En una situación política comprometida, con cada vez menos apoyo popular según indican las encuestas y acosado por acusaciones de corrupción, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, volvió este miércoles a uno de sus temas recurrentes: el cuestionamiento de la fiabilidad del sistema de votación electrónica que existe en su país.
Esta vez el mandatario ultraderechista dio un paso más y ante un grupo de simpatizantes que lo esperaban en las afueras del Palacio de la Alvorada, en Brasilia, puso en duda la realización de las elecciones presidenciales previstas para octubre del año que viene. “Las elecciones del próximo año serán limpias. O tenemos elecciones limpias en Brasil o no tenemos elecciones”, dijo Bolsonaro a sus seguidores de acuerdo a lo que consignaron medios brasileños.
Desde hace varios años el actual presidente repite, sin ninguna clase de pruebas, que las elecciones pasadas fueron fraudulentas –a pesar de que él ganó, pero lo hizo en segunda vuelta y afirma que si no hubieran existido irregularidades se habría impuesto en la primera– y que únicamente será derrotado en su intento de reelección si vuelve a haber interferencias en el proceso electoral.
Estas recurrentes afirmaciones sin sustento alguno de Bolsonaro respecto de las elecciones se intensificaron en los últimos meses porque todas las encuestas de intención de voto indican que el favorito en los comicios del año próximo es el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores (PT).
Según recordó el portal Brasil 247, la estrategia del presidente consiste en cuestionar la seguridad de las urnas de votación electrónica, un sistema que se utiliza en Brasil desde las elecciones municipales celebradas en 1996, considerado eficiente y confiable por autoridades y expertos en la materia.
Bolsonaro es partidario de que se vuelva a votar con papeletas, método que según él es más confiable. Al respecto, hay un proyecto de ley enviado por el gobierno al Congreso, pero la propuesta tiene muchos partidos en contra, incluyendo algunos que apoyan al mandatario.
La cuestión de la fiabilidad de las elecciones ya había sido abordada el miércoles por Bolsonaro durante una entrevista que concedió a la radio Guaíba de la ciudad de Porto Alegre. “Se meterán en problemas durante el próximo año. Si este método continúa, sin que haya un conteo público de los votos, tendrán un problema, porque es posible que alguna parte no acepte el resultado. Este lado es obviamente el nuestro. Puede que no acepte este resultado. Queremos transparencia. [...] Si hay problemas, contemos los votos”, dijo Bolsonaro en su diálogo con la emisora.
En la misma entrevista y sin presentar ningún tipo de pruebas, Bolsonaro atacó la credibilidad de las elecciones realizadas con máquinas de votación electrónica y dijo que hubo fraude en las elecciones de 2014, en las que la presidenta Dilma Rousseff, del PT, fue reelegida, derrotando a Aécio Neves, candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). “No soy técnico en computación, pero el fraude se comprobó en 2014”, afirmó el mandatario.
Los dichos de Bolsonaro fueron rápidamente desmentidos por quien acompañó a Neves en la fórmula, Aloysio Nunes Ferreira, quien negó la existencia de irregularidades en las elecciones que perdió. “Las elecciones fueron limpias. Perdimos porque nos faltaron votos”, le contestó Nunes al ser consultado por el tema por Folha de São Paulo.
En su diálogo con Guaíba, Bolsonaro también atacó al ministro Luís Roberto Barroso, presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE) y uno de los integrantes del Supremo Tribunal Federal (STF), la máxima instancia de la Justicia brasileña. Barroso es defensor del voto electrónico y en más de una ocasión afirmó que el voto impreso reducirá la seguridad y confiabilidad de los resultados. Una de las últimas veces que defendió esta posición fue a comienzos de este mes, cuando se reunió con los integrantes de la Cámara de Diputados que se ocupan de posibles reformas electorales, de acuerdo a lo que recordó el portal O Globo.
Apuntando a Barroso, Bolsonaro expresó: “El Parlamento brasileño negoció con la dirección de varios partidos para que no se votara el voto impreso. ¿Con qué propósito? Para favorecer el fraude. Brasil se destaca en materia de informatización en las elecciones. Pero ¿por qué Japón no adopta el voto electrónico?; ¿por qué no lo hace? Porque Barroso no quiere más transparencia en las elecciones, sino que tiene un interés personal”, expresó el presidente.