El gobierno de Alexandr Lukashenko convirtió a Bielorrusia “en una Corea del Norte en el centro de Europa”, dijo este lunes la dirigente opositora bielorrusa Svetlana Tijanóvskaya, que vive exiliada en Lituania. En una conferencia de prensa pidió “a la comunidad internacional” que sancione a su país, que lo excluya de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y que se investigue lo ocurrido el domingo “para que todos los culpables reciban su castigo”.

Ese día, el gobierno de Lukashenko forzó el aterrizaje de un vuelo de pasajeros de la aerolínea irlandesa Ryanair que iba desde Grecia a Lituania. Cuando sobrevolaba el cielo de Bielorrusia, el servicio de tráfico aéreo de ese país notificó a la tripulación que había una potencial amenaza a bordo –según algunos medios internacionales se mencionó la presencia de una bomba– y que el avión debía aterrizar en el aeropuerto más cercano, que era el de Minsk, la capital bielorrusa. El propio presidente dio la orden y además dispuso que un avión militar escoltara al de pasajeros.

En el aeropuerto no se halló ninguna amenaza en el avión, pero fue detenido el periodista opositor al gobierno Román Protasevich, de 26 años, creador de los canales de Telegram Nexta y Nexta Live. Esos medios fueron referentes para informarse durante las primeras protestas contra la última reelección de Lukashenko, en 2020, comicios que fueron denunciados como fraudulentos por los opositores al mandatario, quien gobierna a la exrepública soviética desde 1994. Una multitud repudiaba en las calles los resultados oficiales de esas elecciones, según los cuales Lukashenko fue reelecto con 80% de los votos para un sexto mandato consecutivo.

“Aunque las manifestaciones masivas han desaparecido de las calles, porque fueron reprimidas, la gente sigue sufriendo y cada mes unas 1.000 personas son detenidas”, decía en abril Tijanóvskaya. Días atrás, una nueva ley de seguridad nacional promulgada por Lukashenko habilitó el uso de armamento militar para reprimir “desórdenes” y estableció que los funcionarios que lo utilicen no enfrentarán procesamientos por los daños que causen con esas armas, siempre que lo hagan dentro de los límites que marca la norma.

En ese contexto político fue detenido el avión en el que viajaba Protasevich, que además de periodista es colaborador de Tijanóvskaya y, como ella, está exiliado en Lituania. En su país está incluido en la lista de “terroristas” y podría enfrentar la pena de muerte. De acuerdo con la agencia de noticias Efe, cientos de periodistas fueron detenidos desde que comenzaron las protestas, y una veintena siguen presos.

Fuera de Bielorrusia

Michael O’Leary, el director ejecutivo de la aerolínea irlandesa Ryanair, dijo que este es un caso de “piratería y secuestro patrocinado por el Estado”. Agregó que en el avión viajaban agentes de la KGB bielorrusa y concluyó: “Parece que la intención de las autoridades era llevarse a un periodista y a su compañera de viaje”. Según algunas informaciones, Protasevich viajaba con su novia, Sofia Sapega.

El ministro de Transporte británico, Grant Shapps, comunicó el lunes que dio la orden a la Autoridad de Aviación Civil de Reino Unido para que pida a las aerolíneas que eviten transitar el espacio aéreo de Bielorrusia, y suspendió además la licencia de una empresa aérea de ese país, Belavia.

Para la opositora Tijanóvskaya, este es un caso de “terrorismo de Estado”, y del mismo modo lo calificaron la Unión Europea (UE) y Estados Unidos. “Absolutamente inaceptable”, “totalmente inadmisible” y “escándalo internacional” fueron algunos de los comentarios que hicieron altos jerarcas de la UE sobre este incidente, por el cual el bloque evalúa sancionar al gobierno de Lukashenko.

El presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, informó que el caso se trataría en una cumbre europea extraordinaria que ya estaba prevista y que comenzó el lunes y termina este martes. Dijo también que esto “no quedará sin consecuencias”, y llamó a las autoridades bielorrusas a que “liberen inmediatamente al pasajero detenido y a que garanticen plenamente sus derechos”. Agregó que será “esencial” que la OACI investigue el aterrizaje forzoso.

También la OTAN tiene previsto tratar este incidente este martes en su reunión regular de embajadores. El secretario general de esa organización, el noruego Jens Stoltenberg, calificó lo ocurrido como “un incidente grave y peligroso que requiere una investigación internacional”.

En respuesta, las autoridades de Bielorrusia afirman que actuaron cumpliendo las normas internacionales y cuestionaron las declaraciones “belicosas” y “politizadas” de otros gobiernos y funcionarios.