En su discurso inaugural durante la VI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el sábado en México, el presidente Luis Lacalle Pou confrontó con los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua al afirmar que en esos países no hay una democracia plena y no se respetan los derechos humanos, entre otras cuestiones. En abril, el mandatario ya había protagonizado un enfrentamiento en una instancia diplomática con las autoridades venezolanas durante la XXVII Cumbre Iberoamericana, cuando pidió al presidente de la nación caribeña, Nicolás Maduro, que le “abra las puertas a la democracia”.

Lo sucedido en la cumbre internacional generó una defensa generalizada del presidente por parte de los partidos de la coalición de gobierno, y críticas desde el Frente Amplio (FA), que considera que el mandatario lleva adelante una política exterior “ideologizada” y “a la derecha”, por concentrar sus críticas en gobiernos definidos de izquierda.

“Uno de los elementos que impulsa y que es plataforma de la Celac es la democracia, y la democracia es el mejor sistema que tiene el individuo para ser libre. El estado más puro de una persona es la libertad, y por eso participar de este foro no significa ser complaciente. Con el respeto debido, cuando uno ve que en determinados países no hay una democracia plena, cuando no se respeta la separación de poderes, cuando desde el poder se usa el aparato represor para acallar las protestas, cuando se encarcelan opositores, cuando no se respetan los derechos humanos, nosotros con esta voz, tranquila pero firme, debemos decir con preocupación que vemos gravemente lo que ocurre en Cuba, en Nicaragua y en Venezuela”, dijo Lacalle Pou en su discurso del sábado.

La exposición recibió la respuesta de los aludidos: el presidente de Venezuela y el de Cuba, Miguel Díaz Canel, quienes asistieron al cónclave. Maduro, que habló inmediatamente después de Lacalle, le pidió que ponga “la fecha y el lugar para un debate” ya que “Venezuela está dispuesta a debatir sobre democracia, de libertades, de resistencia y revolución y de lo que haya que debatir, de neoliberalismo”.

Por su parte, Díaz Canel pidió la palabra para contestarle a su par uruguayo una vez terminada la ronda de intervenciones. “La mención a Cuba que hizo el presidente Lacalle denota su desconocimiento de la realidad. El coraje y la libertad del pueblo cubano se han demostrado durante seis décadas frente a la agresión y bloqueo de Estados Unidos, obstáculo fundamental para nuestro desarrollo, lo cual el presidente Lacalle no mencionó. Escuche usted a su pueblo que recogió más de 700.000 firmas contra la ley urgente que usted impuso”, dijo en referencia a la convocatoria del referéndum contra 135 artículos de la ley de urgente consideración (LUC).

“Un nuevo exabrupto”

Desde el FA se interpretó esta nueva intervención del presidente uruguayo cuestionando la situación en Venezuela, Cuba y Nicaragua como una mala señal en términos de política exterior, que desentona con la tradición del país. Para Daniel Caggiani, diputado del Movimiento de Participación Popular e integrante de la Comisión de Asuntos Internacionales de la cámara baja, se trata de “un nuevo exabrupto del presidente en una cumbre internacional” que “termina generando una confrontación innecesaria en un momento inoportuno”. En diálogo con la diaria, advirtió que, además, las afirmaciones de Lacalle podrían generar “una tirantez con el anfitrión, que es México; un país con el que Uruguay no tiene sólo relaciones diplomáticas sino también comerciales y uno de los pocos países con los que tiene un tratado de libre comercio por fuera del bloque regional”.

En opinión del legislador, este posicionamiento del mandatario demuestra “una visión ideológica, del pensamiento herrerista del presidente Lacalle y del partido que representa”, y va en contra “del funcionamiento histórico que ha tenido Uruguay de tratar de tener relaciones amistosas y buscar puntos de interés común más allá de los gobiernos”. En ese sentido, consideró que “el presidente confundió sus posicionamientos personales con el interés del país, que tiene que ser el bien supremo a tutelar”. Caggiani añadió que esto se debió a “la inexperiencia, la incapacidad y la falta de tino de un presidente al que no le queda cómodo estar en esos espacios internacionales, lo que se nota, y lamentablemente hace estos papelones que sin duda afectan a todo el país”.

En la misma línea, el magíster en Relaciones Internacionales e integrante de la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del FA Sebastián Hagobian (Asamblea Uruguay) opinó que lo acontecido el sábado “no es una novedad”, sino que “confirma la estrategia de política exterior que está articulando” el presidente uruguayo. “Es una estrategia que juega para un público electoral local y tiene un mensaje en el que se ubica como el vocero de determinados países de derecha, en el que busca embanderarse con la democracia y la libertad, quedar como un paladín de la justicia”, analizó, consultado por la diaria.

Hagobian expresó que, al hacer estos cuestionamientos, el mandatario entra en contradicción, porque “cuando habla de los problemas de la democracia en la región y los derechos humanos sólo habla de tres países: Nicaragua, Cuba y Venezuela”, mientras que “la realidad nos dice que la mayoría de los países donde se están violando los derechos humanos tienen gobiernos de derecha y que Lacalle Pou obviamente no los denuncia por sintonías ideológicas, lo cual también es una muy mala noticia para la política exterior de Uruguay”. Esto, a su entender, es una política exterior “plenamente ideologizada y a la derecha”.

Por otro lado, Hagobian señaló que el posicionamiento de Lacalle Pou sacó a Uruguay de un papel de “relevancia en el concierto latinoamericano, donde podía, por ejemplo, sentarse a hablar con [Juan] Guaidó y Maduro y buscar negociaciones” en el camino de búsqueda de acuerdos entre oposición y gobierno en Venezuela. “Lo que hace Lacalle Pou, en vez de ser parte de la solución, es ser parte del problema, alineándose a una parte radical de la derecha de la oposición venezolana, que quiere plantear que el gobierno no se presente a las elecciones”, observó el dirigente frenteamplista.

“Llamar las cosas por su nombre”

Desde el oficialismo el respaldo a lo enunciado por Lacalle Pou fue generalizado, y en las redes sociales se multiplicaron los mensajes de apoyo de parte de figuras de la coalición multicolor. El diputado colorado Ope Pasquet, delegado en la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de Diputados, dijo a la diaria que el jerarca “estuvo muy bien”, y comparó su posicionamiento con el que adoptaron los gobiernos del FA sobre la situación de Venezuela: “Ahora, las cosas cambiaron y el presidente habla con claridad de estos temas”, manifestó, y consideró que “el lenguaje y el tono utilizado por Lacalle Pou no fueron excesivos ni irrespetuosos” y que tampoco “se metió en cuestiones internas, como sí lo hizo Díaz Canel cuando le contestó hablando de los temas de la LUC”.

En tanto, el senador de Cabildo Abierto Raúl Lozano coincidió en que “está bien llamar las cosas por su nombre”. En diálogo con la diaria sostuvo que eso no implica que “quizá los cubanos o los venezolanos prefieran eso para sus países y creo que son libres de elegirlo, pero no se les puede llamar democracia”, y así como consideró que “el principio de no intervención y autonomía de los pueblos es un principio muy nuestro y que viene desde siempre”, eso “no quiere decir que no se pueda llamar a las cosas como son”. Por otro lado, Lozano reconoció que “hay otros países en los que también se violan los derechos humanos” y que no fueron incluidos en las denuncias de Lacalle Pou.