En el cementerio central de Paysandú, autoridades del gobierno nacional, departamental, legisladores, miembros de la Policía y allegados despidieron a Jorge Larrañaga, que falleció el sábado a los 64 años tras un paro cardiorespiratorio.
Desde el gobierno departamental cerraron el cementerio para que sólo pudieran entrar las autoridades, allegados del exministro del Interior y medios de comunicación, pero cientos de personas que acompañaron el cortejo fúnebre desde las 10.00 aguardaron afuera mientras se desarrollaba el entierro. Además de una caravana de 100 jinetes de la Policía, encabezada por el intendente de Soriano, Guillermo Besozzi, la ceremonia contó con distintos homenajes de la fuerza, como la entrega del pabellón nacional a la familia, el disparo de bombas y el pasaje del himno nacional.
El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, y varios miembros del gobierno acompañaron a la familia de Larrañaga durante la jornada. En el entierro, Lacalle tomó la palabra y, evidentemente emocionado, les habló directamente a los hijos del exministro de Interior: “La actividad política es ensanchar el corazón, es un acto de generosidad, no es querer menos -en el corazón hay lugar para casi todos-, es querer más, es esa familia no sanguínea que es la patria. El corazón del viejo de ustedes está compartido con tres millones y medio de uruguayos; siéntanse honrados y caminen con la frente en alto”.
Habló del tiempo compartido en el Parlamento y señaló que entre los gustos que tenían en común, además de los cuchillos y los caballos, estaban los relojes. Sobre eso recordó cómo el exsecretario de Estado solía regalar a sus hijos uno en momentos especiales, y señaló que “Jorge tenía esa obsesión para hacer las cosas cuanto antes”. En ese sentido, el tiempo que le dedicó a la política fue tiempo que no tuvo con sus hijos, dijo el presidente.
Sobre Larrañaga aseguró que fue una persona llena de “fuerza y voluntad”, que “tropezaba y rodaba, que se paraba como si nada hubiera pasado”. Dijo que el dirigente del Partido Nacional “no sabía de descanso ni sabía de renunciamiento”: “Empieza a descansar hoy, mucho antes de lo previsto, empieza a descansar cuando lo veíamos en el mejor momento; había encontrado su eje, su centro, y esa embestida típica de él se había concentrado y focalizado en esta tarea”.
Lacalle Pou señaló que “su partido lo va a extrañar en la primera fila” y que en el gobierno se lo va a extrañar como “un bastión fundamental”. Destacó que durante su vida política Larrañaga “defendió las leyes” y subrayó que el homenaje de los cuerpos policiales, de los retirados y del sindicato “no es moco de pavo, como se dice comúnmente: le rinden homenaje porque no mandaba, se ponía adelante”.
Lo comparó con otros caudillos del Partido Nacional: “ese arrojo de [Aparicio] Saravia no era un acto de locura, era ejercer la autoridad, era mandar, era ser el primero de la fila, padecer con la tropa, mandar sin imponer, es convencer”.
Durante la ceremonia también habló el mayor de los cuatro hijos de Larrañaga, Jorge, quien, emocionado, dijo: “Te vinimos a agradecer lo buen padre que fuiste, te amamos, tenemos un orgullo enorme por vos; te venimos a decir, también, que te quedes tranquilo, sabemos lo que hay que hacer, nos enseñaste bien: apretar los dientes y pa’ delante. Hasta siempre, nos vamos a encontrar”.