Las tensiones entre el presidente argentino, Alberto Fernández, y la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que comenzaron a quedar en evidencia luego de la dura derrota sufrida por la coalición oficialista en las elecciones primarias del domingo, tuvieron un nuevo capítulo este jueves.
El mandatario no aceptó las renuncias presentadas el miércoles por varios integrantes de su gabinete ministerial que responden a la vicepresidenta Cristina Fernández, y, en una serie de mensajes publicados en su cuenta de Twitter, dio su parecer sobre el momento político que están pasando su sector y el gobierno luego del revés electoral del Frente de Todos. Pocas horas más tarde, fue la vicepresidenta quien en una carta publicada en sus redes sociales abordó la crisis, apuntando a varios funcionarios y criticando algunas decisiones del presidente.
“La coalición de gobierno debe escuchar el mensaje de las urnas y actuar con toda responsabilidad. Debemos hacerlo, y lo haremos, para asegurar que se satisfagan las necesidades de nuestro pueblo”, escribió el presidente Fernández al mediodía de este jueves.
“Nosotros tenemos que dar respuestas honrando el compromiso asumido en diciembre de 2019, de cara a la sociedad. No es este el tiempo de plantear disputas que nos desvíen de ese camino”, agregó el mandatario, que también agradeció a todos los gobernadores, intendentes, dirigentes sindicales, organizaciones sociales, legisladores y ciudadanos en general que le mostraron su apoyo ante la crisis interna.
“He oído a mi pueblo. La altisonancia y la prepotencia no anidan en mí”, agregó Fernández, refiriéndose veladamente al tono de la vicepresidenta. “La gestión de gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido. Lo haré llamando siempre al encuentro entre los argentinos”, concluyó Fernández.
Según aseguraron desde el entorno del presidente a varios medios, habrá cambios en el gabinete y algunas de las renuncias serán aceptadas, pero no por el momento.
“Se buscó mostrar autoridad, pero sin quiebre. Alberto está diciendo: acá mando yo, pero sin ruptura. Los que rompieron fueron ellos, y Alberto evitó redoblar la apuesta”, explicó un funcionario de la Casa Rosada ante una consulta del portal Infobae respecto de la serie de mensajes del presidente.
En este sentido, las movilizaciones previstas para este jueves en apoyo al mandatario que iban a confluir en la Plaza de Mayo no se hicieron a pedido del propio gobierno, que se comunicó con las organizaciones convocantes, el Movimiento Evita y Somos Barrios de Pie. La idea de Fernández es no subir más el tono de la crisis interna con manifestaciones callejeras, algo que fue comprendido desde las entidades sociales.
“Por una cuestión de responsabilidad política, levantamos la movilización”, dijo Gildo Onorato, integrante de la conducción nacional del Movimiento Evita citado por la agencia Télam.
La palabra de Cristina
Sobre el final de la tarde la atención mediática se dirigió hacia Cristina Fernández, quien después de un silencio de más de una semana, publicó en sus redes sociales una carta en la que detalló su visión de cómo se llegó a la situación actual.
La exmandataria expresó que previno al presidente y afirmó que intuía una derrota en las elecciones. Además, la jerarca denunció operaciones en su contra por parte del vocero presidencial, Juan Pablo Biondi, aclaró que no pidió la renuncia del ministro de Economía, Martín Guzmán, y llamó al mandatario a responder a la voz expresada en las urnas.
“Sólo le pido [a Alberto Fernández] que honre la voluntad del pueblo argentino”, escribió la presidenta del Senado. A su vez, indicó que no será opositora al Ejecutivo Nacional. “He sufrido un vicepresidente declaradamente opositor a nuestro gobierno”, expresó en referencia a Julio Cleto Cobos, y luego agregó: “Duerman tranquilos los argentinos y las argentinas... eso nunca va a suceder conmigo”.
En su carta, Cristina Fernández dijo que se reunió en 19 ocasiones con el presidente en lo que va del año, y que estos encuentros se hicieron siempre en la residencia de Olivos y no en la Casa Rosada “con la intención de evitar cualquier tipo de especulación y operación mediática de desgaste institucional”.
