El primer ministro de Haití, Ariel Henry, busca un mecanismo que genere consenso para atender los efectos devastadores del terremoto de 7,2 grados en la escala Richter que se registró el sábado en su país. Se propone hacer consultas con los partidos políticos, la sociedad civil y el sector empresarial para crear una comisión que trabaje en la respuesta a esta emergencia, según informó el periódico haitiano Le Nouvelliste.

El jefe de gobierno asumió su cargo hace menos de un mes, en un momento crítico, tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse y con la tarea de organizar las elecciones varias veces postergadas. Ahora enfrenta además la crisis humanitaria desatada en el sur del país, donde el terremoto causó su mayor impacto.

En los departamentos más afectados –Sud, Grand’Anse y Nippes– las autoridades llegaron a contabilizar 60.759 viviendas destruidas y 76.121 dañadas, además de otros numerosos edificios afectados, como hospitales, escuelas o empresas. Sólo en el departamento de Sud, fueron destruidas totalmente 13 escuelas y más de 60 sufrieron daños, de acuerdo con el balance oficial de la Dirección de Protección Civil, que sigue creciendo. También 25 centros de salud resultaron afectados en esa región.

A causa del terremoto murieron 1.941 personas, más de 9.900 sufrieron heridas y 684.400 necesitan ayuda humanitaria urgente. Los hospitales del sur no daban abasto estos días para atender a los heridos, que debieron ser transferidos a otras zonas del país, sobre todo a la capital, Puerto Príncipe. Además de camas, en los hospitales faltan medicamentos y personal para atender a los heridos.

Las fotos e imágenes captadas en los últimos días en los tres departamentos afectados muestran a la gente caminando sobre escombros, protegida bajo unos toldos sostenidos apenas por palos, y estadios al aire libre convertidos en refugios improvisados.

La precariedad de esos albergues aumentó con la tormenta tropical Grace, con lluvias persistentes, vientos fuertes e inundaciones. Este fenómeno, que comenzó el lunes y este miércoles causó la muerte de un hombre, arrastrado por el agua en una zona inundada, aumenta el riesgo sanitario para las personas que perdieron sus viviendas y dificulta la tarea de los rescatistas para encontrar sobrevivientes. En los últimos días, una treintena de personas fueron rescatadas con vida de los escombros.

La situación golpea en particular a los habitantes de Sud, el departamento que concentra cerca de 1.500 de los muertos por el terremoto. También impacta en los niños, que de acuerdo con Unicef representan casi 50% de los afectados. “Innumerables familias de Haití lo han perdido todo debido al terremoto y viven ahora literalmente con los pies en el agua debido a las inundaciones. [...] En este momento, alrededor de medio millón de niños y niñas haitianos tienen acceso limitado o nulo a refugio, agua potable, atención médica y nutrición”, dijo el representante de Unicef en Haití, Bruno Maes, según citó France24.

La Organización de las Naciones Unidas enviará ocho millones de dólares en ayuda humanitaria, dijo su secretario general, el portugués António Guterres. Por su parte, el primer ministro haitiano afirmó que “es imperioso asegurar una mejor coordinación de la ayuda para lograr una mejor eficacia” y reconoció que “el trabajo que queda por hacer es enorme”.