“Durante décadas el Panel Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC) nos ha advertido de los peligros del calentamiento global; el mundo escuchó, pero no actuó con la suficiente contundencia, y como resultado el problema está aquí y nadie está a salvo”, dijo la directora del Programa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Medio Ambiente, la danesa Inger Andersen, al presentar este lunes un nuevo informe del panel.
En sus conclusiones, el documento señala que el calentamiento global, en el cual la actividad humana tiene un papel “innegable”, llevó al mundo a las temperaturas promedio más elevadas en 2.000 años. Agregó que los efectos irreversibles de este fenómeno continuarán por largo tiempo. Afectarán, por ejemplo, a los polos y los glaciares de montaña, que seguirán derritiéndose por décadas o por siglos, incluso en el caso de que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan de manera drástica.
En la situación actual, el IPCC prevé que en la década de 2030 se alcance un aumento de la temperatura promedio de 1,5 grados Celsius respecto de la era preindustrial de 1850-1900. El panel presenta varios escenarios posibles. Pero incluso en el mejor de estos, si a mediados del siglo se frenaran las emisiones y se alcanzara la neutralidad de carbono, el calentamiento global no se frenaría de inmediato. El incremento de 1,5 grados en la temperatura se registraría en la década de 2040, y es posible que llegue a 1,6 grados en la de 2060, antes de que la temperatura se estabilice e incluso baje dos décimas.
En caso de que las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero mantengan su ritmo actual, a fines de este siglo la temperatura habrá aumentado 2,7 grados. Se trataría de un incremento muy lejano al de los objetivos del Acuerdo de París, que proponían limitar el calentamiento global a menos de dos grados, o incluso a 1,5.
El escenario más pesimista proyectado por el IPCC implica un aumento de unos 4 grados para el año 2100, con un aumento de 7% en las lluvias, tormentas e inundaciones en el mundo, y olas de calor casi anuales. Se pudo establecer, por ejemplo, que la ola de calor que afectó a Canadá en junio, y marcó las temperaturas más altas registradas en el país, habría sido “casi imposible” sin el calentamiento global, informó France 24.
El secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, dijo en un comunicado que las conclusiones del IPCC son “un código rojo para la humanidad”. Agregó que “este informe debe sonar como una sentencia de muerte para el carbón y los combustibles fósiles, antes de que destruyan nuestro planeta”.
El calentamiento global registrado hasta ahora, que alcanzó 1,1 grados, tiene entre sus consecuencias un aumento creciente del nivel del mar, la reducción del hielo en el planeta y un incremento de fenómenos extremos, como las sequías, las inundaciones, las olas de calor y las tormentas. A medida que el proceso de cambio climático se profundice, estos fenómenos crecerán en intensidad y frecuencia. Según informó France 24, en el informe se señala que ciertas olas de calor que se registraban cada 50 años ahora ocurren una vez por década.
“Una reducción enérgica y duradera de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero pueden limitar la magnitud del cambio climático”, de acuerdo con el informe.
Sus autores señalan que los cambios en el clima que se registran en la actualidad no tienen precedentes en cientos o incluso miles de años. De acuerdo con la agencia Efe, comparan el aumento actual de temperatura con el de hace 6.500 años, en el Holoceno, el período más cálido de los últimos 100.000 años. Los expertos señalan que la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera es hoy la mayor en dos millones de años, con más de 410 partículas por millón, informó AFP.
Por otra parte, el nivel del mar subió aproximadamente 20 centímetros entre 1901 y 2018, y el ritmo de esta suba aumentó: pasó de 1,3 milímetros anuales a comienzos del siglo XX a 3,7 milímetros anuales en los últimos años.
El informe señala además que los bosques, suelos y océanos absorbieron 56% del dióxido de carbono emitido desde 1960, aunque esas emisiones aumentaron 50% en esos años, pero ahora dan indicios de estar saturados y es posible que absorban menores cantidades. En el estudio se alerta además sobre el metano, que es el segundo gas de efecto invernadero en importancia, emitido en particular por la producción de gas natural, las minas de carbón, los vertederos y el ganado, y concluye que si no se frenan también esas emisiones no se alcanzarán las metas del Acuerdo de París.
Estas conclusiones fueron elaboradas a partir de datos de más de 14.000 estudios científicos en el mundo. El IPCC está integrado por más de 230 científicos de 66 países que estudian el cambio climático desde 1988.