Luego de que en la Cámara de Senadores Daniel Olesker, del Frente Amplio (FA), planteó sus preguntas y tras las respuestas del ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, habló la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche.

En su segunda intervención, Arbeleche afirmó que el gobierno aplicó la mayor parte de las sugerencias que había hecho el FA en mayo. Enumeró el apoyo a pequeñas y medianas empresas, el impulso en adelantar la inversión pública, el incremento del subsidio de desempleo y la ampliación del beneficio de seguro de desempleo para las embarazadas.

La ministra defendió la decisión de no implementar la renta básica. En sintonía con lo que había dicho durante su primera exposición, Arbeleche dijo que el gasto de 1.500 a 2.000 millones de dólares para implementar una renta básica “no es una medida sostenible en el tiempo”. Sostuvo que la estrategia del gobierno fue generar un apoyo más personalizado a los hogares más vulnerables: mencionó que un hogar con cuatro menores a cargo que esté por debajo del umbral de nivel crítico percibe 18.314 pesos y que “es más que el salario mínimo, que está en 17.930 pesos”. “Rentas focalizadas se necesitan”, respondió al pedido de renta básica. “Para salir de la situación de pobreza más allá de apoyos concretos se necesita empleo, ese es el desvelo de este equipo de trabajo, necesitamos crecer”, afirmó la ministra, y le retrucó a Olesker que él veía como algo “negativo” el aumento de las exportaciones, cuando “es positivo para generar empleo”.

Con respecto al riesgo de perder el grado inversor, volvió a decir que “no es un objetivo en sí mismo” sino “una herramienta para el bienestar”, a diferencia de lo que sostenía la administración anterior, sostuvo. Alegó que había motivos para perder el grado inversor, a diferencia de lo que planteó Olesker, porque “de 18 países que entraron a la pandemia con perspectiva negativa, 17 tuvieron una baja en la nota” de deuda de las calificadoras. Le respondió al legislador interpelante que perder el grado inversor “no depende de la actitud”, como había dicho Olesker, sino “de la capacidad de pago de un país”.

Por último, indicó que el aumento del déficit fiscal en 2020 demuestra que “no se puede hablar de que se escatimaron recursos y menos de que hubo ajuste fiscal”. “Ajuste fiscal hubo otros años cuando se aumentaron los impuestos”, deslizó, para rematar diciendo que “hablamos de ahorrar gastos innecesarios, que no son covid, estamos hablando de dejar de despilfarrar”.

“Las respuestas a la pandemia fueron sostenibles en el tiempo y pensando en resultados”

En varias oportunidades, la jerarca repitió que las consultas de la oposición giran en torno a por qué no se gastó más en la pandemia, y cuestionó ese enfoque porque mira sólo el nivel del gasto y no los resultados de las políticas. Subrayó que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) trabajó “en forma coordinada” con el Ministerio de Salud Pública en el combate a la pandemia. Recordó que las primeras medidas de créditos garantizados para empresas y postergación de vencimientos se tomaron el 19 de marzo, una semana después de los primeros casos.

Según Arbeleche, esas primeras respuestas fueron “certeras y rápidas”, pero la pandemia avanzó y se adoptó una estrategia de “respuestas dinámicas y evolutivas”. Esto estuvo asociado a la incertidumbre que reinaba en 2020 y que se mantiene sobre cuándo finalizará el coronavirus. “En ese marco, cualquier medida no debía de pensarse que iba a ser por pocos días. Fuimos respondiendo a una realidad cambiante, no hubo un paquete único. No fue una respuesta estática”, dijo y agregó que los apoyos dados fueron “equilibrados e integrales”.

“La respuesta ha sido responsable, de forma de asegurar la sostenibilidad de la respuesta a lo largo del tiempo que dure la pandemia. Algunos países realizaron grandes despliegues de recursos en los primeros días, o el primer año, y después vieron agotados sus recursos”, dijo Arbeleche y presentó gráficas comparativas. Por ejemplo, Argentina y Brasil, que fueron los que más gasto fiscal tuvieron en 2020, no repitieron en 2021, cuando “lo contrario ocurrió en Uruguay”, indicó la ministra. “Nada peor que poner medidas excepcionales y luego retirarlas por falta de recursos aunque la complejidad siga existiendo”, añadió.

A su vez, Arbeleche recordó que en marzo de 2020 el FA propuso un salario mínimo nacional para los trabajadores informales “hasta que dure la cuarentena; eso hubiera significado hasta el momento 1.500 o 2.000 millones de dólares; esa medida no hubiera podido ser sostenida”. También indicó que “la política de vacunación es de las políticas económicas y sociales más importantes, porque nos pone cerca de la reactivación de actividades”.

”Oposición enamorada del gasto”

“Varias de las preguntas [de Olesker] se resumen en por qué no se dieron más recursos para enfrentar la pandemia. La oposición está más enamorada del gasto que de los resultados, el foco internacional estuvo puesto en el gasto y no en los efectos de la pandemia, no hay que evaluar políticas por cuánto se gasta, sino por el impacto en la población”, señaló la jerarca.

A continuación, repasó algunos datos comparativos: “El PIB en Uruguay cayó menos que en otros países de Latinoamérica”; “Uruguay es de los países de Latinoamérica donde la caída del empleo fue de menor magnitud, [aunque] no estamos satisfechos”; “el aumento de la pobreza, según Cepal, ha sido menor en Uruguay que en el resto” del continente, y además, según datos del Instituto Nacional de Estadística, tras un aumento de los niveles de pobreza en 2020 por la pandemia, ese año terminó “con datos similares a los que había a finales de 2019”.

En respuesta a Olesker, la titular del MEF dijo: “No compartimos el concepto de gráfico de la vergüenza [utilizado por el senador del FA al mostrar el gasto comparativo entre países]; vergüenza es mostrar sólo una cara, evaluar las políticas públicas por el gasto sin ver el resultado”.

Luego, la ministra dio paso al subsecretario Alejandro Irastorza, quien hizo un detallado repaso de las medidas definidas de apoyos sectoriales y a empresas, así como del gasto social efectuado.

Grado inversor

Arbeleche recordó que el gobierno asumió en marzo de 2020 “con un déficit fiscal que era alto y comprometía el grado inversor”. Repasó que entre 2014 y 2019 aumentó en 14 puntos porcentuales la deuda neta medida en relación al PIB, y el año pasado “como contracara del gasto realizado para sostener sectores y personas, no podemos ignorar que hubo un salto de la deuda de más de 12 puntos porcentuales, no se escatimaron recursos”. Frente a eso, la ministra aseguró: “No salgo de mi asombro al escuchar a Olesker hablar de ajuste fiscal”.

Sobre el interrogante de por qué no se gastó más, Arbeleche dijo que “hay que entender los límites que tiene el aumento del endeudamiento y la posibilidad de perder el grado inversor, lo que tiene consecuencias directas en el acceso a financiamiento”.

Destacó que Uruguay mantuvo el grado inversor y fue, según la evaluación de la agencia Fitch, el único de los 18 países que entraron a la pandemia con perspectiva negativa en la nota de deuda que no tuvo una baja en la calificación. Agregó que de 19 países de América Latina que evalúa Fitch, “17 sufrieron un deterioro en la calificación o perspectiva” y entre la excepción estuvo Uruguay.