes en Jerusalén, que ahora se extendieron a buena parte de la zona.

Lejos de calmarse, la situación empeoró el martes, cuando la aviación israelí prosiguió sus ataques contra Gaza, llevando el número total de muertos en la zona a 30 personas, entre ellos varios niños, de acuerdo a lo que informaron autoridades sanitarias palestinas. Además, entre lunes y martes más de 200 personas tuvieron heridas de diversa entidad por lo que debieron ser hospitalizadas.

En Israel, mientras tanto, se registraron este martes las primeras víctimas mortales, luego de que misiles de Hamas impactaran en una escuela –que en ese momento estaba vacía porque el gobierno prohibió las clases en las zonas cercanas a Gaza– y en varios edificios de la ciudad de Ashkelon, en el sur del país. En esa incursión murieron dos mujeres, a las que se sumó otra que falleció tras otro ataque de Hamas sobre la localidad de Rishon Leziyon, situada en las afuera de Tel Aviv ocurrido en horas de la noche. Además, hubo cientos de misiles que alcanzaron Holon y Givatayim, lugares situados también en los suburbios de Tel Aviv, una zona que no suele ser atacada por la artillería de Hamas.

Además, según informó la televisión israelí ya entrada la noche, un misil disparado desde Gaza impactó en un depósito de petróleo situado en Ashkelon, lo cual fue un golpe estratégico que sorprendió a las autoridades militares israelíes, que dejó en claro la audacia y capacidad de fuego de su adversario.

Mientras la comunidad internacional continuaba condenando las acciones bélicas y pidiendo a ambas partes la desescalada de los ataques, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció que los bombardeos sobre el territorio de Gaza proseguirán “tanto en poder como en frecuencia”.

La idea de los altos mandos de Israel es atacar al máximo la infraestructura de Hamas en Gaza, y, en ese sentido, el martes el diario israelí Haaretz informó sobre la destrucción de una torre de 14 pisos ubicada en el centro de la ciudad de Gaza, donde funcionaban oficinas del comando de la organización islamista. El ataque no causó víctimas mortales, de acuerdo a lo que informó el portal palestino WAFA, porque los israelíes advirtieron de la acción que iban a llevar a cabo, dando tiempo para la evacuación del edificio.

De todas maneras, la situación en la franja de Gaza ‒una estrecha porción de tierra ubicada en la costa del mar Mediterráneo que tiene poco más de 40 kilómetros de largo y 12 de ancho‒ es sumamente apremiante para la población que allí vive, cerca de 2.000.000 habitantes.

A propósito de este tema, dos agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pidieron el martes el fin de las violaciones de los derechos humanos de los niños en la zona. Matthias Schmale, director de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo, y Lucia Elmi, representante especial de Unicef en Palestina, dijeron en un comunicado conjunto que el conflicto tiene un impacto profundo y duradero en la población infantil.

La escalada en la franja de Gaza costó la vida de al menos nueve niños palestinos, y además se confirmó que decenas de menores de edad resultaron heridos por los ataques israelíes.

“El conflicto tiene un impacto profundo y duradero en los niños, independientemente de dónde vivan. Un niño es un niño. Esto viene pasando desde hace demasiado tiempo. Todas las partes deben evitar una mayor escalada de violencia, proteger a los civiles y poner fin a las violaciones contra los niños dondequiera que estén y en todo momento”, expresaron en su comunicado los dos funcionarios de la ONU.