A menos de una semana de que los chilenos vuelvan a las urnas en el marco de un abultado calendario electoral, el Congreso Nacional trabaja para restablecer el voto obligatorio. El 6 de julio, la Comisión de Constitución del Senado aprobó la iniciativa, luego de que fuera sancionada previamente por la Cámara de Diputados.
Mientras el proyecto de ley avanza, los números de participación en las elecciones recientes siguen siendo preocupantes: el plebiscito constitucional de 2020, que marcó un récord de votación, apenas superó 50% del padrón. Por eso es que tanto en Chile Vamos –sector que nuclea a varios partidos de derecha y centroderecha– como en Apruebo Dignidad –instancia que reúne al Frente Amplio (FA) y al Partido Comunista (PC)– crece el nerviosismo: este domingo se llevarán a cabo sus elecciones primarias, la votación interna en que sus militantes y adherentes elegirán a los primeros dos candidatos para las elecciones presidenciales que se realizarán en noviembre. Pese a que hay dos favoritos, los analistas señalan que todo dependerá de cuánta gente efectivamente acuda a votar el domingo.
La primaria de Chile Vamos
A comienzos de julio, los presidentes de los partidos de Chile Vamos se fijaron una meta: convocar en estas elecciones primarias a 800.000 electores, una cifra similar a la participación de las primarias de 2013, cuando Pablo Longueira, el candidato de la Unión Demócrata Independiente (UDI), se impuso, aunque la derecha al año siguiente perdió las elecciones ante Michelle Bachelet. En cambio, en 2017 fueron 1,4 millones de votantes los que acudieron a las urnas y le dieron el triunfo a Sebastián Piñera, quien volvió a La Moneda. Para la derecha, una baja participación este domingo será un augurio de un mal desempeño en las elecciones presidenciales de noviembre. Por eso se propone, al menos, igualar lo de 2013.
Este año, serán cuatro los candidatos que se midan en esa votación.
Uno de ellos es Joaquín Lavín (UDI), reconocida figura de la derecha, exministro en varias oportunidades y alguien que ya ha perdido en dos intentos de llegar a La Moneda. Esta vez, Lavín llega recargado: luego de un exitoso paso por la alcaldía de Las Condes, una acomodada comuna de la Región Metropolitana de Santiago, sus índices de aprobación lo ubican como favorito en esa contienda. Tirándose hacia el centro, Lavín ha dicho en su campaña previa que en caso de llegar a la presidencia no quiere hacer un gobierno de derecha, sino uno de centro, muy parecido a la socialdemocracia europea.
Lavín competirá en estas internas con Mario Desbordes, del partido Renovación Nacional, un exdiputado y exministro que se ha mostrado a favor de ideas que su sector jamás avaló, como por ejemplo condonar las deudas contraídas por estudiantes universitarios. También se presenta por Evolución Política el exministro de Hacienda Ignacio Briones, un exdocente universitario que fue convocado por Piñera para integrar su gabinete luego del estallido social de octubre de 2019. Como independiente se postula Sebastián Sichel, exministro de Desarrollo Social, quien anteriormente había militado largos años en Democracia Cristiana (DC).
Para vaticinar escenarios, las encuestas no se ponen de acuerdo.
Según la consultora Cadem, es Lavín quien lidera la elección de la derecha, con 46% de las preferencias. Más atrás están Sichel, con 23%, Briones, con 11%, y Desbordes, con 10%. En cambio, según la encuesta más reciente de Tú Influyes, entre las personas que aseguran que votarán, el primer lugar se lo disputan, con 16%, Lavín y Sichel. La medición dice también que, aunque 52% de la gente muestra intención de ir a votar el domingo, la cifra baja para las internas de la derecha a 31%.
“Lo importante va a ser cuánta gente participe en cada primaria”, explica el investigador del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca Mario Herrera. “Las primarias generalmente se ganan con el votante más polarizado, con los militantes y adherentes de los partidos que compiten. La capacidad de convocatoria que tengan, de alguna forma, va a dar luces sobre lo que podría ser la primera vuelta presidencial. No solamente va a ser importante la diferencia entre los candidatos, sino también la votación por cada uno de los pactos”, dice.
La primaria de Apruebo Dignidad
En 2013, el PC participó en las primarias de la Nueva Mayoría dando su apoyo a Bachelet. La coalición agrupaba a una amplia variedad de partidos, desde DC por el centro hasta el PC por la izquierda. La convocatoria fue de 2,1 millones de electores, pero con el tiempo la Nueva Mayoría se disolvió. Hoy el PC vuelve a participar en primarias, pero lo hace en un pacto con el joven FA y llevando a un candidato que, según muchas encuestas, es el favorito: Daniel Jadue, alcalde de Recolecta, quien ha impulsado proyectos insignes, como su “farmacia popular” y la “inmobiliaria popular”.
