El martes, en el Palacio de La Moncloa, se reunieron por más de dos horas el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès.

Obviamente, el conflicto político existente entre los catalanes y el resto del Estado español ocupó la mayor parte del encuentro, en el que hubo un buen clima, pese a las diferencias de fondo que existen entre ambos jerarcas.

De acuerdo a lo que informó el portal Público, el horizonte temporal en el que la mesa de diálogo o de negociación debe materializar avances es de dos años, y se comunicó que estas conversaciones entre las partes comenzarán en setiembre. Pero el meollo del asunto será, sin dudas, difícil de superar. Luego del encuentro con Sánchez, Aragonès ofreció una conferencia de prensa en la que afirmó que su gobierno irá a dialogar con la idea de “amnistía” para los políticos encarcelados en el marco del procés, y también con la de la “autodeterminación”.

“Que la mesa pueda retomar sus trabajos es la mejor constatación de que las dos partes, pese a estas diferencias entre los dos gobiernos, queremos darles una oportunidad al diálogo y a la política”, afirmó el dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya. “Pero todos sabemos que la resolución pasa por que estos acuerdos sean validados por la ciudadanía catalana mediante el voto”, expresó el mandatario catalán, de acuerdo a EuropaPress.

Pero el gobierno del socialista Sánchez no contempla la posibilidad de llevar adelante un referéndum en Cataluña. La portavoz del Ejecutivo y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, negó que el presidente haya tratado con Aragonès la amnistía y la autodeterminación.

La jerarca expresó que es necesario tener tiempo para generar “un margen de confianza” y reconoció que no existen “soluciones mágicas” para acercar a las partes. Montero insistió en que cualquier acuerdo debe hacerse dentro del marco legal –lo cual excluye la posibilidad de un referéndum– pero sí reconoció que es posible, con base en un entendimiento y en el marco de lealtad mutua, que los catalanes puedan aumentar y profundizar su autogobierno.