El Ministerio de Salud decidió suspender la compra de la vacuna Covaxin, desarrollada por el laboratorio indio Bharat Biotech, en medio de las presiones que existían por presuntas irregularidades en los contratos firmados por el gobierno de Jair Bolsonaro con la empresa Precise Medicines, que actuó como intermediario en la millonario transacción. Este martes el ministro de Salud, Marcelo Queiroga, reveló a la cadena CNN Brasil la decisión de interrumpir el contrato. “Ya no es apropiado importar vacunas en este momento”, dijo lacónicamente el secretario de Estado.

Las denuncias señalan que el contrato entre el Ministerio de Salud y la empresa Necessidade, representante del agente inmunizante indio en Brasil, incluía una enorme sobrevaloración de la compra del producto. La vacuna fue la más cara entre todas las que compró Brasil desde el inicio de la pandemia.

Según se reveló en los últimos días, hay numerosos indicios de corrupción en este caso y el contrato por más de 323 millones de dólares es objeto de investigación por parte del Ministerio Público Federal (MPF). El presidente aprobó a principios de este año la compra de la vacuna india a un precio 1.000% superior al anunciado inicialmente por el fabricante. Un telegrama de la embajada de Brasil en Nueva Delhi muestra que, cuando se lanzó, la vacuna producida por el laboratorio indio Bharat Biotech costaba 100 rupias, o alrededor de 1,34 dólares la dosis. En febrero de ese año, bajo presión de Bolsonaro, la representante local Necessidade cerró la venta al Ministerio de Salud por el valor de 15 dólares la unidad. Al mismo tiempo, el gobierno federal rechazó comprar por 10 dólares la vacuna de Pfizer, argumentando que era demasiado cara.

Luego de conocida la noticia de que no se compraría la vacuna india, el vicepresidente de la comisión del Senado que investiga la gestión del gobierno de la pandemia, Randolfe Rodrigues, del partido ecologista Rede, utilizó sus redes sociales para comentar el hecho.

“Si no pasó nada, ¿por qué suspendieron la compra? ¡Esto sólo tiene un nombre!: ¡Confesión!”, escribió el legislador.