La situación interna en Afganistán es cada vez más compleja cuando el enfrentamiento bélico entre el Ejército y la organización islamista radical del Talibán se está intensificando en varias zonas del país.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, responsabilizó a Estados Unidos de la rápida retirada de las tropas lideradas que contribuyó a empeorar la situación, mientras las fuerzas gubernamentales luchaban para evitar que las ciudades provinciales cayeran ante los talibanes en el marco de la escalada de los combates.
Los fundamentalistas islámicos, que ya gobernaron el país entre 1996 y 2001 cuando comenzó la intervención de Estados Unidos y sus aliados en el país asiático, están cerca de conquistar las ciudades de Lashkar Gah, Kandahar y Herat después de un fin de semana de intensos combates que provocaron la huida de miles de civiles, según informaron agencias internacionales. El lunes Ghani dijo ante el Parlamento en Kabul que “un proceso de paz importado y apresurado no sólo no logró traer la paz, sino que creó dudas y ambigüedad entre los afganos”.
En un aparente reconocimiento de la escala del avance de los rebeldes, Ghani dijo que su administración ahora se concentrará en proteger las capitales de provincia y las principales áreas urbanas frente al rápido avance de los talibanes en vastas zonas rurales del país, según consignó el diario inglés The Guardian.
Horas después de las declaraciones del presidente, los combatientes talibanes tomaron el control de la radio y la televisión de Lashkar Gah, capital provincial de Helmand, reemplazando las transmisiones normales por cánticos religiosos. En el marco de esta situación, el Ejército afgano pidió a la población que se fuera de la ciudad, escenario de duros combates que dejaron al menos 40 civiles muertos y más de 100 heridos, según informó en Twitter la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (Unama, por sus siglas en inglés).
El general Sami Sadat, en un mensaje emitido por medios locales, solicitó a los civiles “abandonar sus casas lo antes posible” para que ellos puedan “enfrentar” y “combatir duramente” a los insurgentes. “No dejaremos un solo talibán con vida”, dijo Sadat.
La Unama indicó además su “profunda preocupación por los civiles afganos en Lashkar Gah”, donde los enfrentamientos “se intensifican” entre los “talibanes que continúan su ofensiva por tierra y el Ejército afgano que intenta rechazarlos”.
Paralelamente y mientras el presidente Ghani se comunicó en las últimas horas telefónicamente con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, diálogo en el que se abordó la posibilidad de lograr una solución pacífica al conflicto, comenzaron a llegar a Estados Unidos refugiados provenientes de Afganistán.
En el marco de una operación denominada Refugio de Aliados, la administración de Joe Biden planea evacuar a decenas de miles de intérpretes y otros afganos que trabajaron con las fuerzas armadas estadounidenses durante la guerra para evitar ser blanco de represalias por parte de los talibanes u otros grupos que existen dentro de la fragmentada sociedad afgana.
Un funcionario del gobierno de Estados Unidos dijo que en los últimos días se aceleró el plan para reubicar a afganos y sus familias a otros países o territorios estadounidenses. De hecho, el viernes llegó a Estados Unidos proveniente de Kabul el primer vuelo con 201 afganos que trabajaron para las tropas estadounidenses en el país asiático, de acuerdo a lo que anunció el presidente Biden.
“Hoy es un hito importante ya que continuamos cumpliendo nuestra promesa a miles de ciudadanos afganos que trabajaron codo a codo con las tropas y la diplomacia estadounidenses en los últimos 20 años en Afganistán”, afirmó el mandatario en un comunicado emitido por la Casa Blanca.
Alrededor de 20.000 afganos trabajaron directa o indirectamente con el Ejército, empresas y otras organizaciones estadounidenses tras la invasión que comenzó en 2001 a raíz de los atentados del 11 de setiembre. Una gran mayoría de los afganos solicitó la evacuación tras la apertura de un programa de visados especiales para inmigrantes por parte del Departamento de Estado. Algunas estimaciones sugieren que el número total de evacuados en el marco de este programa podría ascender a 100.000 personas, incluidos familiares de las personas que trabajaron directamente con los estadounidenses.