“Aquí, allá, Keiko no va”, corearon miles de manifestantes que marcharon el martes en el centro de Lima con carteles contra la candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, quien el domingo competirá por la presidencia peruana con su rival de Perú Libre, Pedro Castillo. Algunos de los participantes en la movilización, que se replicó en otras ciudades del país, expresaban su apoyo a Castillo, pero muchos otros mostraban directamente su rechazo al fujimorismo, tanto al de Keiko como al de su padre, Alberto Fujimori, presidente peruano entre 1990 y 2000, quien actualmente se encuentra encarcelado cumpliendo varias condenas por violaciones a los derechos humanos y corrupción.

En la marcha contra Fujimori participaron integrantes de la Confederación General de Trabajadores del Perú, organizaciones sociales como la que reúne a víctimas de la campaña de esterilización forzada que se llevó adelante durante el gobierno del expresidente, y colectivos artísticos y barriales.

Varios de los carteles de los manifestantes reivindicaban la memoria y condenaban la corrupción, un mal endémico de la política peruana que fue un tema recurrente durante la campaña. La propia candidata de Fuerza Popular está acusada de lavado de activos y otros delitos vinculados con la financiación de sus campañas, y sobre ella pesa un pedido de 30 años de cárcel. Ese riesgo quedaría sin efecto a corto plazo si resulta electa en los comicios del domingo. También podría ser indultado su padre si ella gana las elecciones, tal como lo manifestó más de una vez la postulante, de 45 años.

También fueron recurrentes en la campaña las advertencias acerca del “comunismo” y el “terrorismo” surgidas de la derecha peruana, que acusa a Castillo de querer implantar un gobierno comunista y agita el fantasma del grupo armado Sendero Luminoso. Los carteles con consignas en contra del comunismo fueron muchos el sábado en una marcha de votantes de Fujimori, convocada bajo la consigna “Por la paz y la democracia”, que se realizó en la capital peruana. Allí se vieron también manifestantes con la camiseta de la selección peruana de fútbol, que Fujimori ha usado en esta campaña para identificar su candidatura con todo el país. Después, en la movilización contra Fujimori, los manifestantes respondieron con una enorme bandera peruana que recorrió la marcha.

Para este jueves está previsto el cierre de campaña de los dos candidatos. Pero según anunció el diario El Comercio, representantes de cada uno de ellos convocaron a participar en esos actos en el mismo lugar, la plaza San Martín, en el centro de Lima. Fuerza Popular convocó para las 15.00 y Perú Libre para las 16.00. Desde la campaña de Castillo se informó que todavía quedaban ajustes por hacer para el acto de cierre.

La última encuesta publicada en Perú antes de la segunda vuelta presidencial del domingo deja ver un panorama incierto. El sondeo realizado por la consultora Datum registra menos de un punto de distancia entre Castillo, con 42,6%, y Fujimori, con 41,7%. Este trabajo muestra una caída de 3% del candidato de Perú Libre desde la última medición de esa encuestadora.

En cierta medida, el resultado de las elecciones dependerá de cómo voten las distintas zonas del país, donde las preferencias por uno y otro candidato están muy marcadas. Mientras que Castillo es favorito en el centro y el sur, en todas las áreas rurales y en la región andina, eternamente relegada por los sucesivos gobiernos del país, su rival es la candidata en la región metropolitana de Lima, la zona más densamente poblada de Perú.

La polarización que se dio en esta campaña, con acusaciones mutuas y con el electorado dividido prácticamente en dos partes iguales, contrasta con el voto disperso de la primera vuelta, en la que compitieron 18 candidaturas y apenas uno de cada cinco votantes apoyó a quienes competirán en esta segunda y definitiva vuelta. Mientras que Castillo se presenta como un candidato de izquierda que promoverá cambios en el país, Fujimori, desde la derecha tradicional, es la postulante que mantendría el estado actual de las cosas.

No obstante, los dos aspirantes a la presidencia peruana coinciden en algunos puntos. Uno es su rechazo a incorporar una agenda de derechos –algo que puede ser contradictorio en el discurso de Castillo– y otro son las promesas de ambos de aumentar la vacunación contra la covid-19 y de reducir las restricciones a la movilidad que se han implementado en Perú, uno de los países del mundo más castigados por la pandemia de coronavirus.

A este escenario electoral se suman otros elementos: la desinformación y la duda con respecto al resultado. Según dijo este miércoles el exjefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales Fernando Tuesta, es “preocupante” la campaña de desinformación que toma como blanco los organismos electorales y que instala la idea de que es posible un fraude. En una conferencia de prensa con la Asociación de Prensa Extranjera en Perú, el exfuncionario dijo que “nunca se ha tratado de deslegitimar el proceso electoral como ahora”, y agregó: “La campaña contra los organismos electorales es enorme y va dirigida a decir: ‘si no gano, es fraude’”.

Según consignó la agencia de noticias Efe, Tuesta insistió en que “no es posible hacer fraude en Perú a no ser que tengas una captura institucional intensa de todos los organismos electorales, y compradas la prensa y otras instituciones, y ni así puedes cubrir un fraude”. Sin embargo, hubo denuncias de que no se eliminó del padrón a todas las personas que murieron, algo que es normal, pero que en esta ocasión fue presentado como un elemento para instalar dudas, advirtió.