La Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República (Udelar) convocó el viernes a la jornada “Aportes de la información y la comunicación para pensar la pandemia”, y en ese marco, el rector de la Udelar, Rodrigo Arim, y el coordinador general del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), Rafael Radi, reivindicaron la importancia de la comunicación “en clave de pandemia y en clave de políticas públicas” y de dar “mensajes transparentes, asertivos y fáciles de decodificar para todos en cada rol que ocupamos”.

Arim aseguró que en Uruguay “estamos viviendo horas dramáticas”, y dijo tener “algún nivel de frustración” por la situación actual. “Uruguay atravesó 2020 con una epidemia cuyos ribetes fueron relativamente benignos en el contexto internacional. Parte de las enormes virtudes que tuvo Uruguay fue su capacidad para escuchar al conocimiento científico, su capacidad de absorber mensajes provenientes de la ciencia, aún en la incertidumbre”, y de “decodificarlos en pautas de comportamiento institucionales, gubernamentales e individuales claras y transparentes”. Pero en este momento, contrastó, “la frustración es porque la sensación que vivimos es que no hemos logrado como sociedad volver a repetir esa experiencia, en un momento en que desde las políticas públicas, desde las institucionalidades y las pautas individuales, nos ubica en clave de mucha tensión, de dramatismo en términos de lo que es la evolución de la pandemia”.

Radi, por su parte, señaló que como la epidemia parte de “un proceso biológico y epidemiológico que para su contención depende tanto del comportamiento humano, la comunicación es una herramienta fundamental”, y advirtió que “todo lo que nos queda para adelante, y no va a ser un camino corto necesariamente, en buena parte se definirá en términos de cuánta comunicación de calidad podamos transmitir a la población”.

El científico, presidente de la Academia Nacional de Ciencias, aseguró que la pandemia “tiene números y tiene un lenguaje”, y comentó que los políticos “tienen que entender de qué van los números de la pandemia, las palabras y el lenguaje de la pandemia”, porque “cuando se llega a la etapa de la toma de decisión es fundamental que la comunicación sea suficientemente clara para hacer el intento de que el tomador de decisiones pueda tomar la decisión con la mejor evidencia”.

Remarcó como uno de los elementos centrales la comunicación basada en evidencia, que tiene que ser “objetiva y sin sesgo”, “debe tener resultados rigurosos y reproducibles”, “debe permitir el análisis por pares, el acumulado y el consenso” y “debe tener interpretaciones plausibles, que estén incorporadas a un contexto”. Planteó que ha sido un problema importante durante la pandemia que “conocimientos poco curados se hayan lanzado a la sociedad, generando alarma cuando todavía entre los científicos no teníamos consenso”.

Radi aseguró que la comunicación basada en evidencia permite combatir la infodemia o las noticias falsas, pero identificó como asuntos “más graves el apriorismo y la posverdad”. Definió el apriorismo como “un método que emplea ideas preconcebidas y que prescinde de los datos y los hechos de la experiencia”, y la posverdad como “una derivada del apriorismo: la distorsión deliberada de la realidad en los hechos objetivos”.

Advirtió que la sociedad “prefiere mucho más la información en términos de blanco y negro, cuando en realidad una epidemia es un degradé gigante de grises, y transmitir los grises es más difícil”, y puso como ejemplo de un enfrentamiento entre blancos y negros contra los grises el debate sobre la movilidad, la cuarentena obligatoria y la disminución de los contagios, algo a lo que se refirió el presidente Luis Lacalle Pou en la entrevista con Subrayado cuando afirmó: “No creo que funcione un lockdown.

Sin mencionar al presidente, Radi habló sobre el tema: “Es una falsa oposición. Obviamente que no hay una categoría que indique que la única forma de reducir la movilidad es con la cuarentena obligatoria, ese es un relato incorrecto, pero además se demuestra que es incorrecto; por eso hoy hablábamos de la posverdad y el apriorismo”.

Citó un estudio del Área de Datos y Modelos del GACH que resume ejemplos de medidas adoptadas por muchos países y mencionó que “en algunos países donde las medidas restrictivas fueron acompañadas de bajas de movilidad, impactaron rápidamente en la curva de contagios; hay otros lugares donde en el papel las medidas restrictivas fueron incluso mayores, pero no impactaron en la movilidad porque el comportamiento social no acompañó y las medidas de control no fueron eficientes, entonces la curva de contagio no cambió”. “El hecho de disminuir la movilidad, que en algún momento se había logrado en Uruguay, llegando a la Semana de Turismo, luego se retomó, y lo que se preveía es que aunque había una disminución a los valores previos, eso no iba a alcanzar para ir hacia una trayectoria de mayor control de la epidemia. Entre movilidad 0 y movilidad 100 hay todo un conjunto de posibilidades, y de eso se trata: lograr esos equilibrios entre las actividades esenciales, en el marco de los derechos humanos y las libertades públicas; ese es el arte de gobernar”, concluyó.

Radi también apuntó que el cerebro humano “tiene grandes dificultades para entender los fenómenos exponenciales, ahí es donde nuestra intuición falla”, y aseguró que “solamente las proyecciones científicas” pueden permitir comprenderlos, ya que “pequeñas perturbaciones generan grandes cambios”. “Los 3.000 se pueden transformar en 4.000 o en 2.000 en términos cortos”, graficó.

El científico reivindicó el rol de la comunicación “como herramienta para el control y la mitigación de la pandemia”, y apuntó que los gobiernos “tienen un rol absolutamente decisivo, tanto para las medidas como para la comunicación”, para que “los grandes actores puedan realmente ejercer desde el conocimiento las mejores conductas para lograr mitigar y disminuir los contactos”. Añadió que además de alentar la comunicación, el GACH ha enfatizado en la necesidad de “monitorizar cómo esa comunicación genera adhesión a las medidas que se planteen”, y consideró que eso es “tan importante como los test de PCR, el plasma convaleciente o las vacunas”.

Estos temas, aseguró, “atraviesan a la sociedad, los científicos, los médicos, la política”, y mencionó que “es notorio que estamos teniendo dificultades. Parece que no entendemos que hay momentos donde la proximidad física genera dificultades en el control de la pandemia, y también es muy importante la comunicación para poder dar confianza sobre lo que, por ejemplo, las vacunas pueden hacer”.