En una decisión sorpresiva, la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) anunció este lunes que Brasil será la sede de la Copa América, a pesar de que el país es uno de los que más están padeciendo por la pandemia de coronavirus.

El torneo inicialmente se iba a jugar en Colombia y Argentina, pero la conmoción social en el primer país, y la negativa del gobierno en el segundo, en virtud de la actual situación epidemiológica, dejaron al certamen sin sede, lo que generó una rápida movida de la Conmebol, que, ávida de no perder las enormes ganancias que genera el campeonato en virtud de los derechos televisivos, hizo consultas con el gobierno brasileño que encabeza Jair Bolsonaro, obteniendo una respuesta positiva.

“El mejor fútbol del mundo traerá alegría y pasión a millones de sudamericanos. La Conmebol agradece al presidente Jair Bolsonaro y a su equipo, así como a la Confederación Brasileña de Fútbol, por abrir las puertas de ese país al que hoy es el evento deportivo más seguro del mundo. ¡América del Sur brillará en Brasil con todas sus estrellas!”, fue el texto que se publicó en la cuenta de Twitter oficial de la Conmebol. Con el mismo tono, el presidente de la Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez, dijo que “el gobierno de Brasil demostró agilidad y capacidad de decisión en un momento crucial para el fútbol sudamericano. Brasil vive un período de estabilidad, cuenta con infraestructura probada y experiencia acumulada reciente para organizar una competencia de esta magnitud”.

Pero en las primeras horas de la noche y luego de la enorme ola de críticas que generó en Brasil la decisión anunciada por la Conmebol, desde el gobierno de Bolsonaro se expresó que el tema aún no estaba definido. Según informaron medios brasileños, el jefe de gabinete, Luiz Eduardo Ramos, afirmó que la posibilidad de que Brasil sea sede de la Copa América está en proceso de negociación y la cuestión recién se definirá este martes.

“Todavía no hay nada seguro. Quiero dejar bien claro que estamos en medio del proceso, pero no rechazaremos el pedido si estamos en condiciones de atenderlo”, afirmó Ramos.

En una breve conferencia de prensa realizada en el Palacio de Planalto, en Brasilia, el jerarca explicó que el pedido de organizar el evento futbolístico le fue transmitido al gobierno por la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y agregó que los partidos se realizarían sin la presencia de público en las tribunas.

Ramos agregó que todos los integrantes de las delegaciones que participarían en el torneo tendrían que estar vacunadas para poder ingresar en el territorio brasileño. “Son diez equipos, 65 personas por cada delegación, y todos los integrantes deben estar vacunados. Esa fue la imposición que tratamos con la CBF. Hasta ahora no hay ningún documento firmado, apenas tratativas”, explicó.

Inicialmente, la noticia de que el torneo se jugaría en Brasil despertó agrias y rápidas repercusiones.

Uno de los primeros actores políticos en reaccionar fue el senador Renan Calheiros, relator de la comisión que investiga en el Senado la gestión de la pandemia de coronavirus del gobierno de Bolsonaro. “Con más de 462.000 muertes, ser sede de la Copa América es patrocinar un campeonato de la muerte. Son un sindicato de negacionistas: el gobierno, la Conmebol y la Confederación Brasileña de Fútbol. Los ofrecimientos de vacunas al país se pudrieron en los escritorios, pero el visto bueno para la Copa América fue rápido. Esto es un escarnio”, escribió el legislador en su cuenta de Twitter.

Paralelamente, tres gobernadores expresaron públicamente que no permitirían que haya partidos del torneo en sus estados por la pandemia. Ellos fueron Rui Costa, de Bahía, cuya capital es Salvador, Fátima Bezerra, de Rio Grande do Norte (Natal), ambos pertenecientes al Partido de los Trabajadores, y el gobernador de Pernambuco (Recife), Paulo Câmara, integrante del Partido Socialista Brasileño. Otro integrante de este sector político, el diputado federal por el estado de Minas Gerais Julio Delgado, dijo que presentaría un pedido a la Justicia para que esta impida la realización del evento deportivo en el país, hecho que el legislador calificó de “absurdo”.

Orlando Silva, quien actualmente es diputado por el Partido Comunista de Brasil, pero que fue ministro de Deportes durante los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, calificó la decisión de la Conmebol de “surrealista”. “Estamos en las puertas de una tercera ola del virus y somos el segundo país del mundo en número de muertes. ¿Qué es lo que quieren con esto, diezmar a la población?”, planteó.