Las relaciones entre Rusia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) están en “su punto más bajo desde la Guerra Fría”, dijo el secretario general de la alianza, el noruego Jens Stoltenberg, al finalizar la cumbre de la entidad celebrada en Bruselas, que significó la primera reunión del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con los líderes de las principales potencias europeas.

Tanto el gobierno encabezado por Vladimir Putin como China estuvieron en el punto de mira durante la cumbre de la Alianza Atlántica, que ve con profunda preocupación la creciente influencia de la nación asiática en el mundo.

En una conferencia de prensa Stoltenberg sostuvo que se está ante “una época de competencia global” en la que se debe “responder a muchas amenazas y desafíos al mismo tiempo: Rusia y China empujando en contra de un orden internacional basado en reglas, la amenaza continuada del terrorismo, los sofisticados ciberataques, las tecnologías disruptivas y el cambio climático. Ningún país ni ningún continente puede hacer frente a estos desafíos solo”.

Stoltenberg planteó que hay “fuerte convergencia entre los aliados” ante lo que consideran una amenaza para la seguridad, refiriéndose al aumento en inversión militar que ha hecho China en los últimos años, a lo que calificó de “agresividad” por parte de los rusos.

De todos modos, el funcionario evaluó positivamente que el gobierno de Xi Jinping y los aliados tienen puntos de vista similares respecto del control de armas y el cambio climático.

En una declaración extensa, la OTAN indicó que el conflicto entre Rusia y Ucrania es el primer punto para tener en cuenta. El organismo afirmó que “la reciente escalada militar masiva y las actividades de desestabilización en y alrededor de Ucrania han incrementado aún más las tensiones y socavado la seguridad”. En este sentido, la asociación militar con Bielorrusia, las violaciones del espacio aéreo de los países miembros de la alianza, la diversificación de su arsenal nuclear y el despliegue de misiles a Kaliningrado son señales de advertencia que vienen desde Moscú.

Además, afirmaron que Rusia intentó “interferir en las elecciones” de los países miembros de la OTAN e hizo la vista gorda en los casos de ciberdelitos cometidos por organizaciones de hackers que operan desde su territorio.

De todos modos, y en vista de la reunión que Biden mantendrá con Putin este miércoles en la ciudad suiza de Ginebra, reconocieron que están abiertos al diálogo con el gobierno ruso.

Otro de los temas que se abordaron durante esta cumbre fue el acuerdo de que la salida de las tropas del bloque del territorio de Afganistán no será total. En su declaración la OTAN indicó que los países miembros se comprometieron a que cuando finalice el retiro de tropas de ese país, que está previsto para el 11 de setiembre –fecha en que se cumplirán 20 años del atentado a las Torres Gemelas–, seguirán financiando a las fuerzas de seguridad afganas.

“Retirar nuestras tropas no significa terminar nuestra relación con Afganistán. Ahora abriremos un nuevo capítulo. Afirmamos nuestro compromiso para seguir junto a Afganistán, su pueblo y sus instituciones en la promoción de la seguridad y la defensa de los avances logrados con gran esfuerzo en los últimos 20 años”, se expresa en la declaración. La alianza también se comprometió a respaldar el proceso de paz entre el gobierno afgano y los talibanes.

Por otra parte, tras las desavenencias entre los miembros de la alianza atlántica y el anterior presidente estadounidense, Donald Trump, Biden está intentando recomponer las relaciones y reformar el organismo. En declaraciones recogidas por la agencia de noticias AP, el británico Jamie Shea, exsubsecretario general de la OTAN, sostuvo que con el nuevo mandatario Estados Unidos “vuelve a comprometerse con la defensa colectiva de la OTAN, con una fuerte presencia militar en Europa, y a hacer frente en primer lugar al desafío de Rusia. Pero, por otro lado, Biden no sólo quiere volver a la antigua OTAN, anterior a Trump. Quiere una nueva OTAN mucho más centrada en cuestiones globales”.

En este sentido, Biden también pretende impulsar dentro de la OTAN una agenda que tiene como línea de meta el año 2030. Stoltenberg sostuvo que espera que los aliados realicen más consultas políticas y logren generar un acelerador de innovación, un centro para promover la cooperación en el desarrollo tecnológico y también un fondo de innovación para apoyar a empresas de seguridad y defensa.