La capital afgana, Kabul, y otras ciudades del país fueron escenario este jueves de manifestaciones por el Día de la Independencia, que en el actual contexto que se vive en Afganistán se transformaron en movilizaciones contra los talibanes, que desde el domingo dominan la mayor parte del territorio del país.

Usualmente en esta fecha las ciudades afganas se llenan con la bandera de color rojo, negro y verde, pero este año la situación cambió y fueron unos pocos miles, incluso algunas mujeres, quienes se atrevieron a desafiar a la organización fundamentalista y salieron a las calles. En Kabul las movilizaciones fueron fuertemente reprimidas, al igual que lo habían sido las que se produjeron el miércoles en la ciudad de Jalalabad, y lo mismo sucedió en las provincias de Nangarhar, Laghman y Kunar.

También algunas personas se acercaron hasta la icónica colina Wazir Akbar Khan, en Kabul, donde esta semana, poco después de tomar el control de la ciudad, militantes talibanes descolgaron la bandera más grande e icónica del país, estandarte que medía 40 metros de largo por 20 de ancho, según informó el portal de noticias afgano Khaama Press.

El 19 de agosto se considera la fiesta nacional afgana por excelencia porque se recuerda el tratado firmado en 1919 en la ciudad de Rawalpindi, actual territorio de Pakistán, por el cual Reino Unido reconoció la independencia del país luego de la Tercera Guerra Anglo-Afgana.

En el marco de esta fecha, Mohammed Naeem, portavoz de la Oficina Política talibán, anunció en su cuenta de Twitter la Declaración del Emirato Islámico de Afganistán con motivo del 102° aniversario de la independencia del país del dominio británico. Junto con el mensaje el vocero de la organización fundamentalista compartió imágenes del escudo de armas del autoproclamado emirato, blanco y negro, los mismos colores que tendrá la futura bandera afgana, blanca con la shahada (profesión de la fe islámica) en negro.

Mientras la situación en el país sigue siendo tensa e incierta, continúan las negociaciones entre representantes talibanes e influyentes políticos afganos, como Hamid Karzai, quien fue presidente del país desde la caída del anterior gobierno talibán hasta 2014. El hermetismo viene siendo una de las notas predominantes de estas conversaciones tendientes a buscar un equilibrio en el futuro gobierno, algo que no parece probable. Los talibanes ganaron la guerra y esperan gobernar sin rendir cuentas a nadie, aunque esto podría ser un obstáculo en sus pretensiones de no quedar aislados de la comunidad internacional.

Foco de resistencia

A pesar de la intensa y efectiva campaña militar de los talibanes, no dominan la totalidad del territorio afgano.

El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, aseguró este jueves en una conferencia de prensa realizada en Moscú que en el valle de Panjshir, al noreste de Kabul, en la provincia homónima, se está organizando una “resistencia”, lo que en su opinión hace imprescindible un diálogo nacional que involucre a las distintas facciones políticas y étnicas del país.

“Los talibanes no controlan todo Afganistán. Hay informaciones que llegan del Panjshir donde se concentran las fuerzas de la resistencia del vicepresidente Amrullah Saleh y de Ahmad Masud”, dijo Lavrov.

Según consignó Europa Press, el jefe de la diplomacia rusa pidió de nuevo “un diálogo nacional que permita la formación de un gobierno representativo” y destacó que Moscú viene insistiendo con esta idea desde antes de que los talibanes se hicieran con el poder en Kabul y en la mayoría del país. Amrullah Saleh, que fue vicepresidente del gobierno de Ashraf Ghani, prometió no someterse a los talibanes y se refugió en el valle del Panjshir, donde predomina la etnia tayik.

Por su parte, Massoud también anunció que se opondría a los talibanes y haría suya la lucha por la libertad que libró su padre, héroe de la resistencia antisoviética y posteriormente en la lucha contra los talibanes. El comandante Massoud murió dos días antes de los ataques del 11 de setiembre de 2001, en un atentado suicida perpetrado por militantes talibanes.

Panjshir nunca cayó ante los talibanes, al ser la base de la Alianza del Norte, una organización formada por grupos guerrilleros de minorías étnicas como tayikos y uzbekos, en contraposición a la base fundamentalista mayoritaria, los pastunes, que son aproximadamente 40% de los 37 millones de afganos. La mayor parte de los talibanes pertenecen al pueblo pastún.

Mientras tanto, el aeropuerto de Kabul sigue siendo epicentro de una situación tensa, mientras miles de personas, muchas de ellas extranjeras, están intentando salir del país, al igual que afganos que trabajaron con fuerzas y organizaciones de países occidentales.

La canciller de Alemania, Angela Merkel, se refirió a esta situación y dijo este jueves que las operaciones de evacuación están siendo “muy complicadas”. “Ahora estamos trabajando para traer a la gente de Afganistán, a los ciudadanos alemanes, pero también al mayor número posible de fuerzas locales o afganos que necesitan protección”, expresó la canciller. La terminal aérea de Kabul está siendo custodiada por el Ejército estadounidense, pero también están controlando el lugar integrantes de las fuerzas armadas turcas.

Paralelamente, una de las situaciones que más inquietan a la población afgana y también a la comunidad internacional es la política de derechos humanos que tendrá el futuro gobierno talibán, fundamentalmente respecto de las mujeres, que en el primer período de gobierno de los fundamentalistas fueron despojadas de casi todos sus derechos.

Sobre este aspecto, la cadena privada afgana Tolo News informó que periodistas pidieron este jueves a los talibanes que respeten su derecho al trabajo.

Shabnam Khan Dawran, presentadora de la emisora pública Radio Televisión Afganistán, dijo que los talibanes no le permitieron ingresar a su lugar de trabajo.

“Quería volver a trabajar, pero lamentablemente no me dejaron. Me dijeron que el régimen cambió y que no puedo seguir trabajando”, dijo Dawran.

Los talibanes también prohibieron trabajar a Khadija Amin, otra periodista de la misma cadena pública. “Hablamos con nuestro nuevo director, que fue designado por los talibanes, y dijo que pronto se tomará una decisión sobre nuestros trabajos”, dijo Khadija.