Jonas Gahr Støre, de 61 años, se convertirá en las próximas semanas en el primer ministro de Noruega luego de que en las elecciones del lunes el Partido Laborista que él lidera se impusiera como la fuerza más votada, poniendo así fin a ocho años de gobierno de los conservadores bajo el mandato de Erna Solberg.
El Partido Laborista, sector socialdemócrata, obtuvo 48 escaños, pero junto a sus aliados, la Izquierda Socialista y el Partido del Centro –un sector que defiende la descentralización y las políticas hacia los sectores agrarios y pesqueros del país– llegó a 89, logrando así la mayoría de bancas en el Storting, el órgano legislativo unicameral noruego, que tiene 169 representantes.
Tras la imposición de su partido, Gahr Støre dijo que realizará consultas con los líderes de otros sectores, intentando que se sumen a su gobierno el Partido Rojo, de tendencia comunista –que consiguieron ocho escaños–, como también los ecologistas, que sacaron tres. Gahr Støre, hijo de una familia que se enriqueció con la venta de una fábrica de estufas que perteneció a su abuelo, es licenciado en Ciencias Políticas y tiene una importante trayectoria política.
Si bien en la década de 1980 dio sus primeros pasos dentro del Partido Conservador, desde 1989 pasó a ser uno de los asesores de Gro Harlem Brundtland, una histórica dirigente laborista que gobernó Noruega durante tres períodos y posteriormente, entre 1998 y 2003, fue secretaria general de la Organización Mundial de la Salud. Bajo el influjo de Harlem Brundtland, Gahr Støre se acercó al laborismo.
Posteriormente, desde 2005, ejerció el cargo de ministro de Relaciones Exteriores durante el último gobierno socialdemócrata, que encabezó hasta 2013 Jens Stoltenberg, actual secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Stoltenberg era el líder del Partido Laborista, pero cuando fue electo para liderar la OTAN dejó en su lugar a Gahr Støre, quien además de su delfín político es su amigo personal.
“Noruega ha dejado claro que el pueblo quiere una sociedad más justa. Muchas gracias a todos los que han contribuido a esto y han votado por el cambio”, dijo Gahr Støre luego del triunfo de su partido. Durante la campaña electoral, que tuvo como principal eslogan “Ahora le toca el turno a la gente común”, los socialdemócratas, contraponiéndose a los conservadores, pusieron énfasis en reducir las desigualdades sociales en el país, que si bien es uno de los más igualitarios del mundo, de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, vio duplicarse la cantidad de multimillonarios durante el gobierno de los conservadores, que lideraron el país aliados a un sector de la extrema derecha.
Gahr Støre defendió la idea de un Estado más fuerte, además de prometer una nueva política ambiental del país, uno de los principales productores de hidrocarburos de Europa. En este sentido, el próximo primer ministro dijo que promoverá el apoyo a las nuevas industrias ecológicas, como la energía eólica, y la captura y almacenamiento bajo el océano de dióxido de carbono, según informó Euro News.
Tras su victoria en Noruega, los socialdemócratas ahora gobernarán en todos los países nórdicos, un triunfo inédito desde su apogeo en la posguerra. De acuerdo a lo que recordó la agencia AFP, hay que remontarse a 2001 para encontrar cuatro primeros ministros socialdemócratas de manera simultánea en Suecia, Finlandia, Dinamarca y Noruega. Y si se suma a esta lista Islandia, hay que ir a la década del 50 para ver gobiernos de centroizquierda en todos los países escandinavos.