Los talibanes anunciaron este martes en Kabul, la capital afgana, la composición de su nuevo gobierno.

Como era más que previsible, todos los cargos serán ocupados exclusivamente por hombres, y además la totalidad de los nominados pertenecen a las diferentes facciones que integran la organización fundamentalista islámica, a pesar de que en los días previos a los nombramientos se habló de que el gabinete tendría representación de otras fuerzas políticas del país.

Además, el nuevo gabinete está conformado casi en su totalidad por personas pertenecientes a la etnia pastún, que únicamente representa alrededor de 40% de la población afgana.

Paralelamente, según informó el diario inglés The Guardian, contra varios de los ministros designados pesan sanciones de la Organización de las Naciones Unidas, lo que posiblemente complicará el reconocimiento oficial del nuevo gobierno.

El primer ministro será el mulá Mohammad Hassan Akhund, uno de los miembros fundadores del grupo, cercano a su líder, el mulá Mohammed Omar, fallecido en 2013 en Pakistán.

Akhund es menos conocido a nivel internacional que otros altos líderes talibanes, pero como jefe del consejo de liderazgo de la organización, es uno de sus miembros más influyentes. Por su parte, el hijo del mulá Omar, el mulá Yaqoob, será ministro de Defensa, y el ministro del Interior será Sirajuddin Haqqani, quien está en la lista de personas buscadas por el FBI.

Los talibanes están asumiendo el gobierno en medio de una profunda crisis económica que azota al país, pero además tienen la presión interna de los oponentes políticos y un levantamiento armado en el valle de Panjshir que todavía no llegó a su fin.

Las presiones internas se pusieron de relieve con las protestas que se registraron este martes en Kabul, que, aunque inicialmente fueron pacíficas, terminaron con los talibanes disparando armas al aire, golpeando a manifestantes y periodistas y deteniendo a algunas personas.

Una protesta más pequeña en la ciudad de Herat, en el oeste del territorio afgano, terminó con dos muertos y al menos cuatro heridos, según informó el diario afgano Etilaatroz.

Con las reservas internas congeladas y el país dependiente durante mucho tiempo de la ayuda internacional, también existe una búsqueda desesperada de legitimidad internacional que permita que los fondos sigan fluyendo. Pero eso ahora parece poco probable, teniendo en cuenta la tendencia que tomaron los talibanes para conformar su gobierno y la escasa experiencia política que tienen muchos de los nominados en sus respectivas carteras.