Ersin Tatar, el primer ministro de la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre, entidad únicamente reconocida internacionalmente por Turquía, anunció junto al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, la decisión de abrir parte de Varosha, un barrio de la ciudad chipriota de Famagusta que está vallado y sobre el que está vigente una resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Tatar hizo este anuncio durante un acto oficial en el que celebró junto a Erdogan el aniversario de la ocupación turca del norte de Chipre, hecho ocurrido en 1974, luego del golpe de Estado que dieron militares grecochipriotas afines al gobierno de facto que por aquellos años gobernaba Grecia.

La apertura del barrio de Varosha va en contra de lo establecido en una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, emitida en 1984, que le da a ese distrito el estatus de zona militar, pide que el control del lugar sea transferido a la ONU y que no se asienten en esa zona personas que no sean sus habitantes originales.

Después de la invasión turca al norte de la isla de Chipre, el barrio fue cerrado y alrededor de 12.000 grecochipriotas fueron desplazados del lugar, que desde entonces permanece despoblado. La invasión turca dejó en total unos 200.000 grecochipriotas desplazados, así como unos 60.000 turcochipriotas del sur.

De acuerdo con la agencia de noticias Efe, Tatar dijo que los grecochipriotas tendrán prioridad a la hora de reclamar propiedades en Varosha y que podrán pedir su devolución o una indemnización. Sin embargo, para los grecochipriotas regresar a ese lugar supone establecerse en una zona que ahora se encuentra bajo control militar turcochipriota o pedir una reparación a cambio de entregarla, y legitimar esa situación que de hecho sólo Turquía reconoce.

El anuncio generó un fuerte rechazo tanto en Chipre como en Grecia, y también fuera de la región que está más directamente involucrada en el conflicto. Una de las reacciones contra la apertura de Varosha fue la de Estados Unidos, que reiteró su apoyo a la unificación de Chipre. El secretario de Estado, Antony Blinken, manifestó en un comunicado que Washington “considera que las acciones turcochipriotas en Varosha, con el apoyo de Turquía, son provocadoras, inaceptables e incompatibles con sus compromisos pasados”. Blinken pidió que revierta esa decisión y advirtió que Estados Unidos trabaja con países aliados “para remitir esta situación preocupante al Consejo de Seguridad de la ONU e instará a una fuerte respuesta”. Para Erdogan, “nadie debe esperar que los turcochipriotas renuncien a su condición de igualdad y soberanía y acepten vivir como minoría bajo la voluntad de los grecochipriotas”, según dijo durante el acto de aniversario de la invasión turca.

El mandatario turco afirma que son los grecochipriotas quienes impidieron que dieran resultado las negociaciones para que Chipre se reunificara, y reclama que la división se mantenga de manera definitiva, con el reconocimiento de dos estados. “El nuevo proceso de negociación sólo puede llevarse a cabo entre los dos estados”, dijo, y esas declaraciones fueron recibidas como una manera de darle la espalda a cualquier negociación en las actuales condiciones.

Por su parte, Chipre y Grecia pidieron este miércoles al Consejo de Seguridad de la ONU y a la Unión Europea un “mensaje claro” para Turquía, que lleve a “revertir de inmediato” la apertura de Varosha, e insistieron en que el anuncio realizado por Tatar viola resoluciones internacionales. El ministro chipriota de Relaciones Exteriores, Nikos Jristoulidis, dijo que la situación es “crítica” y que el diálogo de paz depende de la actuación de la comunidad internacional en este momento. A su vez, el jefe de la diplomacia griega, Nikos Dendias, consideró que “la agresión turca no puede quedar sin respuesta”, y agregó: “Turquía debe poner fin inmediatamente a su comportamiento provocador e ilegal y debe actuar conforme al derecho internacional”.

El presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, también rechazó el anuncio y dijo que busca alterar por los hechos el estatus internacional de Famagusta. Anunció que esto sería reportado formalmente al alto representante de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, a los embajadores de cada uno de los países del bloque, al Consejo de Seguridad de la ONU y a los representantes diplomáticos de los cinco países que son miembros permanentes de ese organismo.

Este asunto estuvo presente este miércoles en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU. Al finalizar, la enviada de la organización para Chipre, Elizabeth Spehar, manifestó su “profunda preocupación” por el “impacto negativo” que pueden tener estas “acciones unilaterales” en el conflicto.