“En las primeras 18 reuniones, la última de ellas el 7 de septiembre, siempre le planteé al Presidente lo que para mí constituía una delicada situación social y que se traducía, entre otras cosas, en atraso salarial, descontrol de precios ‒especialmente en alimentos y remedios‒ y falta de trabajo, sin desconocer, obviamente, el impacto de las dos pandemias: la macrista primero y la sanitaria a los 99 días de haber asumido el gobierno. Igualmente, siempre remarqué la falta de efectividad en distintas áreas de gobierno”, escribió la vicepresidenta.
Fernández agregó: “También señalé que creía que se estaba llevando a cabo una política de ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad y que, indudablemente, esto iba a tener consecuencias electorales. No lo dije una vez... me cansé de decirlo... y no sólo al Presidente de la Nación. La respuesta siempre fue que no era así, que estaba equivocada y que, de acuerdo a las encuestas, íbamos a ganar ‘muy bien’ las elecciones. Mi respuesta, invariablemente, era ‘no leo encuestas... leo economía y política y trato de ver la realidad’. Fui, soy y seré peronista. Por eso pensaba que no podíamos ganar. Y se lo decía no sólo al Presidente. Muchos compañeros y muchas compañeras escucharon mis temores”.
Más adelante en la carta, la vicepresidenta contó que luego de la derrota del domingo esperó el llamado del presidente, pero al no recibirlo, el martes se comunicó con él y esa noche se produjo el último encuentro entre ellos en Olivos. Según trascendió, en esa reunión los Fernández no se pusieron de acuerdo sobre qué rumbo tomar luego de la derrota en las elecciones, y ese desencuentro generó al día siguiente la renuncia masiva de los ministros afines a Cristina, además de otros funcionarios.
Cerca del final de su carta, la líder del kirchnerismo dijo que confía en “que con la misma fuerza y convicción que enfrentó la pandemia, el Presidente no solamente va a relanzar su gobierno, sino que se va a sentar con su Ministro de Economía para mirar los números del presupuesto”. Sobre este tema, la vicepresidenta expresó que siguiendo la línea de lo que se hizo en Europa y Estados Unidos, espera que actúe “el Estado atemperando las consecuencias trágicas de la pandemia”.
Más temprano, en la mañana de este jueves, las profundas discrepancias entre los sectores que responden al mandatario y los kirchneristas habían quedado evidenciadas crudamente en un audio de Whatsapp que se filtró y fue reseñado por varios medios, en el que la diputada Fernanda Vallejos denostó al presidente y a otros funcionarios del gobierno.
En el audio de algo más de 11 minutos de duración, la legisladora, economista de profesión y muy cercana a Cristina Fernández, dijo que Alberto Fernández era un “okupa” y que estaba “atrincherado” en la Casa Rosada. También lo tildó de “enfermo” y “mequetrefe que no sirve para nada”. Además, Vallejos se refirió con dureza a funcionarios de confianza del presidente. Al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, lo calificó de “payaso” y también dedicó algunos minutos al ministro de Economía, Martín Guzmán, criticando sus políticas, alegando que responden al interés del Fondo Monetario Internacional y no al beneficio del pueblo argentino. “Salió del frasco de la UNLP [Universidad Nacional de La Plata], fue al frasco de yanquilandia, lo trajeron y lo sentaron ahí en el Ministerio de Economía”, expresó sobre Guzmán, quien, de acuerdo al criterio de Vallejos, debería haber sido destituido luego del resultado de las PASO por ser directo responsable de la situación económica del país, que repercutió en los resultados electorales.
Posteriormente y ante la trascendencia que tomaron sus dichos, Vallejos mostró su arrepentimiento en un mensaje en su cuenta de Twitter. La diputada por la provincia de Buenos Aires lamentó “haber agraviado a compañeros con mis palabras y hago públicas las disculpas del caso. Estoy segura que, en ámbitos privados, como humanos que somos, todos hemos tenido exabruptos en nuestras vidas, propios del fragor del momento, de los que hemos tenido que arrepentirnos”.