El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, participó este martes en un inédito desfile militar en Brasilia, en medio de un clima de tensiones institucionales por sus reiterados ataques al sistema electoral.

Junto a los comandantes del Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y algunos ministros, el mandatario ultraderechista siguió el desfile de vehículos militares desde lo alto de la rampa del Palacio de Planalto, con vista al Congreso y la corte suprema.

Formalmente, según informó AFP, el acto fue organizado para que se entregara al mandatario la invitación para unos ejercicios que los militares suelen realizar cada año en la localidad de Formosa, en el estado de Goiás, aproximadamente a 80 kilómetros de la capital.

Pero no tratándose de una fecha patria, el desfile de tanques y otros vehículos militares por el centro de Brasilia fue interpretado como un claro gesto amenazante del presidente, lo que generó grandes rechazos dentro de todo el espectro político del país.

Con esa “escena patética”, “Bolsonaro cree estar demostrando fuerza, pero en realidad está dejando en evidencia toda la debilidad de un presidente cercado por investigaciones de corrupción”, expresó en el Congreso el senador Omar Aziz, perteneciente al centroderechista Partido Social Democrático, quien encabeza la comisión que está investigando la gestión de la pandemia del gobierno.

Otros senadores criticaron el evento militar, calificándolo como un intento de intimidar al Congreso. El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva también hizo referencia al acto en una entrevista que le dio en la mañana de este martes a la radio ABC de Porto Alegre.

“Ya fui jefe de las Fuerzas Armadas y ellos saben comportarse. Cuidando nuestra soberanía, dentro de la Constitución. Bolsonaro se comporta como si las Fuerzas Armadas fueran su objeto privado, como si fueran un juguete”, expresó el líder del Partido de los Trabajadores, que agregó: “No sigo metiéndome en peleas innecesarias porque eso sólo le interesa a Bolsonaro. Crear confusión para ocupar espacio en los medios. Esa es su forma de gobernar. Lo que quiero discutir son los millones de desempleados en este país, las personas que padecen hambre”, sentenció Lula, de 75 años, quien de acuerdo a todos los sondeos es el favorito para imponerse en las elecciones que se realizarán el año que viene en Brasil.

Pero además del ambiente político, dentro de la esfera militar el desfile también generó reacciones adversas. Prueba de ello es que el vicepresidente brasileño, el general Hamilton Mourão, no participó del evento. Según informó el portal Metropoles, si bien allegados al jerarca manifestaron que él no fue invitado al acto, otros asesores del vicepresidente, algunos de ellos militares, entendieron que el desfile era “inoportuno”, por lo que le aconsejaron no hacerse presente en este, que duró aproximadamente diez minutos.

Varias horas más tarde, ya entrada la noche en Brasilia, en la Cámara de Diputados fue rechazada la propuesta presentada por la diputada Bia Kicis, del derechista Partido Social Liberal, de volver al voto impreso para las elecciones presidenciales que se realizarán el año que viene.

Para que la iniciativa oficialista fuera aprobada precisaba ser apoyada por al menos 308 legisladores –60% del total de los parlamentarios–, pero apenas 229 votaron a favor, 218 lo hicieron en contra y hubo una abstención. No se hicieron presentes en el momento de la votación 65 diputados.

El resultado de la instancia parlamentaria era previsible y en los hechos significó una nueva derrota política para Bolsonaro, que en las últimas semanas tuvo como bandera el voto impreso. En ese sentido y basándose en una retórica muy agresiva, el excapitán de 65 años realizó numerosas referencias a la supuesta falta de confiabilidad de las votaciones en urnas electrónicas, método adoptado en Brasil en 1996, e incluso llegó a amenazar con no entregar el poder si el viejo método electoral no era reimpuesto.