Pese al repudio de sectores políticos y sindicales, el Parlamento de Grecia aprobó el jueves una controvertida reforma laboral promovida por el gobierno del primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, del partido de derecha Nueva Democracia. La mayoría absoluta con la que cuenta el oficialismo en el Parlamento unicameral griego permitió que la reforma saliera adelante con el voto de 158 de los 300 legisladores.
Mientras se votaba, miles de personas manifestaban su rechazo a esta reforma en varias ciudades, y en particular en las calles que rodean al Parlamento, en Atenas, y se llevaba adelante el primer paro general en Grecia desde que comenzó la pandemia.
Una de las consignas de la movilización fue “Diez horas de trabajo, esclavitud moderna”, en referencia a uno de los puntos más cuestionados de la reforma. Esta nueva ley establece que la jornada laboral puede aumentar en algunos casos de ocho a diez horas. Si bien se considera que la semana laboral es de 40 horas, esta reforma permite flexibilizar el horario de trabajo, concentrar esas 40 horas en cuatro días de la semana, o excederse de ese total y acumular días libres a futuro, en lugar de recibir el pago de horas extras, informó la agencia de noticias Efe.
Si bien se supone que esa alteración de la jornada se hace a pedido del trabajador, sus críticos sostienen que esto no está garantizado, y que el empleador puede modificar la jornada y el horario según su conveniencia. Afirman también que esta iniciativa legaliza situaciones que ya existen, en las que el trabajador tiene que extender su jornada con horas no remuneradas, y recuerdan que, en otros países, en dirección opuesta a la legislación aprobada por el Parlamento, se discute una reducción de las horas diarias de trabajo.
Del mismo modo, el proyecto aumenta a 150 el total de horas extras anuales que puede hacer un trabajador, lo que agrega 30 o 60 horas a las que hoy se permiten, según el área laboral.
Los sindicatos rechazan también que esta ley les quita a los trabajadores organizados el poder de negociar las condiciones laborales con sus empleadores, porque la reforma elimina los convenios colectivos y habilita acuerdos entre el contratante y el empleado.
El líder del partido de izquierda Syriza y exprimer ministro, Alexis Tsipras, dijo en el Parlamento: “Cuando los gobiernos no están en acuerdo con la mayoría de la sociedad y sus intereses, sus días están contados”, según citó el diario español ABC. También se opusieron a la nueva legislación otras organizaciones políticas, como el Partido Comunista y el MeRA25, o Frente Europeo de Desobediencia Realista, que lidera el exministro de Economía Yanis Varoufakis.
Cuando Tsipras fue primer ministro y Varoufakis titular de Economía, se recuperaron los convenios colectivos, que antes la derecha gobernante había eliminado. El jueves, cuando participaba en una de las manifestaciones contra la reforma, que reunió a unas 20.000 personas en Atenas, Tsipras manifestó: “El gobierno de derecha expone hoy su verdadero rostro y muestra al servicio de quién trabaja y a qué intereses sirve: el de una pequeña élite de hombres de negocios, en su mayoría asociados y amigos del señor Mitsotakis”.
La reforma aprobada, además, limita la convocatoria a paros y huelgas, y establece que en caso de que se declare ilegal el paro de un sindicato, otro sindicato no puede declararse en paro por condiciones similares, informó Efe.
De hecho, incluso sin esa norma, el paro del jueves, que acompañó la votación en el Parlamento, estuvo a punto de ser impedido por las autoridades porque coincidía con instancias de exámenes de ingreso a la universidad. La situación llevó a que los sindicatos de la educación y del transporte mantuvieran guardias de emergencia para asegurar que esas pruebas se pudieran llevar adelante.
Por su parte, el gobierno de Mitsotakis argumenta que con la reforma llegarán inversores extranjeros al país, cuya legislación laboral actualmente consideran demasiado compleja. El primer ministro destaca que la normativa “pone los cimientos para un ambiente laboral moderno”, que permita conciliar el trabajo y la vida familiar, porque la reforma también incluye algunos puntos que sí generan un consenso amplio, como el aumento de las licencias por maternidad y paternidad. Los cambios “finalmente ayudarán tanto a la economía como a la sociedad griega a alcanzar el ritmo rápido del resto de Europa, así como el de nuestros tiempos”, dijo Mitsotakis.
Pero incluso parlamentarios oficialistas, como Anna Efthimiou, habían reclamado que la reforma incluyera cláusulas que protegieran a los trabajadores. La diputada señaló que eran necesarias porque “no existe una relación de igualdad entre empleador y empleado, sino una relación de dependencia”.