El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció este lunes el reparto de 650.000 millones de dólares en derechos especiales de giro (DEG) entre sus países miembros con el objetivo de aumentar la liquidez de sus reservas y ayudarlos a atravesar la crisis que dejó la pandemia global. Es la mayor asignación de DEG que ha hecho el FMI en su historia y a Uruguay le corresponden 585 millones de dólares, que irán directamente a las reservas del Banco Central (BCU).
El DEG es un activo de reserva internacional que creó el FMI en 1969, calculado en función de una combinación de cinco monedas: dólar estadounidense, euro, yuan, yen y libra esterlina, que sirve para complementar las reservas oficiales de los países miembros y se pueden intercambiar por monedas de libre uso. Sin embargo, Uruguay no tocará ese dinero, que permanecerá como parte de las reservas del BCU, ya que si el país decide utilizarlo tiene que pagar una tasa de interés al FMI.
Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, dijo que este fondo es “un gran impulso para el mundo y, si se usa con prudencia, una oportunidad única para luchar contra esta crisis sin precedentes”. Destacó que “proporcionará liquidez adicional al sistema económico mundial, complementando las reservas de divisas de los países y reduciendo su dependencia de una deuda interna o externa más cara”.
Cuando se supo en julio que se había aprobado esta asignación, la Vertiente Artiguista del Frente Amplio había elevado una propuesta para que se destinara el dinero a dos áreas de preocupación. En el comunicado que el sector emitió en su momento pedía crear un fondo destinado al fomento de la ciencia y la tecnología, por un lado, y por el otro, “realizar una fuerte inversión en shock de viviendas e infraestructura urbana que permita atender la demanda insatisfecha y contribuir a la erradicación de asentamientos, a la vez que impulse la reactivación de la economía y el empleo”.
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