El presidente brasileño dijo que la relación entre su gobierno y el de Estados Unidos se ve “perturbada” por las posturas del presidente estadounidense, Joe Biden, sobre el medioambiente. En una entrevista con la radio Fonte FM, de Goiás, el mandatario brasileño sostuvo que Biden tiene “casi una obsesión por la cuestión ambiental” por formar parte de “un gobierno más de izquierda”.
Bolsonaro defendió su gestión y aseguró que “Brasil es el país que más preserva el medioambiente”, y que las críticas a su manejo de la cuestión ambiental vienen “todo el tiempo de países europeos”. Sin embargo, la gestión ambiental de su gobierno es rechazada por buena parte de la comunidad internacional. El propio Biden dijo en 2020 que Brasil se enfrentaría a “consecuencias económicas significativas” si no cambiaba el rumbo.
En abril, luego de prometer en la Cumbre de Líderes sobre el Clima que reduciría las emisiones de carbono y aumentaría los recursos para el control medioambiental, Bolsonaro aprobó un recorte de 44 millones de dólares al presupuesto del Ministerio de Medio Ambiente. Un mes después se supo que quien entonces estaba al frente de esa cartera, Ricardo Salles, era investigado por su presunta participación en una red de exportación ilegal de madera a Estados Unidos, lo que forzó su destitución a fines de junio.
Durante la entrevista con la cadena radial goianense, Bolsonaro también mencionó que hace pocas semanas mantuvo reuniones con el director de la CIA, William Burns, y con el consejero de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, y que ambos le manifestaron su “preocupación” por “el crecimiento de la izquierda en Brasil y en el mundo”.
En la mencionada emisora Bolsonaro volvió a atacar al Supremo Tribunal Federal (STF), que lo investiga en el marco de una megacausa sobre creación y distribución de noticias falsas mediante redes sociales y dispositivos de mensajería. El presidente brasileño apuntó directamente a uno de los ministros del STF, el juez Alexandre de Moraes, y afirmó que está “esperando el momento”, que sería al final de su gobierno, para aplicarle una “sanción restrictiva”. Bolsonaro también es investigado por otras dos causas: una de prevaricato (dictar una resolución sabiendo que es ilegal) en una denuncia de corrupción en el marco de la compra de vacunas, y otra por presuntamente haber atentado contra el sistema electoral al asegurar que habrá fraude en las elecciones de 2022.
“Yo digo que estamos frente a una presión muy grande contra la libertad de expresión. No se puede hablar de tratamiento precoz contra la pandemia, no se puede hablar en contra del voto electrónico”, criticó Bolsonaro, quien volvió a convocar a sus seguidores a las manifestaciones del 7 de setiembre, en las que una de las consignas es el rechazo al Poder Judicial. Estas protestas, convocadas por el bolsonarismo, son vistas por la oposición brasileña como un intento de autogolpe. El mandatario ya dijo que ese día participará, de mañana, en Brasilia en los actos protocolares en conmemoración del Grito de Ipiranga, y en la tarde se trasladará a San Pablo para sumarse a las protestas.