Los aeropuertos de Haití fueron cerrados, al igual que la frontera terrestre con República Dominicana, y el país quedó bajo estado de sitio después de que el presidente haitiano, Jovenel Moïse, fuera asesinado en su casa ubicada en las afueras de Puerto Príncipe en las primeras horas del miércoles. Un grupo de personas que llevaban armas de guerra, algunas de las cuales hablaban inglés y español, accedieron a la vivienda y lo asesinaron alrededor de la 1.00. Aún quedan muchas dudas sobre los detalles de la acción, como, por ejemplo, el papel que jugaron quienes debían custodiar la casa del mandatario.

“Durante la noche del martes al miércoles, un comando irrumpió en la residencia privada del presidente de la República. Los miembros del comando abrieron fuego y mataron al jefe de Estado. Su esposa [Martine Moïse] fue herida”, informó el primer ministro interino, Claude Joseph, en un mensaje emitido por televisión nacional a las 5.00.

Los atacantes se identificaron como funcionarios de la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos, pero “de ninguna manera eran agentes de la DEA”, explicó el embajador haitiano en Washington, Bocchit Edmond, a la agencia de noticias Reuters. En una conferencia de prensa, Edmond afirmó que fue “un ataque bien planificado” y quienes lo llevaron a cabo eran “profesionales”. El diplomático agregó que era posible que esas personas hubieran escapado hacia la vecina República Dominicana, aunque se desconocía si eso había ocurrido, y dijo que sólo era posible que hubieran dejado el país por sus fronteras terrestres.

Edmond afirmó también que Haití necesita asistencia en seguridad de parte de Estados Unidos, y que funcionarios estadounidenses le habían dicho que estaban evaluando esa solicitud. Por otra parte, el miércoles la esposa de Moïse fue trasladada a Estados Unidos para recibir atención médica en un centro de salud de Miami.

El gobierno informó a última hora del miércoles que “los presuntos asesinos del presidente Moise fueron interceptados por la Policía” cerca de la residencia presidencial poco después del ataque. Residentes de la zona informaron que en la tarde se registraron fuertes tiroteos. La Policía informó que cuatro “mercenarios” fueron abatidos y otros dos, detenidos, mientras tres efectivos fueron secuestrados y luego rescatados.

Reuniones de emergencia

El asesinato de Moïse fue repudiado por gobiernos y organizaciones internacionales de todo el mundo. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el portugués António Guterres, llamó a “todos los haitianos a preservar el orden constitucional, mantenerse unidos ante este horrible acto y rechazar toda la violencia”.

A su vez, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá este jueves para analizar lo ocurrido en Haití, y transmitió sus condolencias a la familia de Moïse, el gobierno y el pueblo haitiano. Por su parte, la Organización de los Estados Americanos (OEA) inició este miércoles una reunión de emergencia para tratar este asunto.

Luis Abinader, presidente de República Dominicana, dijo que “este crimen es un ataque contra el orden democrático de Haití y de la región”. Su par cubano, Miguel Díaz-Canel, también condenó el magnicidio, llamó a la paz frente a la crisis política y transmitió sus condolencias “al hermano pueblo haitiano”. Lo mismo hicieron la mayoría de los gobiernos del continente.

El presidente estadounidense, Joe Biden, consideró que este “acto atroz” es una señal muy preocupante de la crisis que atraviesa Haití. Dijo también que Estados Unidos está “preparado para asistir” en los intentos de “trabajar para un Haití seguro”. También el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, dijo que deberá aclararse “este crimen que irrumpe en un clima político y de seguridad muy degradado”, y llamó a “los actores políticos haitianos a la calma y la contención”.

Tiempos políticos

El asesinato de Moïse, un exempresario del rubro bananero de 53 años, ocurre a dos meses de unas postergadas elecciones presidenciales y legislativas que fueron convocadas para el 26 de setiembre. En esa votación está previsto renovar el Parlamento, cuyos integrantes ya terminaron su mandato hace más de un año. Con ese argumento, en enero de 2020, Moïse disolvió el órgano legislativo y desde entonces gobernó por decreto, lo que agudizó la crisis política en la nación caribeña.

Varios líderes opositores exigían desde el 7 de febrero la renuncia de Moïse, porque consideraban que su mandato también había terminado. Argumentaban que ese día concluía su período de gobierno, a cinco años de la fecha en que finalizó el del presidente anterior, Michel Martelly. Pero Moïse afirmaba que debía gobernar hasta febrero de 2022 porque asumió un año más tarde de lo previsto a causa de los cuestionamientos que se hicieron a las elecciones de 2015. En ese contexto, Moïse acusó en febrero a la oposición y a los jueces haitianos de preparar un golpe de Estado en su contra.

Las protestas en las calles, que habían sido muy fuertes en 2018, a raíz de la decisión de retirar el subsidio a los combustibles, se retomaron con intensidad este año, impulsadas por la crisis económica y un escándalo de corrupción en el que se presume que se malversaron fondos de asistencia petrolera en el marco del programa PetroCaribe por 3.800 millones de dólares.

La crisis haitiana tiene múltiples aspectos: el político e institucional; el económico, que fue un motivo central en las protestas de los últimos años; el de seguridad, con luchas encarnizadas de bandas armadas por el control de barrios de la capital; y el sanitario, con epidemias de cólera primero y de covid-19 después.

Todo esto tiene su reflejo en las dificultades para la sucesión de Moïse. El funcionario al que le correspondería ocupar el cargo del presidente asesinado es el titular de la Corte Suprema, René Sylvestre, pero murió por covid-19 y su funeral estaba previsto para este miércoles, dijo a la cadena CNN el presidente de la Asociación Nacional de Jueces de Haití, Jean Wilner Morin. A su vez, el primer ministro interino, Joseph, necesitaría aval del Parlamento para asumir sus tareas, pero no puede obtenerlo porque el Poder Legislativo actualmente está desmantelado. Una opción es que asuma en el lugar de Moïse uno de los senadores cuyo mandato todavía no venció, que son un tercio del total, señaló Morin.

En cuanto a Joseph, desde abril ocupaba de manera interina el cargo de primer ministro, además del de canciller. El lunes Moïse nombró como nuevo jefe de su gobierno a Ariel Henry, que estaría a cargo de formar un gobierno de consenso con distintos sectores políticos, y organizar tanto las elecciones como un referéndum constitucional que impulsaba el presidente.

Este miércoles, tras el asesinato del mandatario, el gobierno de Haití decretó 15 días de duelo nacional, desde el jueves hasta el 22 de julio. “Es un golpe duro para el país, para la nación, pero no quedará impune. Los autores del crimen y los asesinos del presidente Jovenel Moïse responderán por sus actos ante la Justicia”, concluyó Joseph, según citó el diario haitiano Le Nouvelliste. El primer ministro interino pidió calma a la población, dijo que la seguridad está “bajo control” y repudió el “acto de barbarie” cometido contra Moïse.