Jadue se enfrentará al candidato del FA, Gabriel Boric (Convergencia Social), un histórico dirigente de la movilización estudiantil de 2011 que llegó a la Cámara de Diputados en 2013 representando a la región donde nació, Magallanes. Boric cumplió en febrero los 35 años que le permitieron postularse a la presidencia de acuerdo a la Constitución chilena. Para hacerlo tuvo que reunir 34.000 firmas en poco tiempo y así legalizar su partido a nivel nacional. Las últimas 20.000 las juntó en dos semanas.
El FA solamente participó en la primaria de 2017, donde convocó a 327.000 votantes, pero ambas fuerzas creen que en esta instancia su elección interna tendrá mayor participación. En mayo, el pacto logró que se eligieran 28 de sus candidatos a la Convención Constitucional: menos que los 37 de Chile Vamos, pero más que los 25 de la antigua Concertación. Según Tú Influyes, la intención de participar en esta primaria sube a 45%. Según la misma medición, Jadue se impondría a Boric por una diferencia de cinco puntos.
A diferencia de los candidatos de Chile Vamos, la campaña de los postulantes de Apruebo Dignidad fue de guante blanco, ya que Jadue y Boric prácticamente no confrontaron y en todo momento se mostraron fraternales. La única diferencia que distingue sus candidaturas es, quizás, cómo se relacionan con el acuerdo que el 15 de noviembre de 2019 habilitó el camino para una nueva Constitución: mientras el PC decidió no participar, Boric fue clave en la articulación del consenso y terminó poniendo su rúbrica a título personal. Con el tiempo, su posición terminó siendo valorada por su bloque y, en parte, lo impulsó a esta candidatura.
“Dentro del FA-PC se juega la propuesta de izquierda que estará en la papeleta en noviembre: la posibilidad de tener o no un proyecto de mayorías”, planteó la académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile Mireya Dávila. “En mi opinión, Boric tiene más posibilidades de ampliar su base electoral hacia el centro que Jadue. Ahora, el éxito de cualquier estrategia electoral de la izquierda dependerá de lo que decida Yasna Provoste, que sí disputaría el voto de centro”, agrega. Y es que fuera de Apruebo Dignidad, el escenario de la centroizquierda todavía es nebuloso.
¿Y la candidatura de la ex Concertación?
El 19 de mayo, plazo en que se vencía la oportunidad de inscribir primarias legales en el Servicio Electoral, las conversaciones en la centroizquierda seguían. Un resultado favorable en la elección de constituyentes le daba al pacto PC-FA una posición dominante frente al resto de los partidos del sector: DC, el Partido Socialista (PS), el Partido por la Democracia (PPD) y el Partido Radical (PR).
Hasta antes de ese día, cada uno de ellos tenía un candidato: DC había nominado, luego de consultar a sus militantes, a la senadora Ximena Rincón; el PS a la exministra de Bachelet Paula Narváez; el PPD al excanciller Heraldo Muñoz, que también ganó una consulta dentro de su partido; y el PR a su presidente, Carlos Maldonado. Pero ese día, todo cambió.
Por algunas horas se barajó la posibilidad de que Narváez se sumara a la primaria de Apruebo Dignidad, debido a que el PS ha tenido una histórica afinidad tanto con el PC como con el FA. Ante esa posibilidad, el PPD y DC bajaron sus candidaturas para apoyar la de Narváez y transformar esa elección en una amplia primaria de izquierda. Pero los detalles del acuerdo, que todavía son descritos con versiones encontradas, no generaron consenso.
Finalmente, Narváez no fue incluida en la primaria del PC-FA y las candidaturas del PPD y DC cayeron ese día. El único que siguió en carrera fue Maldonado, que protagonizó un triste espectáculo en el Servicio Electoral: se quedó esperando a sus compañeros de pacto para inscribir la primaria por horas, lo que quedó registrado en video, y cuando nadie llegó, tuvo que bajarse.
Pese a que DC no siguió apoyando la postulación de Rincón, no ha renunciado a la posibilidad de llevar una candidata presidencial propia en noviembre. El problema es que el nombre que quiere –y que todas las encuestas señalan como una de las grandes favoritas– no termina de decidirse: la presidenta del Senado, Yasna Provoste, que ha tenido un rol articulador durante la pandemia. Ministra de Educación durante el primer gobierno de Bachelet, Provoste fue removida del cargo por una acusación constitucional, que era más bien un ajuste político. Luego de cinco años en los que no pudo participar en elecciones, fue electa senadora por Atacama, región donde nació.
Según Cadem, Provoste –quien pertenece al pueblo diaguita, uno de los grupos originarios del norte de Chile– sería capaz de ganarles en segunda vuelta a todos los candidatos actuales, incluyendo a Lavín. Pero Provoste, hasta el momento, no confirmó si se postulará o no.
Consuelo Ferrer, desde Santiago.