La diputada colorada Nibia Reisch presentó un proyecto de ley que prohíbe la cría, reproducción, comercialización, transferencia, adopción e importación de perros de 15 razas “potencialmente peligrosas”, y dispone que los actuales propietarios de animales de estas razas deberán proceder a su esterilización obligatoria y mantenerlos en “régimen de reclusión permanente”, impidiendo su circulación en la vía pública.

El proyecto de Reisch ingresó al Parlamento dos semanas después de que un niño de cinco años falleciera a raíz del ataque de un perro de raza pitbull, en Atlántida, y toma como antecedentes una serie de casos similares. Según expuso la legisladora en el proyecto, acorde a los datos del Ministerio de Salud Pública, en la última década ha habido entre 2.500 y 3.000 casos anuales de ataques de perros de diferentes razas en todo el país.

Las razas que Reisch propone prohibir están establecidas en el primer artículo de la iniciativa y son: akita, amstaf, rottweiler, pitbull, mastín napolitano, tosa japonés, dogo argentino, dogo de burdeos, bullmastiff, american staffordshire terrier, staffordshire bull terrier, perro de presa mallorquín, presa canario, bull terrier y fila. Esta disposición abarca a los canes “puros por pedigrí, puros por cruza o mestizos”.

El proyecto establece que los actuales “propietarios, poseedores o tenedores” de los perros de las razas referidas en el primer artículo deberán castrarlos y mantenerlos en “régimen de reclusión permanente, albergados en instalaciones seguras y resistentes, que contemplen las necesidades básicas de espacio y ambientación y que impidan su huida”, a la vez que deberán evitar su tránsito en la vía pública o espacios públicos.

Quienes ya posean animales de estas características deberán “cumplir con los requisitos de seguridad para evitar su escapatoria o posible acceso a la vía pública a través de rejas o tejidos”, y contar con la “debida señalización” en “carteles visibles, con la advertencia correspondiente en todas las vías de acceso al lugar o predio”.

El proyecto crea en el Registro Nacional de Animales de Compañía la “Sección de Perros Potencialmente Peligrosos”, en la que deberán estar inscriptos los perros de razas comprendidas en el artículo 1, a partir de lo cual sus actuales dueños recibirán un carné que los autoriza para su tenencia. En el momento de registrar al perro, los propietarios deberán llenar una declaración jurada en la que constará si el animal fue adiestrado y si cuenta con antecedentes de agresiones. Estos perros deberán portar un “microchip identificador implantado en forma subcutánea, que permita conocer los datos de cada animal así como [de] su propietario, poseedor o tenedor”.

El proyecto exceptúa de lo dispuesto a los planteles de perros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional.

Un problema en incremento

En la exposición de motivos del proyecto, Reisch señala que el objetivo es adecuar la legislación a “un problema que se viene incrementando en forma permanente”, que son las “situaciones donde intervienen perros que son responsables de ataques graves, con el resultado para las víctimas de lesiones graves, desgarros múltiples en piel, músculos, nervios, tendones y órganos vitales, mutilaciones, amputaciones e incluso a veces mortales”. La diputada subraya que la mayoría de las veces “las víctimas son niños, bebés y ancianos, que quedan con secuelas físicas y psicológicas de por vida”.

Para la representante por Colonia, “resulta obvio que el sacrificio posterior del animal, y la responsabilidad civil de su dueño no alcanzan para minimizar o reparar los terribles daños provocados a las personas víctimas de estos tipos de ataques”.

La legisladora argumenta que “existen razas de caninos que presentarían cierta tendencia a ser más agresivas, que incluso genéticamente tendrían un temperamento difícil de controlar”, a lo que se suma que “es usual que sus propietarios desconozcan totalmente las características de esos animales y no estén al tanto de su peligrosidad, que muchas veces se manifiesta en ataques sorpresivos y brutales que llaman la atención por su ferocidad”.

En ese sentido, Reisch señala que su propuesta no es “novedosa a nivel mundial”, sino que “son varios” los países que han incursionado en este tipo de regulaciones. “No se trata de estar en contra de estos animales, sino de que por los ataques de que estas razas tienden a ser protagonistas reiterados, y por sus características, son peligrosas y se pueden transformar en un arma”. “La potencialidad de daño es muy grande y debe prevenirse”, argumenta.