En el marco de una situación difícil para él, mientras las encuestas indican que su popularidad está cayendo, con protestas callejeras en su contra y con la comisión del Senado que investiga la gestión de la pandemia del gobierno debilitando su posición, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, pronunció en la noche del miércoles un discurso emitido por cadena nacional en el que mencionó logros de su gestión.

Si bien para el organismo del Senado que está indagando sobre lo que el Ejecutivo de Bolsonaro hizo para combatir el coronavirus está claro que el mandatario obstruyó la compra de vacunas, en su alocución el ultraderechista destacó la campaña de inmunización que se viene realizando en el país.

Luego de lamentar las muertes ocasionadas por la covid-19, aunque sin mencionar la cifra, que ya está cerca de los 470.000 fallecimientos, Bolsonaro dijo que “en el correr de este año todos los brasileños que lo deseen serán vacunados”.

El excapitán de 65 años agregó que “hoy alcanzamos la marca de 100 millones de dosis de vacunas distribuidas a estados y municipios”, mientras como sonido de fondo se escuchaban en muchas ciudades y barrios del país intensos cacerolazos, según informaron medios locales. Posteriormente, Bolsonaro nuevamente atacó las medidas de restricción de la movilidad aplicadas por muchos gobernadores opositores de su gestión. “Nuestro gobierno no obligó a nadie a quedarse en casa, no cerró negocios, no cerró iglesias ni escuelas y no les quitó la posibilidad de obtener el sustento a millones de trabajadores informales”, afirmó.

Después de reafirmar como un logro que la Copa América se disputará en el país, el presidente destacó el crecimiento de 1,2% del producto interno bruto en el primer trimestre del año, que fue anunciado el martes. “Por supuesto, nadie dice que crecerá 6%, pero la previsión es de al menos 4%, que ya es una cifra muy grande, teniendo en cuenta el uso político de la pandemia que hacen algunos”, dijo Bolsonaro.

El discurso del mandatario referente a su gestión de la pandemia generó una rápida respuesta de los principales senadores que integran la comisión que investiga la gestión gubernamental sobre este tema en el Congreso.

En un comunicado reseñado por medios brasileños, firmado por el presidente de la comisión, Omar Aziz, integrante del centrista Partido Social Democrático, por el vicepresidente Randolfe Rodrigues, del partido ecologista Rede, y por el relator del órgano, Renan Calheiros, del centroderechista Movimiento Democrática Brasileño, los legisladores expresaron que “un retraso de 432 días y la muerte de casi 470.000 brasileños constituyen un hecho inhumano e indefendible. Los dichos deberían haber sido materializados con la aceptación de las vacunas de Butantan y Pfizer a mediados del año pasado, cuando el gobierno optó por no comprar 130 millones de dosis, una cantidad suficiente para la mitad de la población brasileña. Pero en lugar de eso, se tomó la decisión de descalificar las vacunas, sabotear la ciencia, estimular las aglomeraciones, conspirar contra el aislamiento y recetar medicamentos ineficaces para el tratamiento de la covid-19”.